30 Marzo 2016
Alfonso Carbonell Chávez
El que se ríe, se lleva
Esta expresión tan coloquial, podría parecer fuera de lugar e irrelevante ante temas que hoy agobian ¡asfixian! a la sociedad chiapaneca. Así, las cosas que debieran estar pasando y me refiero al tema del combate a la pobreza, la erradicación de la corrupción sí de manera gradual pero en ese tenor; de la rendición de cuentas y del cese fulminante de la impunidad ¡nada! Lo que sí estamos viendo y viviendo, es un absoluto desprecio a la sociedad igual a ricos que pobres en dónde el cinismo no tiene parangón en la historia reciente de Chiapas. Ya del Chiapas de los indios, ya ni hablamos. Y lo peor del caso y ponga atención por favor, es que todo lo hacen riéndose de todos valiéndoles madres que día con día el número de miserables siga dándonos cifras records en las estadísticas del INEGI. Y ahí los ve usted a toda nuestra “bonita” y depredadora clase política y funcionarios que destilan ineptitud asomando sus rostros que no disimulan sus aviesos propósitos de quedarse con una tajada del pastel presupuestal destinado al desarrollo y crecimiento de la entidad sobre todo de los más jodidos entre los jodidos del país que aquí habitan. Se ríen ¡sí se ríen y se carcajean de nosotros!, y a nuestras costillas amasan fortunas insultantes ante la impávida mirada de millones de chiapanecos y chiapanecas. ¡Síganse riendo cabrones les aseguro que al final, cual Garrik, no habrá quien después les saque ni el leve esbozo de sonrisa! Los mexicanos y los chiapanecos muy en particular, tenemos ese don heredado a fuerza de no poder, de reírnos hasta de nuestras propias desgracias y reímos para no llorar. Me queda claro. ¡Síganle! decía, llenando sus alforjas del hartazgo ciudadano pero no se equivoquen y revisen la historia, las y los chiapanecos han sabido y lo saben quiénes nos gobiernan, que todo tiene un límite. (¡Diosito has de esta humilde petición un milagro!) Y no estoy hablando de un sector o grupo en particular sino de lo que históricamente los chiapanecos han demostrado con su fuerza y su valor cuando de defender su tierra y sus familias han demostrado. Los mapachistas por ejemplo en 1914 a través de la convocatoria del Acta de Canguí, le declararon la revolución a los revolucionarios carrancistas cuando pretendieron, a fuerza de fusil y deshonra, apropiarse de su tierra y sus mujeres. Finalmente la Revolución Mapache triunfó. (Si hubiera alguna imprecisión histórica les pido comprensión)
Pero no trato aquí de hacer un compendio histórico que, es de entender, me obligaría a remontarme desde la mismísima independencia de Chiapas, tanto de la capitanía de Guatemala como de la naciente nación mexicana. Pero quien no conoce su historia está irremisiblemente condenado a repetirla. Lo que trato de ilustrar y espero con afán lo logre, es de que las y los chiapanecos debemos de recapitular nuestra historia de menos los últimos lustros en donde, gobiernos van y vienen y la entidad más allá de las carreteras y puentes, no acaba por acabar con el estado de marginación, explotación y miseria que nos ha marcado. ¿Destino manifiesto? No quisiera imaginarme pero haré un esfuerzo de abstracción imaginativa de lo que la clase política platica, comenta, charla y dilucida sobre el futuro ¡pero no de la entidad! sino de sus propias haciendas y fortunas presentes y futuras. ¡Carajo! Y lo que más enchila, dígame si no, es que vastos sectores de población y gremios a través de sus pseudos líderes se confabulan y atentan contra el bienestar, la paz y el desarrollo de las familias chiapanecas. Insisto ¡les vale madre! a unos y otros en esa vorágine perversa de acumular riqueza no importando que miles de niñas y niños chiapanecos se debatan entre la miseria, la insalubridad y hasta la muerte. ¡Síganse riendo cabrones que la historia los alcanzará! (¡Lucifer si Dios no puede, pos qué más da!) el infierno ¡ya lo estamos viviendo!
