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COMENTANDO LA NOTICIA

21 Noviembre 2016

Alfonso Carbonell Chávez

Va de anécdota

Después de vivir tantos años dentro y fuera del presupuesto oficial, he llegado a la conclusión de que todos somos parte de lo mismo que criticamos. No entraré en detalles pero y hablando en primera persona les comentaría: que a lo largo de mi vida laboral iniciada a mediados de los 70’s siendo aún estudiante universitario, ingresé a trabajar en una institución bancaria nacional (Bangrícola) con el altísimo cargo de Ayudante de oficina “V”; ve por las tortas, ve por los refrescos y más. Siendo mi primer empleo cosa que me enorgulleció, con la primera quincena invité a mi padre Alfonso y mi madre Teresa, a comer al “Danubio” un restorán de postín en alguna calle del Centro Histórico de la hoy CDMEX. Pero abreviaré; ahí seguí hasta que terminé la carrera de Lic. En Economía por la UNAM. Este banco dónde trabajaba, se fusionó con el Banjidal (Bandidal le decían) y el Banco Agropecuario y se formó la Banca Oficial Agropecuaria (BOA) de manera transitoria solo para dar paso al Banco Nacional de Crédito Rural, S.A., Banrural. Ahí empecé a escalar posiciones hasta llegar a ser Jefe del Departamento de Control Presupuestal a nivel nacional. La vida así, me empezaba a sonreír. Por mis manos no pasó ni un peso partido por la mitad empero sí, me tocaba en una parte mínima autorizar los presupuestos que se ejercían en los 12 bancos regionales diseminados en el país que sumaban miles de millones. Las cifras en realidad eran estratosféricas y ya este país se bañaba en las piscinas de la corrupción. Los funcionarios gozábamos de auto con chofer y gasolina pagados por la institución como parte de las muchas prestaciones que se gozaban. Las oficinas eran amplias y lujosas como se estilaban entonces, pero algo no cuadraba cuándo éste en específico, era un banco que atendía al sector campesino del país tan mermado y empobrecido desde la revolución mexicana. Los sueldos eran harto jugosos en esos tiempos y en esta institución, solo comparados por los que un diputado local rémora devenga hoy día sin el menor esfuerzo y merecimiento que sin generalizar  y la excepción solo confirma la regla, no son dignos de recibir. Ahora le pido, por favor, extrapole esta situación anecdótica vivida por un servidor, en ese tiempo y en esa institución, en lo que era una regla del sistema de gobierno priista. La burocracia en verdad, estaba de una manera u otra construyendo un país, pero ciertamente resultaba demasiado onerosa ante una situación de pobreza generalizada del país que contrastaba con los grandes privilegios de una elite gubernamental comparsa y cómplice del saqueo a la nación. Me explico. Y preferí plantear el asunto en primera persona y podría contar más, pero solo para dejar patente que en este complejo entramado de corrupción, unos más que otros pero sin excluir a nadie, somos o hemos sido ¡lo peor! Seguiremos siendo parte de esta vertiginosa carrera de corrupción. Insisto unos por comisión y los más por omisión, pero que tampoco los exime. No del todo.

Hoy como en mis iniciales éxitos laborales de mediados de los setentas, con vergüenza y coraje, me doy cuenta qué lejos estamos de haber aprendido las duras lecciones de la historia, y por contrario, cada vez más hay quienes desde distintos ámbitos humanos y sociales, gubernamentales y políticos,  empujan para que ese México de privilegios a costa de millones en el que yo crecí, se siga perpetuando sin atinar a visualizar aunque sea lejanamente que están ¡estamos! construyendo nuestra propia debacle. Y ahí tiene a los Duarte, el de Veracruz y Chihuahua, que claman a todos los cielos porque este sistema corrupto que los amamantó, jamás termine. Porque cierto es que el de Veracruz anda en fuga pero algo ha de tener bajo la manga para que no den con él. Bueno es capaz de ser ayudado por impresores de la Plaza de Santo Domingo (no se apunten hablo de la que está en la CDMEX) para imprimirle pasaportes falsificados para él y su seño esposa, y mandarlos con un propio a la frontera sur del país, qué creen, a la ciudad de Tapachula, Chiapas. Pero decía, la farsa es tan monumental que Chiapas estado pobre entre los miserables, a cuatro años de mal gobierno, ni por dignidad personal en un acto que mucho le revaloraría, el gobernador persiste en arrancarles a las y los chiapanecos hasta el último aliento ahogándolos en la fútil desesperanza que prohíja la corrupción; corrupción que hoy lo hace víctima de sí mismo. De su partido.

Ya de salida

Ahora salen conque el buscapiés de la salida de Manuel de su partido es una chulada; una carambola de tres bandas al filtrar, a través de sus pagados corifeos eso de que se iba del Verde, de que todo estaba fríamente calculado. Ya estarás chapulín. Así, dicen también los sabiondos, que devenido el affaire cómico-político-presupuestal del recorte del presupuesto para el 2017 lo que le encabronó a Manolito, fraguó la estrategia para acaparar reflectores lo que le valió una llamada del teléfono rojo presidencial, para que no se fuera del verde al tiempo que por otros ramos del presupuesto federal se le compensaría el recorte. ¡Ajá! En voz baja comentan; ya el presidente no se podía dar el lujo que también Chiapas se le fuera de las manos, claro después que Veracruz, con todo y Javidu, se fueron junto con el PRI sí: ¡A chingar a su madre! Lectura con la que coincido a medias y para atrás…// Me queda claro. Salu2 y Buen inicio de semana.

P.D.- Hoy, hace 10 años, extraviado como andaba entre mis propios laberintos existenciales y cuando más oscura se hacía mi noche,  al final de ese túnel interminable de la vida,  logré mirar una luz que prendía y apagaba cual clave MORSE, dándome el mensaje de rescate. Hoy a pesar de mi ceguera no la física sino la siempre que nos impele la vida, he llegado al otro lado aunque confieso ¡no sé por cuánto tiempo me mantendré ahí! Pero no es porque no quiera, sino porque no sé cuánto me quede. ¡Gracias Isabel te amo! ¡Me queda claro!

 

 

 

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