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EL BIENESTAR ECONÓMICO Y LAS ELECCIONES DEL REINO UNIDO

04 de mayo 2015

Michael Roberts/SP-Barcelona, España.

¿Quién ganará las elecciones generales del Reino Unido la próxima semana? La respuesta es que nadie lo sabe. No sólo porque nunca se puede estar seguro del resultado de unas elecciones hasta que los votos se recuentan, sino porque en estas elecciones generales para elegir un nuevo gobierno en el Reino Unido, que se celebrarán el 7 de mayo, las encuestas sugieren que el resultado será muy reñido.

Según las últimas encuestas, los dos principales partidos de la política británica, los conservadores que gobiernan y el Partido Laborista en la oposición, están a la par, con alrededor de un 33% de voto probable.

Lo que también complica cualquier predicción es que el resultado de los partidos más pequeños sería decisivo.

En primer lugar, el socio menor en la actual coalición, el Partido Liberal Demócrata, que obtuvo el 23% de los votos en 2010, solo tiene una expectativa de voto ahora del 8.10%. Nadie está muy seguro de dónde acabarán los votos de los liberales desilusionados. En segundo lugar, el Partido de la Independencia del

Reino Unido (UKIP), un partido anti-inmigración, euroescéptico, podría obtener alrededor de 12-15%. UKIP fue el partido más votado en las elecciones al Parlamento europeo el año pasado y luego ganó una elección parcial en una circunscripción tras la deserción de un diputado conservador. Ello provocó la histeria de los medios de comunicación que comenzaron a pronosticar que el equilibrio de poder en el próximo parlamento del Reino Unido dependería de UKIP. Entonces escribí una nota política, que pareció excéntrica, diciendo que era una tontería. Me atrevo a pronosticar que el voto a UKIP se disipará en unas elecciones nacionales, y así parece estar siendo. Las encuestas actuales indican que obtendrá un solo escaño y hasta su colorido líder, Nigel Farage, puede quedarse fuera del Parlamento. Aun así, UKIP podría obtener votos suficientes para afectar los resultados en algunas circunscripciones marginales claves en Inglaterra, inclinando la balanza entre conservadores y laboristas.

Pero el verdadero comodín en la partida de cartas es el ascenso del Partido Nacional Escocés (SNP). En el referéndum sobre la independencia de Escocia en septiembre pasado el SI fue derrotado (de nuevo como predije). Sin embargo, la consecuencia ha sido un giro masivo contra el Partido Laborista, el partido tradicionalmente mayoritario en Escocia, debido a su apoyo a la austeridad y a las políticas neoliberales durante los últimos 15 años. El voto por la independencia fue un 45% en septiembre pasado y ese es el porcentaje de intención de voto que el SNP obtiene en las encuestas (posiblemente incluso más), mientras que el 55% que votó en contra de la independencia divide su voto en tres partes: Laboristas, Conservadores y Liberales.

El SNP se ha posicionado hábilmente como un partido más radicalmente anti-austeridad (aunque es una ilusión – no hay diferencia entre los planes de austeridad fiscal del SNP y el Laborismo) y en las elecciones generales podría ganar la gran mayoría de los escaños en Escocia. Lo que bastaría para evitar que los laboristas tuvieran una mayoría en el Parlamento del Reino Unido. Las proyecciones actuales de los más destacados psefologistas (politólogos especializados en encuestas electorales, ndt), como Nate Silver, sugieren que ni los conservadores ni los laboristas serían capaces de formar una coalición viable en el próximo parlamento, y mucho menos una mayoría. Así que lo más previsible en estos momentos es un ‘parlamento colgado’ sin un partido mayoritario y un gobierno minoritario.

Pero ¿será eso lo que ocurra? Aunque se requieren 326 escaños para tener la mayoría, si se tiene en cuenta que habrá un presidente que no vota y un diputado independiente, y que los diputados irlandeses del

Sinn Fein no acuden al Parlamento, en realidad se puede formar gobierno con 324 votos. Lo que podría ser suficiente para una de las coaliciones potenciales.

Ya en 2009, antes de las últimas elecciones, hice una predicción en el último momento: que el ciclo económico de auge y crisis podría favorecer a los conservadores en caso de que ganasen las elecciones de 2010 (lo que hicieron por poco, y formaron una coalición con los liberales). La Gran Recesión acababa de terminar y la recuperación económica podría durar hasta 2015 y permitir a los conservadores ganar un nuevo mandato.

Los Laboristas se mantuvieron por delante en las encuestas desde 2010, pero las cosas empezaron a cambiar en 2013 en la medida que la economía del Reino Unido mostró por fin algunos signos de vida y el gobierno aflojó un poco las medidas de austeridad. Mientras tanto, UKIP y el SNP continuaron avanzando.

Las cosas se han equilibrado. ¿Qué decidirá las elecciones? En mi opinión, casi nunca la propia campaña.

