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COMENTANDO LA NOTICIA

09 Agosto 2013

Alfonso Carbonell Chávez

México a través de los siglos

Desde que México es México, un signo perverso lo ha marcado; la división. Ese ha sido el portal en el que nuestro país ha transitado desde el lejano grito independentista de 1810 y su consumación en 1821, tras la entrada triunfal a la Ciudad de México del Ejército Trigarante. Mucha agua del río nacional ha corrido bajo el puente de la historia y pese a conocerla e incluso estar inscrita en los libros de texto (con todo y sus faltas ortográficas) no hemos aprendido y seguimos cometiendo los mismos “herrores” (para ser congruentes je) Así la historia de México que se escribe con “X” que algo tiene de cruz y de calvario, no acaba por entender, que es en la división lo que nos mantiene en constante enfrentamiento. Así primero, escoceses y yorkinos; después conservadores y liberales para convertirse ya en pleno siglo XX en PRI, PAN y PRD, insisto, nos mantienen en la confrontación y el atraso. ¡El hartazgo! (me queda claro) El primero con su nacionalismo revolucionario -PNR y PRM- hasta convertirse en PRI; el PAN partido de derecha que nace diez años después para oponerse por la vía electoral al PRI en 1939. Hasta llegar al PRD cincuenta años después del PAN (1988) y 60 años después del originario PNR hoy PRI fundado por Plutarco Elías Calles en 1929. Perredé partido que suma a las izquierdas existentes de ese entonces para lanzar como candidato presidencial a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

México a través… (II)

No puedo proseguir en este intento histórico de revisión si no nos detenemos, sería impensable, en Juárez y su reforma, hoy tan cachondeado concepto constitucional para dar rienda suelta al cúmulo de intereses partidistas. Recojo, brevemente, algún pasaje del siglo XIX en tiempos del presidente Benito Juárez que nos ayuden a bien entender, por qué intitulo el comentario y hago referencia inicial al divisionismo que nos ha llevado como país y nación al enfrentamiento y desgaste social. Juzgue usted:

«No se puede gobernar a base de impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes. No se pueden improvisar fortunas, ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, disponiéndose a vivir, en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les señala». Benito Juárez. Me queda claro y espero les quede igual. Y aquí otro dato que pone de relieve, ante el poder papal vaticano de ayer y hoy, lo que los pueblos libres y sin ataduras, pueden cifrar la convivencia dándole “a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”. Cita Bíblica hasta hoy no comprendida, al menos no cabalmente. Una vez decretada  y promulgada;  Ley de Nacionalización de Bienes Eclesiásticos: ley que complementa la Ley Lerdo de desamortización de los bienes de la Iglesia, con un cambio importante: los bienes ya no pasaban a manos de los rentistas. Fue expedida en Veracruz el 12 de julio de 1859. ¡Esta fue la respuesta vaticana!; El Papa Pío IX también apoyó la invasión de México. La iglesia católica estaba fuertemente disgustada con la aplicación de las Leyes de Reforma en México. La encíclica del Vaticano Quanta cura, incluía el Syllabus errorum que era un catálogo de infracciones a los presuntos derechos de la Iglesia en que incurrían, en Europa y en América, gobiernos de países antaño sometidos al dominio eclesiástico. «Levantamos nuestra voz pontificia con libertad apostólica en esta vuestra plena asamblea para condenar, reprobar y declarar írritos y sin ningún valor los mencionados decretos»

México a través… (III)

Y ahora que unos y otros (partidos y políticos) se desgarran las vestiduras en el tema energético y en breve el hacendario, le preguntaría a un “juarista” como Andrés Manuel que ya anunció una mega concentración el 8 de septiembre en la plancha del Zócalo capitalino (¡cálmate vos no de Tuxtla… jodido!) para protestar contra de la “privatización” de Pemex. Pues aquí, un breviario del estado y pensamiento de Juárez respecto de la inversión privada nacional y extranjera:

En ese tiempo Antonio Escandón era el hombre más rico de México por lo que Juárez lo llamó para pedir su apoyo en el desarrollo del país. Escandón ofreció crear un club de industriales y llevar allí los intereses de industriales norteamericanos y de otros países. Escandón vendió una hacienda y terrenos aledaños de lo que hoy es en su honor la Colonia Escandón, para apoyar la construcción de un ferrocarril. Los ministros le aconsejaron a Juárez atraer inversión extranjera para los proyectos del gobierno. Una idea fue invitar a Mr. Siward, ex-secretario de estado de EE.UU., a México para atraer el interés de los inversionistas norteamericanos. Siward llegó por barco a México por el puerto de Manzanillo, el 2 de octubre de 1869, donde el gobernador de Colima brindó una cálida bienvenida a él y a los industriales que lo acompañaban. (Sin palabras)

Ya de salida

¡Ahí ta’ pue’ ya! (les cuento); en una fiesta acá en Tuxtlan (tierra de conejos) en pleno verano (40 grados a la sombra), en animada fiesta se desarrollaba el bailongo. Música de marimba – ¡en vivo que hoy ya es mucho decir!, caso hay ya- interpretaba “el venado”. Las chelas frías rolaban con pertinaz asiduidad. En eso estaban los comensales cuando el compadre Gumaro advirtió pasmoso y casi preocupado, que su comadre Aminta, una mujer frondosa y de mediana estatura, su vestido se presume de satín o algo así, en su cadencioso baile (¡el venado el venado!) se le incrustaba en su gran trasero…// Ya nervioso el compadre en un arrebato ¡le jala el vestido de su posterior parte y!, de súbito también la comadre al tiempo de reprocharle, le mete un empellón. El compadre antes solicito ante lo penoso que resultaba el singular espectáculo (échele imaginación) responde “inmediatísimamente” (dixit Neftalí Flores) y llevando el dorso de su mano (cual karateka) al trasero de la comadre, empujando su satinado vestido le dice; ¡ahí ta´pue’ ahí ta’!…// Moraleja; si a alguien o algunos les incomoda el presente entuerto, pues como el compadre Gumaro no me queda más que decirles ¡ahí ta’ pue´ahí ta´!…// Me queda claro. ¡Buen fin!

 

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