- No hay una política educativa, ni de investigación, ni de difusión cultural
- La represión como forma de gobernar
- En la UNACH, es el tiempo de las mujeres
Por Agustín López Cuevas
30/09/2022
El 04 de diciembre de 2018, Faustino Natarén Nandayapa, hasta hoy rector de la Universidad Autónoma de Chiapas, tomó posesión de su encargo, el cual afortunadamente concluye el próximo 03 de diciembre (2022). Cuando se dio a conocer la noticia de su designación como rector, la comunidad universitaria la recibió con esperanza, pues es una persona formada en el ámbito jurídico y que tendría la gran oportunidad de dirigir, por cuatro años, los destinos de la máxima casa de estudios de Chiapas, a casi dos décadas de no estar al frente de la UNACH un abogado de profesión. Sin embargo, tal expectativa muy pronto se fue al hoyo de la frustración y del desencanto, debido a un sinnúmero de acciones arbitrarias que ha cometido, las cuales son el estigma que impuso a su política rectoral. Hoy, la comunidad universitaria y la sociedad se han enterado, de viva voz, de muchos casos de universitarios que han sido víctimas de atropellos a sus derechos laborales y humanos cometidos por el rector, cuyas denuncias se multiplican a diario y con lo cual crece el estupor en la máxima casa de estudios.
La Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) es una institución de educación superior que tiene, entre otros objetivos, el de incidir en el desarrollo de Chiapas y de la nación, a través de la enseñanza de la educación superior, de la investigación, de la construcción, extensión y socialización del conocimiento y la cultura. Sin embargo, el actual rector, con sus políticas represivas y arbitrarias, ha pisoteado los postulados de la Ley Orgánica universitaria.
Los abusos que sistemáticamente ha cometido el rector en turno durante su gestión, en agravio de su propia comunidad, se traducen en despidos laborales injustificados, renuncias obligadas mediante coacción, hostigamiento laboral; acusaciones falsas de plagio, de falta de probidad y honradez, robo de bienes, pérdida de la confianza, así como temerarias querellas con inicio de carpetas de investigación penal y demandas civiles por daño moral en contra de quienes se han resistido a doblegarse a sus caprichos y venganzas, y, por supuesto, una generalizada violación a los derechos humanos en contra de muchos integrantes de esta comunidad universitaria.
Mientras esto sucede ¿en dónde está la política en materia de oferta educativa universitaria implementada por el rector actual? No, no existe. Todo ha sido presión y represión en contra de docentes y trabajadores administrativos.
En noviembre de 2021, con bombo y platillo, el rector Faustino Natarén anunció la implementación del programa “Oferta Educativa para la Inclusión Social 2022” (PROEDIS), mediante el cual prometió a la juventud estudiosa 125 licenciaturas concluir en 3 años y graduarse como Profesional Superior Universitario (PSU), la cual se desarrollarían en seis áreas del conocimiento enfocadas en la “construcción de saberes para el desarrollo de habilidades y destrezas en el contexto universitario, comunitario y laboral”.
Con este cuento engañabobos, burdamente diseñado detrás de un obscuro escritorio de la colina universitaria, el rector Natarén salió a promocionarlo a través de toda su estructura oficinesca, buscando convencer a las autoridades estatales y federales del ramo educativo de las bondades de su extraviada idea. También el gobernador del Estado, Rutilio Escandón Cadenas, fue víctima de esta engañifa, pues hasta hoy fecha Natarén Nandayapa le sigue mintiendo al titular del poder ejecutivo, al asegurarle que el programa va “viento en popa”, lo cual es totalmente falso; la verdad es que, desde el anuncio del este fallido proyecto, éste ya iba a la deriva por falaz. Hoy se ha ido a pique ante los nulos resultados y el vacío de contenidos de esos programas educativos, sin tener eco en los posibles interesados.
