23 de Septiembre 2013.
Esdras E. Camacho
Las protestas ciudadanas que tanto inconforman a los “Terceros”, se dan por la afectación no de pequeños intereses, sino por la tirana forma que el gobierno en turno aplica políticas que favorecen a la clase alta, desaparece derechos laborales, elevan impuestos, comprometen los bienes nacionales y aun así prometen cárcel a los desestabilizadores, que organizan la resistencia ciudadana.
¿Por qué a la mayoría no le interesa?
Se nos ha dicho que no hay que protestar, aun cuando la constitución “garantiza” la libertad de expresión, en la práctica ese derecho no existe y si alguien se acuerda, recursos distractores son empleados para acallar con propaganda el efecto que pueda causar.
El sistema capitalista emplea métodos mediáticos para configurar esquemas sociales de gran atractivo, en el que todos soñamos que somos clase media feliz, se nos ha dado la promesa de felicidad a cambio de consumismo mediático, farandulero, insulso y fatuo.
Se vive tranquilo carente de conciencia, simples entes agrupados por una aparente comodidad; empleamos los recursos tecnológicos que a la vez que nos entretienen, nos controlan y nos aíslan, son los efectos paradójicos de estar sin estar y de conectarse sin compartir.
El argumento gubernamental de que querer transformar a este país para su desarrollo está trillado, pero como es pronunciado y repetido en formas creativas, aunado a emporios e industrias trasnacionales, cubren y maquillan una realidad. Difunden la filosofía: “Si estás bien, tienes para vivir siempre y cuando no dejes de existir”.
Los que hoy protestan han leído entre líneas las leyes promulgadas, han encontrado el vacío tramposo que se ha insertado en su lectura, el engaño no es la mentira, el engaño es en lo que se deja de decir. Y como la sociedad de hoy es la perfecta, si para una novela que superó la fantasía: “Un mundo feliz” de Aldous Huxley, en la que todos saben que su destino es servir según sus capacidades, y no deben protestar. Es más no quieren porque se les ha programado para carecer de sentimiento de rebelión.
La clase política
Son virreyes de una moderna sociedad feudal, presidentes municipales, delegados, encargados de despecho, regidores, diputados, senadores, gobernadores, son cómplices de un atropello a la economía nacional, a cada uno se les da su cargamento de privilegios y exenciones, para que aplaudan la iniciativa del gobierno federal y por ningún motivo se atrevan a cuestionar su efecto mucho menos a pedir el debate, si muestran irrespeto les tocaría entierro, destierro o encierro.
¿Y qué ocurre con los rebeldes?
Lo mismo que ha pasado en toda la historia de la humanidad.
Volverlos héroes y desvirtuar su lucha, descontextualizar sus ideas, total lo que importa es el fin utilitarista del poder económico.
Por estos días en México, tres grandes leyes reforman y comprometen derechos y garantías, y es ingenuo pensar que son para el bienestar de la mayoría. Avanza el poder, vence y aplaca, atemorizando, doblegando, reprimiendo y maniatando la libertad de pensar distinto.
¿Qué demonios quiere la mayoría, que no se decide a abrir los ojos?
Se ha engañado a los ciudadanos que son enanos mentales, son cobardes, se les ha repetido: el gobierno los protegerá, a cambio de su silencio.
La sociedad participativa
La sociedad participativa es un rompecabezas, organizarla cuesta esfuerzo, más cuando la propaganda emitida sesga el razonamiento de los pensantes.
Los valores humanos de generosidad y solidaridad son bien entendidos por los rebeldes, pero casi siempre mal aplicados, se criminaliza la diferencia, y se difunde la creencia de no dejarse contaminar por locos.
Y precisamente lo que busca es una premisa:
Que en este país mejor se viva mejor con la inclusión y el respeto a las diferencias, que se garantice la supervivencia de la mayoría, aprovechando los bienes nacionales y se mantengan las obligaciones constitucionales establecidas desde mucho tiempo ya.
Gobierno que no sabe escuchar su pueblo.
El tirano que a su vez es títere de la OCDE: la OCDE integrada por 30 países desarrollados cuyo objetivo es coordinar sus políticas económicas y sociales para integrar un libre mercado global. Tienen sus visiones contrarias a la existencia de un mundo mejor, más humano y autosustentable, su interés que es que todos dependan nada más de unos cuantos obviamente los más desarrollados, entre los que naturalmente no se encuentra México.
Gobernantes sin sentido común que no saben dialogar, no se permiten ponerse en el lugar del otro ni un instante, son a su vez carne de bocado para monstruos financieros de clase mundial, con estratosféricos intereses comerciales.
El papel que jugamos ante esto, es el de ser proveedores inagotables de trabajo y riquezas naturales, a cambio, ofrecen promesas incumplibles de bienestar.
Está en juego muchos factores de índole económico, que no alcanzamos a descubrir, por miedo, por estar a gusto siendo piezas mudas de un sistema que sabe lo que hace y lo que hará, lo hará porque debe de hacerse, porque no nos corresponde a nosotros intervenir en asuntos que son solamente de expertos.
#Ymientrastanto
Seguimos solos
Angustiosamente solos