15 Junio 2016.
Alfonso Carbonell Chávez
El país de los ratones
La sociedad nacional toda, está atrapada como un ratón de laboratorio dando vueltas en un laberinto sinfín sin entradas ni salidas posibles. Pero pareciera que históricamente ese papel que nos ha tocado jugar nos ha condicionado para repetir una y otra vez las mismas rutinas por un montón de migajas que nos tiran durante el sinuoso laberinto, que como el de García Márquez, suele ser el de la soledad misma. Sí y mire me explico; en cada proceso electoral y solo me remito al periodo que cubre la existencia del IFE hoy reconstruido por sus Frankestein en INE, los mexicanos ya sea por convencimiento, compra o coacción, han votado por sus propios verdugos una y otra vez sin importar los resultados de sus respectivas gestiones. Es cierto que la alternancia, es fácil corroborar, nada ha resuelto aún y contrario a lo esperado los esquemas de corporativismo y corrupción se han replicado con mayores efectos nocivos. Pero déjeme ir a otra de las aristas que nada tienen que ver con los partidos políticos ni los gobiernos y es, precisamente, el que compete única y exclusivamente a los distintos sectores de la sociedad organizada y sus diversos estratos sociales. Es decir, usted y yo, las organizaciones civiles llámense obreras y campesinas que de estudiantes y maestros; doctores y enfermeras, comerciantes y artistas. Amas de casa y empleados; burócratas e intelectuales es decir la sociedad civil en su conjunto que pudiera responder como una sola para hacerle frente a los graves agravios que por siempre ha sido objeto de parte de la depredadora y amoral clase política gobernante.
Es posible que algún deschavetado al interpretar erróneamente mis palabras puedan acusarme de estar llamando a la rebelión o de menos a la resistencia eso sí pacífica, no estaría más lejano en su lectura. Lo que sí y lo digo abiertamente, es abonar a una profunda reflexión colectiva para que dejemos de ser, de una vez y para siempre, los ratones de laboratorio de una casta de descastados… en su mayoría, que usan nuestra triste proclividad al sacrificio y entonces los gatos, en un país de ratones, dejen por fin de gobernarnos. Y miren que hay algunos ratones a los que los gatos les convidan parte de sus apetitosas dietas y por ello ya se creen gatos. Cosa más estúpida. Incluso hasta hacen que los ratones se asocien y tengan incluso su propio líder pero lo que no saben es que a la salida de sus mullidas ratoneras entraran directamente al hocico del gato. Pero en fin. Siguiendo con el entuerto ¡esta maldita costumbre de aceptar todo callado y de rodillas debe de detenerse ya! No veo cómo, las generaciones futuras es decir la de nuestros hijos y nietos puedan siquiera encontrar asideros ciertos en un umbral de desconciertos donde por cobardía cómplice o por temor a lo desconocido o más bien no aprendido, se ha optado por la penosa pero no menos dolorosa genuflexión, ante el poder en turno y cuya mayor aspiración de muchos sea que los inviten al grito del 16 de septiembre en palacio. ¡Uta qué manera de perder la identidad! Y la vergüenza, de paso.
Pero para completar la idea, déjenme les comparta “ya de salida”, una fábula-política que hace dos tres años encontré en YouTube y de cuyo título tomé para ilustrar el entuerto. Ah y aclaro, como el autor es canadiense y se refiere a la realidad de su país, me permití realizar un par de cambias que en nada alteran el texto ni su contenido, solo con el objeto de situarlo a la realidad de nuestro país. Sin más va.
Ya de salida
(“Tierra de ratones”/ Fábula Política; originalmente contada por Clarence Gillis y posteriormente popularizada –y contada- por Tommas C. Douglas; 1904-1986/ Fuente: YouTube)
“Es la historia de un lugar llamado Mouseland (tierra de ratones). Era un lugar donde todos los ratones vivían…donde jugaban, donde nacían y morían y ellos vivían de la misma manera que tú y yo lo hacemos. Incluso tenían un Congreso y cada seis años tenían una elección. Caminaban rumbo a las urnas y votaban. Algunos incluso obtenían un aventón a las casillas, un aventón que recibían cada seis años, para ser verdad. Tal como tú y yo. Y cada día de las elecciones todos los ratoncitos acostumbraban ir a las urnas y elegían un gobierno; un gobierno formado por enormes y gordos gatos negros. Ahora, si piensas que es extraño…que ratones elijan un gobierno de gatos, solo mira la historia de México por los últimos 90 años y entonces verás que ellos no son más estúpidos que nosotros. No estoy diciendo nada en contra de los gatos. Ellos eran buenos compañeros. Ellos conducían su gobierno con dignidad, pasaban buenas leyes es decir; leyes que eran buenas para los gatos no eran buenas para los ratones. Una de las leyes decía; que la entrada de las ratoneras tenía que ser tan grande para que un gato metiera su pata en ella. Otra ley decía que los ratones solo podían moverse a ciertas velocidades para que el gato consiguiera su desayuno sin mucho esfuerzo físico. Todas las leyes eran buenas para los gatos. Pero eran bien duras para los ratones. Y cuando los ratones la tuvieron más y más difícil, cuando los ratones no pudieron poner nada más decidieron que había que hacer algo al respecto. Entonces, fueron en masa a las urnas y votaron contra los gatos negros…votaron por los gatos blancos. Los gatos blancos habían puesto una campaña genial. Dijeron: “Todo lo que necesita Mouseland…son las entradas redondas a las ratoneras”…“si ustedes nos elijen…estableceremos entradas cuadradas” y lo hicieron y las entradas fueron el doble de las redondas y ahora el gato podría meter sus dos patas y la vida era más dura que nunca. Y cuando no pudieron soportarlo más, votaron contra los gatos blancos y pusieron a los negros de nuevo. Para luego regresar con los blancos y de ahí otra vez con los negros. Incluso trataron con gatos mitad blancos mitad negros y lo llamaron: COALICIÓN…// Incluso intentaron un gobierno hecho de gatos con manchas; eran gatos que intentaban sonar como ratones pero que comían como gatos. Verán mis amigos, el problema no estaba en el color de los gatos. El problema estaba en que eran GATOS. Y como ellos eran gatos, ellos naturalmente veían por los intereses de gatos no de ratones. Finalmente, llegó desde lejos un ratoncito quien tuvo una idea. Mis amigos, estén atentos al humilde compañero con una idea. Él les dijo a los otros ratones: Miren compañeros “¿Por qué seguimos eligiendo un gobierno hecho por gatos?” “¿Por qué no elegimos un gobierno…hecho de ratones?” “OHH”, dijeron “es un COMUNISTA”. Así que lo pusieron en la cárcel. Pero quiero recordarles que…pueden encerrar a un ratón o a un hombre; “¡pero nunca podrán encerrar una idea!”…// Me queda claro. Salu2.