05 Febrero 2014
ALBERTO CARBOT
+ LOS VALORES ESTÁN TRASTOCADOS; TAMAYO ARIAS, VILLANO EN EU, HÉROE EN MÉXICO
+ MILITARES INVOLUCRADOS EN LA “GUERRA SUCIA” PODRÁN SER JUZGADOS EN TRIBUNALES CIVILES
Algo raro pasa en una sociedad que le gusta exaltar a los villanos, que admira a los Caballeros Templarios, que en los corridos le canta al Chapo Guzmán y que justiprecia demasiado la temeridad de los delincuentes, la audacia de los ladrones o la supuesta valentía de los capos de las drogas.
Un ejemplo de que nuestra tabla de valores está totalmente de cabeza -lo que quizá explique por qué la cultura de las drogas está tan extendida y la violencia campea por toda la geografía nacional-, es el recibimiento que le dieron a los restos de Edgar Tamayo Arias, el mexicano condenado a muerte y ejecutado hace 12 días por matar al policía texano, Guy P. Gaddis.
Como si fuese un hijo pródigo, Tamayo regresó dentro de un féretro a Miacatlán, 28 años después de que salió de este municipio. Un total de 2 décadas de esos largos años, los pasó encerrado por este asesinato.
Apenas arribaron sus despojos al aeropuerto de la ciudad de México, su féretro fue escoltado por la Policía Federal a su pueblo de Miacatlán, Morelos, y a su llegada se le dio una recepción de héroe, como si en vez de matar a un policía en Estados Unidos, hubiese salvado la vida de algunas personas.
Entre aplausos y arengas -reseñan las crónicas periodísticas-, fue recibido por los pobladores y luego despedido por miles de personas en el panteón municipal. Sergio Arias Carreño, alcalde de Miacatlán -quien por cierto era primo del difunto-, pronunció un “emotivo” mensaje, como siempre hacen los políticos para sacar raja del momento.
El edil dijo que “la causa de Tamayo Arias unió a los habitantes del pueblo y fomentó la solidaridad de muchos mexicanos que a través de sus manifestaciones, oraciones y protestas, permitieron darle al morelense 3 horas más de vida el pasado 22 de enero”, fecha en que fue ejecutado en la cárcel de Hountstville, Texas.
Su defensa sostiene que su sentencia estuvo precedida de “serias inconsistencias e irregularidades legales” y que nunca se pudo comprobar que el condenado hubiese disparado los tiros que asesinaron al agente de la policía.
“La injusticia estadounidense lo hizo un mártir y un héroe mexicano”, dijo Taurino Castrejón Salgado, dirigente de la Unión de Campesinos y Emigrantes Mexicanos. En realidad, el propio Tamayo admitió que no era un ángel, pero para sus defensores existen algunas dudas sobre su culpabilidad.
Al parecer, el 31 de enero de 1994, Tamayo y Jesús Mendoza -un compañero de parranda-, fueron detenidos, esposados y encerrados en una patrulla, luego de asistir a una fiesta y supuestamente asaltar a una persona. De acuerdo a la policía, Tamayo traía consigo un arma y con ella disparó al policía.
Algunas dudas subsisten, debido a que supuestamente el arma homicida no tenía sus huellas y sólo se hallaron restos de sangre del agente en sus ropas. Los abogados que lo defendieron señalan que se le condenó con base en “evidencias circunstanciales!
El gobierno mexicano argumenta que no fue sometido al “debido proceso” porque no se notificó de su detención al consulado, como lo recomienda la Convención de Viena. Sin embargo, todos las circunstancias que moldearon su caso no significan que un convicto por homicidio, sea ungido a nivel de héroe y ni siquiera que sea inocente.
Pero en México se le dio un trato de víctima de la injusticia estadounidense, como si se tratara de una versión de Sacco y Vanzetti, los 2 humildes inmigrantes italianos electrocutados el 23 de agosto de 1927 en Massachusetts, por el presunto robo a mano armada y asesinato de dos personas en 1920 en South Braintree.
Se dice que tanto el fiscal que los acusó y el Juez Webster Thayer que los condenó, se vieron guiados por “sentimientos antiitalianos, antiinmigrantes y antianarquistas”.
Las ejecuciones de Sacco y Vanzetti generaron protestas masivas en Nueva York, Londres, Ámsterdam y Tokio, huelgas a través de Sudamérica y disturbios en París, Ginebra, Alemania y Johannesburgo. Sobre ellos se han escrito canciones, obras de teatro, libros y argumentos cinematográficos, pero siempre se les consideró inocentes. En el caso de Tamayo, ni siquiera está comprobado que haya sido un hombre íntegro y él mismo no se proclamó inocente.
Es cierto que la mayoría de los mexicanos tenemos una aversión a la pena de muerte, que de hecho no existe en México, excepto en el ámbito militar por traición a la Patria. Sus padres, Héctor Tamayo e Isabel Aria -sus hermanos, otros familiares, así centenares de sus paisanos-, tienen derecho a mostrar pena por su suerte, pero de ninguna manera pueden tratar de convertirlo en paladín o santo.
