23 febrero 2019
Angel Mario Ksheratto
Terrorismo inaceptable
Siempre hemos estado a favor de las manifestaciones sociales contestatarias. El derecho a la exigencia, sin embargo, está permanentemente unido a la responsabilidad de la acción respetuosa, principalmente, del resto de sectores sociales, a quienes, por ningún motivo y bajo ninguna circunstancia, se debe poner en riesgo, ni en sus bienes, ni sus libertades y menos su integridad física y estado emocional.
Los actos de barbarie cometidos por estudiantes o presuntos estudiantes de la tristemente célebre Normal Mactumactzá, no son travesuras estudiantiles, ni acciones aisladas; son, claramente, actos de sabotaje y terrorismo que de manera sistemática y por largo tiempo, han llevado a cabo para exigir condiciones inaceptables para el esquema educativo, de por sí, destartalado y sin una estructura idónea.
En respuesta a los abusos de un grupo minoritario, el gobierno del Estado, a través del encargado de la política interna, Ismael Brito Mazariegos, ha dicho que no tolerará ni un acto de esa naturaleza, más; la razón y el derecho, asisten a las autoridades que hasta ahora, se habían mostrado indiferentes ante la ola de violencia e intimidaciones, de quienes, pretendiendo ser maestros, se mueven a contracorriente de los principios y valores del magisterio honrado y trabajador.
Era preciso que el gobierno asumiera su responsabilidad con los chiapanecos; cinco millones 217 mil 908 ciudadanos y ciudadanas, no pueden estar secuestrados por 200 muchachos sin oficio ni beneficio. Las empresas, los comerciantes, los profesionistas, los estudiantes, las mujeres, los niños de éste estado, no deben estar bajo constante riesgo de ser agredidos por quienes, ni en las aulas ni a la hora del examen curricular, han demostrado aptitudes para pararse frente a un grupo de alumnos y enseñar principios de ética, civilidad y respeto.
A lo largo de dos sexenios, los susodichos, han logrado solo una cosa: el repudio generalizado, aún de muchos de sus mismos condiscípulos; salvo uno que otro mocho arrepentido, sigue creyendo que su lucha es justa y sus acciones, loables. Y puede ser que sí, pero ellos mismos la han aniquilado con actos deplorables y absolutistas que solo dañan a la población.
Debemos asumir que la nueva postura del gobierno doméstico, lleva la intención de detener a los causantes de la desestabilización social; es decir, que no quede solo en la “condena enérgica”, sino que alcance la enérgica acción, que ponga fin al terrorismo. No es una exageración llamar terrorismo a tales acciones.
El incendio premeditado del último autobús sobre dos principales arterias citadinas, reflejó el terror de cientos de automovilistas que se quedaron atrapados entre el intenso tráfico, las paredes del Puente sobre el Libramiento Norte y una gasolinera. Eso, no requiere solo un llamado de atención, ni una invitación al dialogo, ni una advertencia a gritos; urgen acciones contundentes, sin miramientos y sin remordimientos.
Se han dispuesto mesas de diálogo y se mantienen en la necedad de obtener lo imposible, lo ilegal. Si no atienden ni entienden el dialogo e incurren violencia extrema, deben ser castigados. Nadie puede estar por encima de la ley. Nadie.
Transitorio
Las universidades públicas de Chiapas, inmersas en malos manejos, corrupción y administraciones pésimas. Quien por unos minutos fue considerado la mejor opción para manejar los destinos de la máxima casa de estudios local, Carlos Natarén Nandayapa, resultó todo un majadero con los pensionados y jubilados; se niega a pagar finiquitos y a devolverles los impuestos retenidos.
En la UNICACH, el rector, Rodolfo Calvo Fonseca, se ve nuevamente envuelto en otro escándalo de corrupción, tras conocerse que él, está detrás de un millonario desvío de recursos por parte de la lideresa del sindicato de esa institución. Lo desviado, ha servido para frivolidades excéntricas, que nada tienen que ver con los objetivos de la universidad.
El primero, fue claramente impuesto por el exgobernador Manuel Velasco Coello; el segundo, también; ambos, no han demostrado si no, capacidad para no hacer nada. Opacos, ineficaces, cerrados, intolerantes. El retroceso en ambas universidades, es muy claro. Y preocupante.
¿Cómo decir que tenemos alto nivel académico con rectores de escasa calidad moral? ¿Qué excelencia artística y científica podría haber en la UNICACH con un rector que no sabe escribir? El montón de libros que dice haber escrito, se los escriben otros. En fin, vamos de mal en peor.