03 Junio 2014
ALBERTO CARBOT
JUAN CARLOS, EL HOMBRE QUE QUISO SER REY, ABDICA POR LA CRISIS Y SU PROPIO DESCRÉDITO PERSONAL
NO HAY EXCUSA QUE JUSTIFIQUE LAS NEFASTAS ACCIONES DE GRUPOS INDÍGENAS QUE COMERCIALIZAN EL APOYO FEDERAL DE LA CRUZADA CONTRA EL HAMBRE
A casi todo el mundo le tomó por sorpresa la repentina decisión del rey Juan Carlos I de España de abdicar a favor de su hijo Felipe, príncipe de Asturias. Incluso ni la prensa española tuvo la menor intuición sobre este hecho, pues basta con revisar los diarios editados en la península ibérica, para darse cuenta de que el tema no se mencionaba ni siquiera en las páginas de sociales.
El presidente del gobierno español Mariano Rajoy informó que el monarca le comunicó su convencimiento de que este es el mejor momento para que se produzca con toda normalidad el cambio en la jefatura del Estado y la transmisión de la corona al príncipe de Asturias.
El rey de España llegó al trono el 22 de noviembre de 1975. Su hijo, Felipe de Borbón, hoy de 46 años, se convirtió en príncipe de Asturias, título del heredero de la corona española, en enero de 1977.
El jefe de gobierno recordó el papel del Rey en la transición democrática. Ha sido un defensor infatigable de los intereses de España y deja una impagable deuda de gratitud a todos los españoles, afirmó Rajoy en su comparecencia en el Palacio de la Moncloa, sede del Ejecutivo.
Aunque quizá no signifique gran cosa para México y quién sabe si tampoco para España este acontecimiento; en realidad la monarquía española desde hace mucho suscita una enorme curiosidad en los medios informativos, no sólo por la cercanía de ese país con el nuestro, sino porque la nobleza de esa nación ha jugado un papel mucho más intenso y decisivo en la vida política que otras cabezas coronadas europeas.
Por eso se justifica que el gobierno mexicano haya emitido un comunicado en el que reconoció la contribución histórica del rey Juan Carlos I de Borbón al restablecimiento de la democracia en España y su aportación a reforzar las relaciones con este país.
En el mensaje oficial, la Cancillería estimó que el monarca hizo “una enorme aportación a los vínculos de amistad y cooperación que caracterizan la relación bilateral”.
En el curso de su reinado, el rey Juan Carlos visitó varias veces México, Cinco de ellas en calidad de visita de Estado, en 1978, 1990, 1993, 1997 y 2002, puntualizó Relaciones Exteriores.
También evocó su visita en México en 1991 para participar en la Primera Cumbre Iberoamericana de Guadalajara, Jalisco, durante el gobierno del presidente Carlos Salinas.
Luego de que se conoció la decisión oficial del Rey de abdicar al trono en favor de su hijo, el gobierno mexicano hizo notar “el papel y la importancia de la figura de Juan Carlos I de Borbón en lo referente a las relaciones entre su país y América Latina”.
Ha sido una figura emblemática en esa destacada labor, sobre todo en el fortalecimiento y consolidación de las cumbres iberoamericanas, expuso.
Tanto era su protagonismo en estos encuentros que muchos lectores quizá todavía recuerden aquel episodio ocurrido en noviembre del 2007, en el cual Juan Carlos reprendió al polémico presidente venezolano Hugo Chávez y le dijo “por qué no te callas”, desesperado por su incontinencia verbal.
El entonces presidente Felipe Calderón y el presidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, entre otros, se quedaron atónitos al ver la manera en que Juan Carlos I se desesperaba frente a Chávez.
Lamentablemente, el Rey español hace mutis (cuyo significado real es retirarse del escenario y no quedarse callado, como a veces coloquialmente se interpreta) en los peores momentos, cuando su popularidad se encuentra por los suelos.
