21 Septiembre 2015
AMLO: obstáculos y deslealtades en Chiapas.
Víctor M. Cruz Roque
vmcruzroque@hotmail.com
La deslealtad es la forma gregaria y la carta de presentación más recurrente de la traición. Eso le sucede a AMLO en Chiapas, y los personeros de tan descalificada actitud carente de compromiso democrático para con el líder, se llaman Pío López Obrador y Marcelo Toledo Cruz.
Se dice en susurros, se reafirma y se constituye en secreto a voces, pero nadie se atreve a expresárselo al dirigente indiscutible del Movimiento de Regeneración Nacional, la única tendencia político-partidista que se ha convertido en alternativa para amplios sectores sociales del país, de abrumadora mayoría.
Esto es en palabras llanas: que el obstáculo principal por el cual las fuerzas progresistas de izquierda que interactúan en Chiapas no logran consolidarse, tienen nombres y apellidos: con índice de fuego se señala al hermano de Andrés Manuel y a su testaferro-cómplice Toledo Cruz, quienes han creado una especie de cofradía y usufructúan en su favor la fuerza emergente que posee todo lo que representa el dos veces candidato presidencial, aquí.
No es una afirmación temeraria la aquí expuesta. Es la percepción generalizada que poseen los militantes y simpatizantes de AMLO, que en Chiapas no logran convertirse en real alternativa, precisamente porque su consanguíneo y el otro, han cerrado las puertas y han creado candados para que en acción patrimonialista, todo lo que se asome a la causa del político tabasqueño, encuentre hermetismo y sentido de pertenencia personal.
PIO-TOLEDO: LA COMPLICIDAD.
Se conocieron en los círculos académicos del Colegio de Bachilleres de Chiapas, cuando Pio se desempeñaba como director del plantel 07 de ese subsistema educativo con sede en Palenque, y Marcelo era catedrático de uno similar en Tuxtla Gutiérrez. El primero sociólogo por la UNAM y el segundo, Contador Púbico por la UNACH. Corrían los primeros años de la década de los 90s.
Posteriormente, de 1997 al 2000, cuando López Obrador remedo se desempeñó como director General del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Chiapas (CECyTECH) se afianzó la complicidad para efectos de sumarse a la fundación del PRD en 1989, tiempos que para entonces, empezaron a cosechar la creciente presencia de AMLO pero con fines personalísimos.
A finales del 2002 y principios del 2003, cunando se crean los Comités Ciudadanos en apoyo a la primer candidatura presidencial de AMLO, Pio se erige en portador del apellido de su hermano y ya en el 2006, se incrusta y abusa de la buena fe de su pariente, auto-designándose como coordinador de campaña de la Coalición “Por el Bien de Todos” en el estado de Chiapas. Esas mismas mañas las replicó en el 2012, y siempre tuvo a su diestra a Marcelo Toledo Cruz, su operador estrella, de eficiente servilismo.
Por eso llegado el momento de nombrar de facto al promotor y organizados de los Comités Ciudadanos que sirvieron de base para crear a MORENA ya con proyección a partido político y toando como plataforma el Movimiento en Defensa de la Economía Popular, del Petróleo y la Soberanía Nacional, Pio se encargó de engatusar a su hermano y logró convencerlo de que la mejor opción para encabezar el neo partido era precisamente Marcelo Toledo Cruz, mientras que él se quedaba con el nombramiento de “comisionado nacional”.
LLUEVEN LAS SOSPECHAS.
Se entiende que Andrés Manuel, ávido y necesitado de apoyos, sumas y multiplicaciones, sobre todo si éstas provienen de quien posee su mismo ADN y consanguineidad, nunca había dudado de a lealtad de Pio y su secuaz, pero poco a poco las evidencias se fueron presentando y todo indica que a Pío se le han dado las gracias por sus servicios. Ya no aparece en los eventos; ya no se le ve por ningún lado, y hay voces que aseguran que se le ordenó terminantemente dejar de inmiscuirse en los asuntos organizacionales de MORENA en Chiapas. Desapareció, y no dijo ni pio.