HASTA EL OBISPO DE CUERNAVACA CRITICÓ A QUIENES NO LE CONMUTARON LA PENA DE MUERTE
Sin embargo, en este país al revés, se le dio un trato como tal, cuando hasta su cuerpo fue llevado a la iglesia del pueblo para una misa de cuerpo presente.
Hasta el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro, quizá hambriento de reflectores, no dejó pasar la oportunidad de presidir el acto litúrgico de los funerales.
“Édgar ya está en buenas manos, lejos de la injusticia y maldad de los hombres”, afirmó el prelado durante la misa en la Iglesia de Santo Tomás, donde reprochó la falta de humanidad del gobernador del estado de Texas Rick Perry, que rechazó todos los pedidos de clemencia o de conmutar la pena por cadena perpetua.
Inclusive, asumiéndose como un verdadero justiciero, el obispo mexicano dijo que Tamayo “era inocente”,
Al salir de la iglesia, señalan las crónicas periodísticas, el compositor Teodoro Bello, amigo de la familia, entonó a capela la canción “Inyección Letal”, que interpreta el grupo “Los Tigres del Norte”.
El espectáculo no terminó, pues antes de ser enterrado, el ataúd de Tamayo Arias fue llevado al rodeo local, pues “era una persona que había destacado como jinete”. Tras su vuelta por la arena, bajo los acordes de la música de banda, sus restos fueron depositados a las 18.45 horas, mientras se entonaba la melodía “Amor Eterno”.
El caso de Tamayo es digno de reflexión, porque los mexicanos solemos relativizar -es decir, minimizar-, las acciones perversas de las personas. Se suele afirmar que los ladrones actúan porque no tienen salida a su desesperada situación, debido a que nadie, ni el gobierno, les otorga oportunidades de trabajo.
Se dice igualmente que algunos capos de las drogas son “guapos”, “inteligentes”, “audaces” y que son también genios de las finanzas. Al Chapo Guzmán no pocas veces se le tilda de “poderoso, hábil y sagaz”.
A los vecinos ricos que trabajan en el gobierno se les suele admirar porque son personas “muy bien conectadas”, con amistades poderosas, que han tenido la gran habilidad de colocarse en posiciones de privilegio.
Se olvida, empero, que muchos han logrado llegar a la cima gracias a que eluden las normas legales, abusan de otras personas, son corruptos, actúan a sangre fría y no se tientan el corazón para hundir a otros, con tal de escalar hasta los niveles más altos.
A los verdaderos héroes, las personas honradas, las que cumplen la ley, las que no se pasan los altos y observan todas las disposiciones jurídicas, se les suele considerar timoratas, tontas o carentes de carácter.
Desgraciadamente, en este país que poco a poco continúa despedazándose, esa es la tabla axiológica con la que se suele juzgar a los demás. En este México al revés, se coloca en pedestales a dioses con pies de barro; a los ladrones, corruptos o descerebrados se les protege, imita o se les dan cargos como legisladores o funcionarios de la administración pública y a los capos de las mafias o asesinos a sangre fría se les componen canciones, se les publicita en los medios y se les da tratamiento de héroes. Por eso estamos como estamos.
GRANOS DE CAFÉ
El Senado de la República aprobó por unanimidad, que los militares involucrados en la llamada “guerra sucia”, sean llevados a juicio ante autoridades civiles, al ser eliminada la reserva a la Convención Interamericana sobre desaparición forzada de personas.
La noticia, surgió precisamente del pleno de la cámara alta, aunque no precisa explícitamente que se entiende por “guerra sucia” o a qué capítulo de la historia nacional se refiere, aunque algunos sectores de la sociedad consideran que la “guerra sucia” se refiere a la participación de elementos de la policía y el ejército mexicano contra los cabecillas de la manifestaciones estudiantiles del 2 de Octubre de 1968 y del 10 de junio de 1971 y la lucha contra los integrantes de Liga 23 de Septiembre y otros hechos en los que se ha tratado de involucrar a la milicia mexicana.
El Senado aprobó el retiro de la reserva formulada por el gobierno mexicano a la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas, la cual reconocía el fuero de guerra y consideraba que éste no constituía una jurisdicción especial.
En el dictamen, aprobado por 93 votos, se explica que la Convención establece en sus disposiciones la obligación de tipificar y perseguir a los perpetradores de la desaparición forzada de personas.
Además excluye las jurisdicciones “militares” o “especiales”, por lo que los responsables de ese ilícito “sólo podrán ser juzgados en las jurisdicciones de derecho común competentes de cada estado”.
Es por ello que los senadores consideraron que el retiro de la reserva al artículo IX de este instrumento internacional “refrenda el compromiso de nuestro país con la protección de los derechos humanos, en este caso, al combate de actos injustos como la desaparición forzada de personas”.
No obstante, la decisión del Senado -por aquello de que la justicia debe ser pareja para todos-, no se refiere al hecho de que si también habrán de investigarse las ejecuciones y desapariciones ordenadas por los cabecillas de los grupos “insurgentes” contra sus propios compañeros.
Por ahí, incluso dentro del propio Congreso, existen algunos dirigentes muy vinculados con los grupos insurgentes o guerrillas mexicanas que obviamente no quieren tocar esa arista…Sus comentarios envíelos vía internet a la dirección gentesur@hotmail.com.