04 Septiembre 2015
Alfonso Carbonell Chávez
¡Cómo quisiera creerle Presidente!
Decía yo en mi anterior entrega, que mucho de la atención nacional se concentró en torno al tercer informe de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, y no era para menos después del mensaje que el pasado martes ofreció al país. Solo trataba de ejemplificar cómo, de manera inducida de cierta forma por los propios medios de comunicación, no había otros. Pero insisto no porque careciera de relevancia este evento antes republicano y hoy netamente presidencialista. Ya sea para que la sociedad pueda contrastar la realidad, su realidad, con lo que les dice su presidente claro está, sin olvidar ante quiénes y el protocolo y parafernalia que se deben cumplir a cabalidad. También apunté no podría ser de otra manera, ante sus invitados especiales y a los que no se les perdonaría su ausencia, es decir voluntariamente a fuerza deben pasar lista, en una suerte de maestros de la CNTE que pasan lista en las marchas, los mítines; en los paros y bloqueos. Bueno la asistencia total según los comentaristas ascendía a los mil seiscientos invitados. Pero bueno afortunadamente el día del presidente pasó. Las consecuencias las viviremos el resto de su mandato.
Escuché y vi el mensaje presidencial con detenimiento, primero de manera directa y luego en vos de los analistas en todos los noticiarios televisivos. Así minutos antes de que el sol alcanzara su cenit, los cuchicheos ensordecedores en Palacio Nacional ante la espera expectante de los convocados era lo que reinaba. Los comentaristas oficiales, bueno los que narraron por parte del gobierno el evento, calentaban motores con las consabidas frases alusivas a los logros que el presidente daría a conocer así como la trascendencia del mismo y el pase de liste de una serie de invitados y los que no tuvieron opción, decía. De repente las cámaras captan la imagen del presidente quien con paso presuroso y detrás su jefe de estado mayor recorre los amplios y largos pasillos flanqueados por cadetes de la escuela de la Marina Armada de México y durante su avance se intercalan con los cadetes del Colegio Militar para finalmente encontrar a su paso a los de la Fuerza Aérea Mexicana. Insisto un largo camino (bueno la mitad) en donde reluce el piso de madera que contrasta con el charol de sus zapatos. Cuadros por doquier en las paredes palaciegas y unas escalinatas dignas de una quinceañera.
Por cierto al ver las escenas y el lujo histórico de este inmueble nacional, me surgió una primer duda sobre de ¿cuánto costará el mantenimiento de Palacio? Hummm, mejor ni me lo imagino. Además ya es viernes. Así y después de saludar al lábaro patrio, los aplausos del respetable, bueno de los asistentes, así mejor, dieron rienda suelta a sus impulsos reprimidos por mínimo un par de horas. Aunque dicen que la convocatoria fue desde muy temprano. Afortunadamente, digo en cierta forma, este tipo de eventos mandatados por la constitución ya no son en la sede del Congreso de la Unión al menos desde la era Fox, porque ahí es donde empezábamos con las dudas, al empezar su discurso con aquello de: “Honorable…”. Sin palabras.