Cierto: el Movimiento de Regeneración Nacional se ha convertido en una fuerza de considerable presencia en el estado, pero esto se debe al impulso, al “arrastre” popular y al polo atrayente que posee AMLO. Y es aquí donde lamentablemente el principal obstáculo que enfrenta es precisamente el que porta sus mismos apellidos—por cuestiones genealógicas, claro—y especialmente el tal Marcelo Toledo Cruz, quien no es más que un impostor híbrido de ideología, carente de representatividad y energías para hacer centrifugar en torno a AMLO todo lo que se pudiese lograr si él estuviese fuera de los espacios de dirección de MORENA.
Y es que a Marcelo Toledo Cruz se le ve siempre tibio, temeroso y opacado a la hora de defender los intereses del partido político que representa. Incluso se afirma que ya ha sido cooptado y él se ha entregado gustoso a los círculos de poder en el estado, por supuesto, a cambio de jugosas ganancias.
Eso explica también porque se mantiene silente y omiso ante reclamos de la militancia, como en el caso de Tapachula con el ex candidato a la alcaldía Oscar Gurría Penagos, fenómeno similar en Tuxtla Gutiérrez con la diputación local plurinominal, así como en el distrito electoral federal 1 con cabecera en Palenque, entre otros que ilustran el servilismo y la sumisión de quien ostenta la dirigencia estatal, es decir Marcelo Toledo Cruz.
URGE CAMBIAR DIRECTRIZ.
A todo esto es necesario decir que AMLO debe asumir la parte de corresponsabilidad que le corresponde, y en lenguaje puntual debemos afirmar que ha sobreprotegido a su hermano y le ha dado todo el poder de decisión para que Pio haga y deshaga a su libre albedrío todo lo concerniente a MORENA en Chiapas.
El cambio de Marcelo Toledo Cruz en la dirigencia estatal del Movimiento de Regeneración en Chiapas se constituye en un imperativo porque su estadía ya huele a cacicazgo, a retroceso en vez de avance y porque además existen elementos para asegurar que ha convertido la representación que ostenta en una moneda de negociación espuria, en moneda de cambio por prebendas.
De persistir Toledo Cruz ahí, López Obrador no avanzará más en Chiapas y MORENA seguirá la misma ruta de estancamiento. Pío López Obrador y el otro deben ya hacerse a un lado, es lo mejor para el movimiento y para el propio Andrés Manuel, quien recientemente declaró a pregunta expresa de que–¿Cómo prevenir o evitar que haya traidores en MORENA?
“–Es difícil. Hay que imprimir principios, ideales, que se luche por convicción y no por conveniencia, pero en todos los procesos de transformación siempre hay traidores. Ya estoy curtido en traiciones, nos han traicionado mucho. Puse el ejemplo del gobierno de la ciudad de México y cómo nos traicionó el gobierno de Tabasco, pero no por eso vamos a dejar de luchar”, declaró en forma contundente.
Y el buen hermano por su familia empieza: hay que barrer a Pío y a Toledo, hay que quitarles privilegios, hay que democratizar la dirigencia estatal de MORENA en Chiapas. Ese es el imperativo.
APUNTES.
Origen es destino, dice la siempre acertada sabiduría popular, y es cierto. Resulta que en medio de las tempestades y de las definiciones sobre cómo recuperar los espacios que el PRD ha perdido entre la sociedad, en el pleno del XIV Congreso Nacional de este partido se tomó una decisión absurda: que en el 2016, el PRD podría ir en alianzas “casuísticas” con el PAN en las entidades federativas que realizarán procesos electorales.
Esto se encuentra implícito en el documento titulado Línea Política del PRD, y se abre la posibilidad de transitar junto a su contraparte del espectro ideológico y político. Absurdo y suicida el acuerdo referido.
Y sí, tal determinación fue impulsada y avalado por ¡Los Chuchos!, el clan que dice pretender refundar y revigorizar al partido del Sol Azteca, en momentos en que acusa el peor periodo de su existencia, con un mal endémico que se llama extravío de principios y convicciones.
No aprenden los señores chuchistas y siguen la misma ruta, van camino a su auto defenestración, a su extinción total. Que no les quede dudas.
Es todo, gracias.
Sígame en Twitter: @victormanuelcru