Y así podría seguir riéndome de mi mismo y compartir a carcajadas sobre de nuestras comunes desgracias. Hemos cometido nosotros como sociedad los más graves pecados que se pueden cometer; la impasividad, la inactividad, el silencio cómplice y nuestra espantosa falta de dignidad. Duele pero la verdad duele.
Eso sí, ahí ve usted a nuestra flamante y en muchos casos imberbe clase política y gobernante llenar las “Mocte”, las “Guadalupanas” (no cobraré el comercial) los… como chingados se llamen múltiples centros botaneros Vips (de los antros pus al saber ni sus nombres sé) por una ranfla de jovencitos estereotipados (dice el maestro Alfaro que se llaman así mismos los “mi reyes”) abarrotarlos y gastando sumas interesantes en “buchanan’s 18” (mi compu insiste en poner buchonas je) o ya de perdis un tequila “herradura reposado” y hasta ahí está bien. Lo que está más cabrón es que estos no son precisamente los juniors tradicionales (ay mojo tequila) hijos de papi, sino que son la nueva clase política y gobernante que lapidan los recursos públicos y eso es una verdadera chingadera. No daré nombres ni puestos y cargos porque finalmente es su vida personal y está en chino comprobar que lo que se gastan proviene, no de sus altos salarios sino recursos del erario público. Lo que sí, que no nos crean de plano tan ilusos; y éstos que no se hagan pendejos. ¡Síganle cabroncitos, síganle!
Y como ya me duelen las quijadas de tanto carcajearme y los labios han empezado a transmutar de la sonrisa a un rictus de ¡síganle cabrones!, concluiré mi entuerto con la siguiente reflexión global (je): hasta dónde vamos a llegar y más directo aún; ¡hasta dónde vamos a aguantar! Ahora que el gobernador Manuel “El Güero” Velasco ha empezado a decidir los cambios en su fracasado gabinete y que ya veremos si no resulta más de lo mismo, insisto; hasta cuándo él y sus colaboradores –no generalizo- de primer nivel seguirán con esta charada de gobierno que a ellos -se ve- les provoca hilaridad sin importarles lo que en verdad se requiere en cuanto a perfil, capacidad, experiencia y sobre todo solvencia moral para asumir la encomienda, digo, pregunto, inquiero, ¡imploro respuestas! ¡Hasta cuándo se van a seguir riendo de la sociedad chiapaneca! Recuerden que; ¡el que se ríe se lleva! ¡Les quede claro!
Ya de salida
¡Síganle!…con los cambios ¡cajúm! Bueno ayer adelantábamos aquí la real posibilidad que la diputada federal con licencia se supone, la chiapaneca Sonia Rincón Chanona, asumiera la titularidad de la resbalosa y complicada secretaría de Educación del estado en sustitución del inefable Ricardo Aguilar Gordillo, pues bien ¿qué creen? Ya asumió el cargo. Con éste ya van tres de manera consecutiva; en el Inifech Eduardo Zenteno Zúñiga, en la secretaría de Obras Públicas y Comunicaciones Jorge Betancourt Esponda. Pero también ayer se dio a conocer la noticia de que Manuel Narcía Coutiño (MANACO) ex edil de Tonalá, finalmente fue el ungido en la titularidad de la secretaría de Pesca, a ver qué pesca. En cuanto a la suerte de Ricardo Aguilar nada se sabe aún, aunque las voces de las redes dicen se irá a presidir la nueva secretaría de Cultura y por ende lo que se conoce como el Coneculta que administra Juan Carlos Cal y Mayor desaparecerá como tal. Auguro, como pasó con la secretaría del Deporte, será un ente parásito sin presupuesto ni nada que la posicione como tal. Así ¡pa’ qué pictes! diría tío Gervasio. En cuanto a Juan Carlos del Coneculta, ya se empieza a especular que regresará (bueno retornará) a la secre de Turismo. Veremos dijo un ciego. Y hasta aquí con los cambios. ¡Ah y no se pierdan los que están por venir! Uno en particular ¡de película!…// ¡Me queda claro! Salu2.