16 Marzo 2016
Alfonso Carbonell Chávez
La última y nos vamos
¡Ah que pinche calor ayer en Tuxtla! Que según los meteorólogos muy temprano anunciaron, iba a estar a 37 grados con sensación térmica de ¡cuarenta! Y no es que en verdad el sol quemante haya estado hasta esas calenturas, empero sí, el ardor social está a punto de incendiar los campos chiapanecos. ¿Qué dice el gobierno que se prepara al estiaje? ¡Por favor señor sol! Un nuevo pretexto para gastar el dinero público sin resultados. Para apagar el incendiado ambiente, solo se necesita ser transparente y honesto. La alta comisionada de la ONU o algo así en el tema de salud y de eso no tiene ni un mes, dijo en una reunión; para ventilar el tema del sika, la chikungunya, el dengue y la influenza, por ejemplo, que eso de la fumigación para combatir al mosquito Aedes aegypti, enemigo público número uno de la humanidad (claro solo después de Trump) es un ardid político porque no lo mata, pero es muy vistoso. ¡Plop! Pero no es del mosquito (que por cierto en estos precisos momentos que trato de redactar me está chingando y casi a punto de hacerme claudicar en mi intento) decía; qué más mosquito chingativo que el que está conduciendo la epidemia de descontento en la entidad. Sugiéranme nombres. Pero mientras lo piensa ahí les van algunos referentes de laboratorio; el mosquito aegypti que nos ronda sin dejarnos dormir que se llama inseguridad, cuyo mosco principal tiene nombre y apellidos; Jorge Luis Laven o algo así. (Aún no me aprendo su nombre); bueno el Aedes que ronda la Sinfrac, bueno ése de plano ya nos chupo…la sangre y lo que le sigue. Bayardo Robles Riqué, hasta los boleritos saben se ha dedicado a esquilmar todo recurso presupuestal destinado a obras de beneficio colectivo para instaurarse ahora (y el que manda {¿?} ni asoma la cara) como el ínclito personaje al que hay que rendirle pleitesía. Un “engaña pendejos”; no tiene ni cara para hacerle que rinda cuentas (el góber); pus cómo, si hasta allá ha salpicado. Dicen.
¡Por dios! Y quieren que nos traguemos el entuerto de que hoy por hoy, insisto, el enemigo público número uno de Chiapas (de México pué) ¡es un pinche mosquito que nos contagia de todo! ¡Sí! Menos de dignidad. Pero déjenme que les siga comentando lo que mosquitos y moscas muertas, hacen y deshacen en esta tierra caliente… de hartazgo. El moscón que despacha desde la subsecretaría de Hacienda estatal, el Aedes Jaffif, quien volando subrepticiamente nos infecta de su veneno provocando el descontento social, solo atenido a decir en defensa a los señalamientos vertidos; que los empresarios chiapanecos son unos ladrones. Puequé sí, pero no menos que él. Y no crea que chupa la sangre de los empresarios empecinados en su grito de ¡que nos paguen!, sino en estos tres años de fallido gobierno, nos ha chupado a todos hasta la esperanza. ¡Culero! De menos. Y así nos pudiéramos ir a recorrer esos pozos infectados de larvas que esperan crecer ante el amparo impune de nuestras autoridades, para empezar, qué les parece; a volar en la Secam, la de la Mujer; quesque la de la Frontera sur o qué decir de la de Sedepas acéfala como su cerebro desde hace tiempo, nos podríamos explicar, en parte, lo que esta pandemia de corrupción nos está minando día a día. Como otras. ¡Todas! Bueno ya hasta el Julión, entendió que es un mosco fuera de su larvario. ¿Mosquito gobernador? ¡Pélame el…! Je.
Ya de salida
A qué viene todo este entuerto de enfermedades físicas y del alma. Porque parece que no hemos entendido, los chiapanecos, la experiencia histórica y depredadora de la que hemos sido objeto de parte de nuestra clase gobernante. Ayer, hoy y siempre. Como que nos vale madres. Y lo digo y sostengo, porque en los eventos electorales de decidir quiénes nos gobiernen, seguimos a oscuras cerrados a toda posibilidad de cambio; así perpetuamos nuestros males. ¡O damos un giro a la rueca de la historia! O de plano me da pena expresarlo; ¡qué ahí sigan las tías ensartándoles collares de guirnaldas a sus verdugos potenciales cada elección! Y los políticos, de nuevo cuño y los ya viejos en sus viejas lides de vivir a costa de sus miserables vidas, conjuntan, unos, sus sueños de grandeza y, los otros, sus ansias frustradas. Los dos en un escenario de apátridas ¡parias! Me voy solo quiero decir…// ¡Me queda claro! Salu2.