TUXTLA GUTIERREZ, Chiapas, 15 de Octubre de 2014.- José Carlos Pestaña Álvarez, estudiante del séptimo cuatrimestre de Ingeniería en Tecnología Ambiental de la Universidad Politécnica de Chiapas, desarrolla un sistema de cloración para pozos, que tiene como objetivo reducir el índice de enfermedades causadas por microorganismos patógenos existentes en el agua, además de apoyar la economía de las comunidades rurales adquiriendo los cloradores con los artesanos locales.
Los difusores que se proponen son las ollas de barro con cierta cantidad de arena y cloro que dependerá del volumen que tenga el pozo y del gasto por día, que es en función del número de habitantes que se abastecen de él. La difusión de cloro en el agua será gradual, lo que permite su uso sin ningún riesgo.
En algunas comunidades rurales, por su situación geográfica, es común el uso de agua de pozos para el consumo humano; sin embargo, aunado a ello se encuentra la problemática de la falta de drenaje público, por lo que los habitantes tienen la necesidad de descargar las aguas negras directamente a fosas sépticas, ríos y arroyos cercanos, generando con ello un problema de contaminación.
La descarga de aguas negras a los arroyos, contaminan la corriente del río en todo su cauce, promoviendo un hábitat idóneo para la expansión de la fauna y la flora nociva, y a su vez, infiltrándose en la tierra hasta llegar a los mantos acuíferos, donde los contaminantes serán guiados a los pozos que los propios habitantes de la comunidad utilizan para su autoconsumo, incrementando el riesgo de padecer enfermedades gastrointestinales.
Ante esta problemática, José Carlos Pestaña Álvarez señala que el tratamiento en aguas potables mejora la calidad del agua por reacción del cloro con el amoniaco, hierro, manganeso, sulfuros y algunas sustancias orgánicas; por lo que el efecto es inmediato. Sin embargo, aclara, también puede producir efectos adversos, ya que el color y olor característico de los compuestos orgánicos presentes en el agua puede intensificarse además de formar compuestos carcinogénicos, por lo que debe de hacerse de manera adecuada, con la dosis correcta, siguiendo las Normas Oficiales Mexicanas en materia de agua.
Pestaña Álvarez explica que es importante seguir una metodología: localizar los pozos; medir los niveles de agua que alcanza; ver cuántos habitantes se abastecen de esa agua; a qué distancia está de la fosa séptica, si la hay; realizar las pruebas microbiológicas para saber si el agua está contaminada por bacterias patógenas para posteriormente diseñar el clorador, el cuál puede realizarse con los mismos artesanos del lugar, teniendo un costo muy accesible.