La comunidad científica y las autoridades educativas, federal y estatal, se preguntan ¿Cuáles son las líneas y los proyectos de investigación que aporta la UNACH al ámbito científico? No, no se conocen, obviamente porque no existen. Lo cierto es que el poco y muy meritorio trabajo que realizan brillantes investigadores, organizados en cuerpos académicos, prestigian solo a determinadas facultades e institutos, pero tales esfuerzos son sepultados por la burocracia administrativa y represora implementada por esta gestión rectoral, que sólo se ha dedicado a acosar, perseguir y rescindir laboralmente a académicos e investigadores de prestigio, sin justificación alguna.
Comparativamente, una institución de educación superior hermana y más joven que la UNACH, me refiero a la UNICACH, tiene mejores indicadores en materia de investigación. ¡qué vergüenza!
¿En qué ha avanzado la UNACH en las actividades de difusión y extensión de la cultura?, ¡en nada!
Pues el rector Faustino Natarén, motivado por su ignorancia, soberbia y capricho, desmanteló las sólidas estructuras que daban sustento al extensionismo universitario; en su lugar, “armó” otras más débiles, más endebles, pero más manejables políticamente. Sin razón alguna, desapareció a la histórica y muy querida Dirección General de Extensión Universitaria (DEGU) de tan satisfactorios resultados a lo largo de su existencia, área que contaba con el beneplácito de la comunidad universitaria, sustituyéndola por una Secretaría a la que denominó de Identidad y Responsabilidad Social Universitaria (SIRESU), pero de la cual poco o nada se sabe de sus actividades y de los resultados alcanzados.
Lejos, pero muy lejos, quedaron las emotivas palabras que el gobernador Rutilio Escandón Cadenas pronunció al asistir a la ceremonia de toma de posesión del rector Carlos Faustino Natarén Nandayapa, pues en el mensaje que dirigió a la comunidad universitaria y que los medios de comunicación recogieron y reprodujeron, expresó que:
“Se congratuló (el gobernador Rutilio Escandón) porque el nuevo mando de la Unach esté en manos de Carlos Faustino Natarén, a quien definió como hombre serio, investigador y profundo en sus estudios a favor de la universidad, requisitos indispensables para representar de manera genuina y legítima a la máxima casa de estudios de las y los chiapanecos.
“Estoy seguro (dijo el gobernador) que el contenido de su plan de trabajo será una realidad en los próximos años para modernizar e innovar como nunca en su historia a esta gran institución, porque hay experiencia y capacidad para lograr los cambios comprometidos con la comunidad universitaria”.
¿En dónde quedó, pues, la modernización y la innovación de la que se habló al inicio de su gestión?
¡En la nada!, porque no existió y actualmente tampoco existe.
Hoy los universitarios están totalmente a la deriva, sin un proyecto académico que defina su futuro. Lamentablemente, la UNACH se encuentra a merced de un grupúsculo de personas que, sin mérito alguno, arribaron al poder y, ahora, obcecadamente buscan perpetuarse, a pesar de que sólo se han dedicado a destruir a la Universidad, como consecuencia de su falta de talento, experiencia académica e incapacidad administrativa y profesional para producir verdaderos proyectos productivos pertinentes que favorezcan el desarrollo que tanto requiere nuestra Entidad.
Al hacer un recuento de las acciones negativas realizadas por el actual rector y su pandilla de serviles funcionarios, y a propósito de que la otrora “honorable” Junta de Gobierno, aunque de forma totalmente amañada, ha publicado la convocatoria para la designación del nuevo rector o rectora de la UNACH (periodo 2022-2026), con seguridad podemos afirmar, hoy más que nunca, que éste es el tiempo de las mujeres; es el tiempo de que una académica unachense, por vez primera en la historia, ocupe la titularidad de la rectoría y dirija los destinos de la UNACH. Es de todos sabido que en las unidades académicas existen mujeres universitarias destacadas, con gran talento, de reconocida experiencia y prestigio. Esta tendencia se justamente la línea política que ha trazado el presidente de México, Lic. Andrés Manuel López Obrador, y que ha sido secundada, con acierto, por el gobernador de Chiapas, Dr. Rutilio Escandón Cadenas.