LA IMAGEN DEL REY ESPAÑOL EN EL NIVEL MÁS BAJO DESDE QUE FUE UNGIDO COMO MONARCA
El más reciente sondeo realizado por Centro de Investigaciones Sociológicas de España, divulgado en abril, arrojó que el Rey contaba con una calificación de 3.72 sobre 10, mientras que hasta 2004 la Monarquía era la institución mejor valorada en España.
Por comparación, en 1995 su calificación era de 7.4 y fue cayendo a 6.7 en 1998, 5.35 en 2010 y en los últimos meses se situó por debajo del 5.
Otra encuesta publicada en enero de este año, por el periódico El Mundo, reveló que el apoyo al Rey se encontraba en un 41.3 por ciento por parte de los ciudadanos y el 62 por ciento pedían su abdicación.
La causa de este descrédito no es un asunto misterioso. Sin duda lo golpeó el escándalo de corrupción que salpicó a su hija Cristina, amenazándola con perder sus canonjías, luego que en 2011 su yerno, Iñaki Urdangarin, fue acusado de delitos fiscales y de lavado de dinero.
En abril de 2012, vino otro golpe a su acicalado prestigio, cuando se dio a conocer que el Rey viajó a Botswana, en África, para cazar elefantes. El viaje costó unos 65 mil dólares, una cantidad considerada estratosférica por los españoles pobres, que soportan una de las peores crisis económicas desde 2007.
La noticia podría haberse manejado con sigilo y salir a la luz sólo muchos años después, pero se hizo pública debido a que el Rey se fracturó la cadera en ese viaje, y Juan Carlos, que hasta entonces era todo un dechado de virtudes, se volvió el peor de los villanos.
Inclusive, el hecho de aparecer en las fotografías de su viaje a África al lado de la princesa alemana, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, con quien se dijo sostenía una relación extramarital, cayó como duchazo de agua helada entre los ciudadanos ibéricos.
Qué diferencia con los años en los que fue recibido como Rey a la muerte del dictador Francisco Franco.
Inclusive, siendo un niño de apenas 10 años, en noviembre de 1948, cuando regresó a España procedente de Estoril, Portugal -donde su familia estaba exiliada, para educarse en el país donde algún día reinaría-, fue recibido como un héroe.
“Juanito” era llamado por el populacho español, que lo veía como un hombre guapo, aunque no lo consideraba una luminaria ni mucho menos, y por alguna razón Francisco Franco lo eligió para que continuara su dictadura, pero sus planes no salieron como él quería.
Juan Carlos I de Borbón fue proclamado Rey en 1975, a la muerte de Franco, pero muchos españoles no le perdonan que haya sido elegido por el dictador y no por los ciudadanos.
Pero se los echó en la bolsa luego de que jugó un papel impecable y valiente en la transición, cuando -durante el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, encabezado por Antonio Tejero Molina, teniente coronel de la Guardia Civil y orquestado por un grupo de guardias civiles que tomaron el Congreso de los Diputados-, se puso al lado de los demócratas.
A muchos monárquicos, conservadores y fascistas adoradores de Franco les disgustó sobremanera que Juan Carlos asumiera una postura de apoyo a la democracia española.
“La Corona no puede tolerar en forma alguna acciones o actitudes de personas que pretendan interrumpir por la fuerza el proceso democrático”, dijo ante millones de atónitos españoles que creían lo peor y lo vieron comportarse como todo un estadista.
Y en esos momentos de valentía y pundonor demostrados por el Rey, hasta el histórico líder comunista Santiago Carrillo se volvió monárquico.
Sin embargo, al momento de anunciar su abdicación, Juan Carlos ya una caricatura de sí mismo. Su rostro avejentado, los hombros caídos, la mirada triste, una dicción trastabillante y un cúmulo de yerros, frivolidades y excesos, mostraban la imagen de un hombre, abatido, agobiado por el peso de la corona.
