11 junio 2019
Angel Mario Ksheratto
Negocios secretos
Quienes defienden la paupérrima “victoria” de México frente al muy bien aleccionado equipo negociador del presidente estadounidense, argumentan que la urgencia de acudir a Washington, se basa en el hecho que el 80 por ciento del comercio del país, se da con Estados Unidos. También defienden los enjutos resultados y niegan que la soberanía nacional, se haya puesto en riesgo.
Tales argumentaciones pudieran ser válidas, si de entrada, la Cancillería y el resto de funcionarios componentes de la comisión negociadora, ampliaran y esclarecieran aspectos fundamentales que permanecen ocultos y que, tarde o temprano, podrían detonar una crisis mayor en ambos lados de la frontera.
La información hasta ahora proporcionada, es insuficiente para entender no solo los términos de los acuerdos, sino los alcances reales que se esperan, para cumplir con un capricho electoral de Donald Trump, que, por cierto, ha vuelto a amenazar con imponer aranceles si el Legislativo mexicano no cumple con sus expectativas personales y lo que es grave: que más temprano que tarde, dará a conocer acuerdos secretos entre las dos delegaciones.
Cierto es que Trump, no es hombre de palabra; sus mismos correligionarios desconfían de él. Es además, un mentiroso patológico. Pero lo que calle o suelte en cuanto tenga la oportunidad, será catastrófico para México, lo que obliga a las autoridades locales, a adelantarse, para desactivar el daño que la bocota presidencial estadounidense, pueda causar.
Es posible que los acuerdos sean buenos. Pero resultan malos a los ojos del mexicano común y corriente, que está asistiendo al mismo hermetismo de gobiernos pasados, a la opacidad y al ocultamiento de verdades que por lo mismo, se han constituido en mentiras que afectan duramente a quienes las emiten.
De hecho, la retórica gubernamental se desmiente a sí misma. Mientras el Canciller Marcelo Ebrard asegura que se han separado los temas económico y migratorio, EE.UU., insiste en que mientras México no aplique criterios sofocantes para disminuir, controlar y combatir la migración, la amenaza arancelaria seguirá en pie.
La respuesta mexicana ha sido tibia e incluso, de sumisión absoluta, obediencia ciega y entreguismo irremediable. ¿Qué va a pasar con los miles de migrantes que lleguen a territorio mexicano? El acuerdo es que deben permanecer en México. Su estancia, manutención, tramitación de documentos para obtener el estatus de asilados, empleo, casa, etc., etc., correrá a cargo del erario mexicano.
Si las estimaciones de USA giran en torno a la posibilidad que para finales de éste año, un millón 600 mil migrantes intenten ingresar a ese país, debemos considerar que esa misma cantidad, se quedará en territorio nacional. ¡Vaya negociación!
Si Trump hubiese cumplido con su amenaza de los aranceles, dice el gobierno mexicano, se habría perdido un millón de empleos. Preguntémonos ahora: ¿de dónde van a sacar un millón y medio de puestos laborales para los migrantes? De por sí, tenemos un déficit laboral de grandes proporciones.
Pero lo sumamente grave, viene todavía: Marcelo Ebrard ha dicho que una primera evaluación del acuerdo alcanzado, será en 45 días. Si el plan mexicano fracasa, se buscarán otras alternativas, elementalmente con la propuesta estadounidense y que el Congreso de la Unión, deberá avalar. Hoy mismo, Trump amenazó con que si los legisladores mexicanos no aprueban el T-MEC y el acuerdo migratorio (en 90 días), aplicará los aranceles por lo pronto suspendidos.
Es decir, el Poder Legislativo mexicano, como rehén del presidente de Estados Unidos. Nunca antes, un gobernante extranjero había pretendido erigirse en el Gran Legislador de México. ¿Y así dicen que no se ha puesto en riesgo la soberanía nacional?
Transitorio
Hace unos meses, en medio de la crisis migratoria, la secretaria de Gobernación dejó entrever que se recorrería la frontera al cuello geográfico que representa el Istmo de Tehuantepec. En virtud que gran parte del acuerdo último establece que México debe contener y entretener a los migrantes, no dudemos que Chiapas, se convertirá en el “santuario” que Estados Unidos ha condenado una y otra vez.
Por otro lado, debemos estar atentos puesto que la llegada de miles de miembros de la Guardia Nacional, significará atropellos y violaciones a los derechos humanos, no solo de los migrantes, sino de los chiapanecos. Triste futuro nos espera.