Prosigamos; no trataré de hacer un ejercicio de “síntesis” de lo dicho por el presidente con citas poco citables, lo peor, caer en el mismo entuerto. Sino que, como los dos anteriores informes, el jefe del ejecutivo dice lo que tiene que decir para beneplácito de los que mandan en el país en todas sus esferas y sectores. El “mea culpa” inicial del mensaje presidencial, como muchos le reconocen y me podría sumar, queda corto cuando de los tres mencionados como el caso de Iguala, la fuga de “EL Chapo” (de quien dicen lo vieron en la tierra del edén) y del tema del conflicto de interés que incluso lo alcanzó: 1.- No se refirió a la génesis del problema ni habló cómo va la justicia en el tema ni mucho menos se refirió (ya no digo por nombre) a la desaparición de los #43 normalistas de Ayotzinapa. 2.- De la fuga, ya ni hablamos. 3.- Ahora qué, de lo del conflicto de interés por la casa blanca de su señora esposa Angélica Rivera de Peña a quien reconoció y agradeció todo su amor y apoyo, bueno es asunto superado; su secretario de la función pública el “napoleoncito” Virgilio Andrade, ya lo exoneró. Lo que me recordó aquella vieja poesía infantil (de mi infancia claro) que decía algo así; “¡Mamá soy Paquito ya no haré travesuras!” (Poema: Paquito/ Salvador Díaz Mirón)
Y así por el estilo, si hablamos del combate a la pobreza no hace falta consultar al CONEVAL, o bueno sí, para darnos cuenta de que el tema sigue en las mesas y bolsillos de 53 millones de mexicanos. El tema de la economía sigue desde el primer año de administración en caída libre y sin crecimiento económico y lo reconoce el propio Peña Nieto al aseverar, que así no es posible mejorar las condiciones del país. Hay un asunto que considero sumamente delicado y que me sacude de pies a cabeza cuando de delitos, violencia y crímenes nos viene informando las autoridades y que es lo que en esta oportunidad refirió el presidente. Se habla de porcentajes comparativos de reducción de éstos de un año a otro, incluso para acentuar cómo es que vamos mejor, se comparan con los índices existentes antes de su gobierno. Nos dice, bajaron los secuestros, los crímenes dolosos, los asaltos a transeúntes y toda esa gama de delitos muchos los cuales esperan justicia. Y se pierde toda humanidad cuando resulta menor en su informe, que entre los que sí siguen abonando a esas cifras aún muy altas de delincuencia, los muertos tienen nombre. Tienen familia y los miles de desaparecidos también tienen ¡madre… y padres!, por supuesto.
Pero permítame por favor porque ya me veo más moreno de lo que soy y no es el asunto pero no reculo. Aquí también he dicho que lo construido en los primeros dos años del gobierno de Enrique Peña Nieto, me cae, resultaría histórico al sacar un paquete de reformas muchas no solo necesarias para el país sino largamente acariciadas por la propia sociedad. Sin embargo, siempre los hay, ante acontecimientos como el de Tlatlaya, los estudiantes de Ayotzinapa, las casas blancas y de todos color, y también verde como dirían en Chiapa, al no darle el propio presidente respuesta más expedita y transparente por decir lo menos, le ha costado mucho procesar tales eventos y sus respuestas tardías, solo han abonado al clima de incredibilidad y desconfianza en las instituciones, tal y como él mismo lo advierte, sino a poner en seria duda sus buenos deseos plasmados en su nuevo decálogo para la segunda mitad. Solo por anotar un dato pero que es fundamental.
Por ello señor presidente ¡cómo quisiera creerle! Falta un poco más de la mitad si partimos que estamos iniciando septiembre y es de esperarse en esta etapa restante de su mandato, ya no contará con el colaboracionismo de sus partidos “aliados” (PAN, PRD) de la primera mitad. Sobre todo que ahora ya es puro y mero cálculo electoral. Bueno ¡ya ve!, hasta el chiquitillo del Ricardo Anaya, como dicen en el circo, “le creció el enano”. Digo que otra lectura da que no fue a su mensaje y como para que no hubiera duda, en conferencia convocada exprofeso, salió a decir quesque no iba porque era como avalarlo. ¡Ahí seguís!
Ya de salida
Y literalmente de salida, para agradecer a quienes de alguna manera u otra me hicieron llegar sus muestras de solidaridad al enterarse que este martes y después de media hora de tacos de una x taquería (no digo la referencia porque en casi 10 años de ser parroquiano es la primera vez que me pasa y bueno usted entenderá) al llegar a casa ¡moles uey!, directo al baño y de ahí, hasta la hora que escribo la columna je. Todo fue un córrele que te alcanza que pa’ que les cuento. Una infección de pronósticos reservados. Es más ni a mi programa de radio en La nueva FM 94.7 Me queda claro (lunes a viernes de 12 a 1/comercial aparte) pude llegar. Obvio…// No soy quién para dar consejos, pero en verdad, ¡cuídese mucho y sobre todo dónde echa taco! Se los digo por experiencia. Coma frutas y verduras…// Me queda claro. Salu2. Buen fin.