AGUSTÍN PÉREZ CERRADA*/Foro Independiente de Opinión **.
ZARAGOZA. España, 30 de Octubre de 2014.- En el solar de origen, las viejas casas familiares conservan –acaso de un modo pasivo y no tanto como hoy quisiéramos–, enseres y chirimbolos en desuso, que han ido quedando arrinconados en el desván, quizá por la existencia de espacios en los que era más cómodo conservar que arrojar. Entre ese acervo, casi siempre con escaso valor material, mi familia conserva algunos elementales juguetes infantiles, que con el paso de los años vuelven a retomar su finalidad original para entretener con eficacia a nuevas generaciones de niños que visitan la casa. De entre ellos destaca, por su aceptación femenina, una pequeña cocina de madera con algún menaje complementario de variado material, que suele ser «reclamada» en cada nueva visita, o ponderada ante una hermanita más pequeña, que llega ilusionada para compartir la seductora experiencia de la primera vez.
La tecnificación generalizada, quizá ha hecho que muchos de los complejos juguetes actuales hayan perdido parte de la fascinación del juguete simple, en el que todo lo tiene que poner la imaginación infantil. Limitarse a pulsar un botón para que el artefacto haga alguna gracia, no parece que aporte nada a la creatividad personal. Más bien sugiere que sea el resultado de una estrategia de mercado en la búsqueda del puro consumo, a la espera de que el juguete vaya a parar cuanto antes al armario de los trastos; frente a la elemental «pepona» que sobrevive a lo largo de los años, aun cuando le falte un brazo o un trozo de pie. Algo parecido ocurre en el mundo de los adultos al enfrentarse con algunos electrodomésticos, cuya complejidad de aditamentos y prestaciones secundarias son ignoradas por los usuarios.
De otro lado, las imágenes televisivas o de libro ilustrado parecen haber suplantado a la imaginación, sustituyendo a la palabra. Si todo se ve concretado en imágenes, no se ofrecen campos a la fertilidad de la ensoñación. La primacía de la imagen empobrece la expresión en el más amplio sentido del concepto. En el lenguaje hablado se utiliza un vocabulario cada vez más corto, y la expresión de sentimientos se banaliza, ya que su vehículo es la palabra. Se recuerdan postales, viñetas o escenas de película, como aquel turista que mira el mundo a través del objetivo de su cámara: un mundo fragmentado e igual para todos. Bajo esa perspectiva puede que falte la aportación del sujeto, que se haya atrofiado la capacidad para crear un mundo interior diverso para cada lector, para cada espectador.
El seguimiento pasivo solo conduce a una línea muerta. De ser sujetos activos, imaginativos, se tiene el riesgo de pasar a ser sujetos pasivos de la técnica, a existir en un mundo virtual. El pragmatismo puede hacer olvidar el poder de la palabra, del pensamiento. La imaginación es necesaria para saber escuchar, para saber mirar, para saber pensar.
Agustín PÉREZ CERRADA
Foro Independiente de Opinión
Datos personales:
*Agustín Pérez Cerrada. DNI: 17.072.131-J. Avenida Cesáreo Alierta, 27-29, 8º D. Zaragoza (España)
**El Foro Independiente de Opinión es un grupo de profesionales (licenciados en Química, Medicina, Pedagogía, Ingeniero Agrónomo, Ingeniero de Caminos, Profesor Mercantil, Catedrático universitario, etc.)