28 mayo 2019
Angel Mario Ksheratto
Las instituciones humilladas
Por supuesto que nadie en su sano juicio querría que —en defensa del honor, el uniforme y las insignias, pero más de su vida— los soldados retenidos por un grupo de “pobladores” de La Huacana, Michoacán, hubiesen accionado sus armas contra una turba que no solo los humilló, sino que además, exigió la devolución de un arsenal de armas incautado por el ejército a un grupo criminal, días atrás.
Históricamente, el ejército mexicano ha sido una institución que gozaba del más alto respeto por parte de la sociedad, independientemente de actos que constituyeron violaciones a los derechos humanos y que en su momento, fueron ampliamente repudiados por todos.
Que soldados de un país sean sometidos por civiles, es degradante tanto para éstos, como para la institución, pero más, para el Comandante en Jefe, cuya autoridad moral se desmorona y por ende, arriesga la ética, los principios y valores de un ejército que, con todo y sus yerros, ha sido bastión importante para la estabilidad social, la fortaleza del Estado y la defensa de la soberanía.
Entendible es la prudencia, pero inaceptable la pasividad gubernamental frente a hechos que reflejan la debilitación premeditada de las instituciones, derivada de medidas populistas que riñen con la obligación constitucional de garantizar el estado de derecho y la sujeción de los ciudadanos a las leyes del país.
Las imágenes de los soldados siendo desarmados y obligados a comunicarse con sus superiores para plantear exigencias ilegales, es el reflejo del empoderamiento de grupos que han atendido puntualmente, ordenanzas que vulneran las facultades y atribuciones institucionales y ponen sobre la mesa, la discusión sobre la irresponsabilidad discursiva.
Solo en una guerra franca, se toman prisioneros; si se ha declarado “el fin de la guerra contra el narcotráfico”, los acontecimientos últimos, nos indican que todo ha sido un lindo sueño.
El respeto a las instituciones, debe reconstituirse. Paradojicamente, sin un ejército respetable y respetado, no existe posibilidad de garantizar el retorno a la paz y la seguridad. Y eso solo se logra, si el alto mando, es decir, el Comandante en Jefe, pone orden en el país, modera sus decisiones y discursos, y se replantea sus estrategias para conducir a las instituciones al imaginario paraíso de la Cuarta Transformación. No hay que olvidar que, contrario a otros ejércitos en América Latina, el mexicano es el primero que acude a ayudar en los desastres naturales.
Debo insistir en que no se está llamando a nadie a cometer matanzas, ni excesos, ni abusos, ni violaciones a los derechos humanos. El llamado es a ser respetuosos con todos. A apegarse a lo que establece la Constitución y las leyes secundarias. El llamado es a no comprometer a ninguna institución, ni arrastrarla al desprestigio, ni a la deshonra, ni a la humillación.
Se está a tiempo de rescatar verdaderos valores y principios que, bien o mal, han servido para tener un país más o menos democrático, más o menos plural, más o menos estable, más o menos…
Transitorio
“Con nombres no me meto”. La evasiva fue en respuesta a la pregunta si se tenía contemplado un puesto en el gabinete de la 4T, para el doblemente defenestrado exgobernador Manuel Velasco Coello. El presidente de la república, zanjó así un tema que, por sus gesticulaciones, le es engorroso. Y no por el personaje en sí, sino porque sabe que Velasco Coello, no tiene defensa alguna.
El mismo AMLO, amenazó con demandarle por mal uso de recursos públicos (“Manuel Velasco cometió un fraude monstruoso”, dijo entonces) en tiempos en que no le había adoptado como hijo amado. Juró, además, que no sería su alcahuete. Ahora calla y evita nombrarlo… y deja abierta la posibilidad de que, en un descuido, hasta lo nombra su sucesor en la presidencia del país.
Velasco Coello, dejó en absoluta bancarrota a Chiapas; recursos públicos fueron utilizados para frivolidades y construcciones suntuosas que solo benefician a él y su familia. Eso lo sabe el presidente, pero calla y sí, sí se convirtió en su alcahuete.
Todos nos preguntamos: ¿De dónde tiene agarrado MVC a AMLO, para que le otorgue tal impunidad?