Lamentablemente su imagen de prócer de la democracia española se derrumbó como un castillo de arena ante el embate de las olas. Sic Gloria Transit Mundi, decían los romanos. Es decir, la gloria del mundo es efímera.
Hoy, se retira con todos sus bártulos en medio del escarnio público. Pudo haber fincado su imagen de guía moral de los españoles, pero lo perdieron las veleidades del poder. Juan Carlos fue el hombre que quiso, pero no pudo ser el Rey que estuviera al nivel de las exigencias de la España de hoy.
GRANOS DE CAFÉ
La justicia es ciega, ni duda cabe. Cotidianamente miles de mexicanos confirman esta máxima que adquiere mayor vigencia entre el gremio periodístico, ya que de los más de 83 casos de periodistas asesinados, ninguno, ni uno sólo, ha sido esclarecido no obstante las muchas comisiones legislativas y civiles que se han formado para asegurar que se aprehenda y procese a los responsables de los asesinatos de comunicadores y de atentados contra medios de comunicación
Igual de ominoso que todos los anteriores, es el homicidio del periodista Jorge Torres Palacios, quien se desempeñaba como vocero de la Dirección de Salud del municipio de Acapulco, y había sido secuestrado por un grupo armado el jueves pasado.
El descubrimiento del cuerpo del periodista en una fosa clandestina por parte de la policía, fue la culminación de una trama dantesca a la que hasta el mismo gremio periodístico parece estarse acostumbrando, ya que fuera del aspecto meramente noticioso, no generó una ola de indignación generalizada como sucedió en otros casos de compañeros abatidos por el crimen organizado.
Torres Palacios, fue localizado por elementos de la Fiscalía del estado de Guerrero, luego de que ayer lunes se localizara su cuerpo semienterrado en una tumba clandestina, ubicada atrás del cementerio de la localidad de Plan de los Amates, en el municipio de Acapulco.
De los hombres armados que lo secuestraron casi a las puertas de su domicilio y que lo asesinaron, no se tiene, cuando menos, una descripción que lleve a su identificación, captura y castigo. Por supuesto que hay rabia y esa amarga sensación de indefensión, de impotencia.
Pero sobre todo conciencia de que mientras convenga al Estado, nadie moverá un dedo para esclarecer el asesinato, no sólo de Torres Palacio, sino de los 83 periodistas muertos y los 17 desaparecidos…
Y ya que hablamos de indignación, no es menor la que ha causado la noticia de que en Chiapas grupos indígenas beneficiados con despensas a través de la Cruzada Contra el Hambre, las rematen al mejor postor solamente para obtener dinero, como lo dio a conocer el periódico “El Universal”.
Estos casos, como en su momento las denuncias de que en Yucatán, computadoras escolares dotadas por la Secretaría de Educación Pública a las escuelas hayan aparecido en las vitrinas de casas de empeño, naturalmente representan una infamia, puesto que son financiadas con el dinero de todos los mexicanos para mejorar la alimentación de pueblos inmersos ancestralmente en la miseria y para elevar la precaria calidad educativa de nuestros estudiantes y ofrecerles herramientas que se conviertan en oportunidades de desarrollo.
Lamentablemente pueden más las costumbres y vicios de ciertas comunidades que el afán de los gobiernos por transformar su realidad y brindarles una mejor esperanza de vida…
…Y para concluir mis observaciones sobre los temas de Chiapas, habrá que subrayar las acciones que debe implementar la Procuraduría General de Justicia de la entidad, para esclarecer el asalto armado del que fue objeto en días pasados -en su consultorio situado en la Policlínica de Especialidades de Tuxtla Gutiérrez-, el reconocido dermatólogo Trinidad Toledo Ávila. El médico, sus asistentes y algunos pacientes vivieron momentos de terror cuando un hombre, con un arma de fuego, se presentó amenazante en la clínica chiapaneca. Esperamos que los responsables de las investigaciones concluyan su tarea con buenas noticias y capturen al autor del atentado… Sus comentarios envíelos vía internet a la dirección gentesur@hotmail.com