Por lo general, las encuestas electorales antes de una campaña se acercan a el resultado final, aunque esta vez, hay muchas variables que podrían marcar la diferencia. Sin embargo, las encuestas han mostrado hasta ahora una gran estabilidad: el porcentaje de voto para los partidos que concurren apenas ha cambiado una semana antes de las elecciones.

Además, creo que hay bastantes datos fiables de que, a pesar de que los medios de comunicación solo se miran el ombligo, la personalidad de los líderes no es determinante (después de todo, el dirigente más gris y sin interés conservador que jamás haya existido, John Major, ganó en 1992 a un carismático candidato laborista en la oposición. Y en la década de 1920, Stanley Baldwin, otra personalidad sin interés, ganó varias elecciones sucesivas. Ni siquiera los temas concretos deciden el resultado: los controles de inmigración, NHS, Trident, la austeridad etc.

Lo que realmente decide las cosas es el estado de bienestar material de la mayoría de la población. ¿Van las cosas cada vez mejor en su conjunto? Ha habido algunas investigaciones sobre ello en relación con las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Hay un fuerte paralelismo entre el crecimiento de la renta disponible real per capita del año previo a las elecciones y el margen obtenido por el vencedor.

En 2012, el margen de votación popular de Obama fue de 3,8%, mientras que su margen esperado (basado en los datos reales de ingresos disponibles en el momento) fue del 4,6%. El resultado de las elecciones de

2008 (cerca de la esquina inferior izquierda del cuadro) también era bastante consistente con el patrón histórico; McCain perdía frente a Obama en el voto popular por 7,3 puntos porcentuales -ligeramente mejor de lo esperado, dado el triste -0,8% de la tasa de crecimiento de los ingresos a mitad de aquel año.

En cuanto a Gran Bretaña, Paul Krugman recientemente hizo una observación similar a la que hice en 2009: «la verdad es que lo que está sucediendo en la política británica es lo que casi siempre sucede, allí y en todas partes: los votantes tienen una memoria bastante corta, y no juzga la política económica por los resultados a largo plazo, sino por el crecimiento reciente. En los últimos cinco años, el balance de la coalición es terrible. Pero en el último par de trimestres es bastante bueno y eso es lo que importa políticamente».

Y continúa «la investigación echa por tierra casi todas las narrativas electorales que tanto les gustan a los expertos políticos- de poco importa quién gane en la prensa, o quién se haga eco de las supuestas preocupaciones de los votantes independientes. Lo que importa sobre todo es el crecimiento del ingreso inmediatamente antes de las elecciones. Y quiero decir eso, inmediatamente antes: estamos hablando de algo menos de un año, tal vez menos de la mitad de un año».

Así que echemos un vistazo a los datos del crecimiento de los ingresos y la sensación de bienestar del votante medio británico. La caída de los ingresos semanales reales desde las últimas elecciones ha sido la peor caída continua desde la década de 1930. Pero en el último año, se ha producido una inflexión.

Si nos fijamos en la renta disponible real de los hogares per cápita y en la percepción que la gente tiene dela situación financiera, nos encontramos con algo similar. En el 4 trimestre de 2014, la renta real disponible de los hogares aumentó un 1,9% en comparación con el mismo trimestre de hace un año y un 2,2% por encima del nivel anterior a que comenzara la Gran Recesión. Lo que es más importante, la percepción de la gente de su propia situación financiera está ahora por encima de donde estaba en el momento de las últimas elecciones, aunque todavía está por debajo del nivel anterior a la crisis financiera mundial en 2008.

Otra medida del bienestar económico que se suele utilizar es el denominado índice de miseria: la tasa de desempleo más la tasa de inflación (ver mi nota). Si se trata de cifras de dos dígitos, la ‘miseria’ es alta y los gobiernos pierden popularidad en gran medida – como ocurrió en 2010. En la actualidad, con la tasa de paro en el 5,5% y la inflación en cero, este indice sugiere que la miseria ha disminuido.

Pero hay algunos nuevos indicadores en el que las cosas no se ven tan color de rosa. El economista keynesiano, David Blanchflower, prefiere lo que él llama un indice ponderado de miseria en el que la tasa de desempleo debe pesar más que la tasa de inflación en cualquier estimación de la miseria. Incluso con este índice ponderado las cosas han mejorado recientemente.

Andy Haldane, economista jefe del Banco de Inglaterra, ha desarrollado lo que él llama un índice de “agonía y éxtasis”. Este indice de Haldane es un simple índice de los salarios reales, las tasas de interés reales y el crecimiento de la productividad.

El indice de Haldane muestra que el pueblo británico y la economía han visto aumentar su «agonía» durante el periodo más largo desde la década de 1800, con la excepción de las guerras mundiales y la década de 1970. Y el indice de agonía sigue aumentando en la medida que la productividad continúa desacelerándose, pero el ritmo de crecimiento del indice se relentiza. (Para más información sobre ello ver mi artículo en la revista Weekly Worker) .

He desarrollado mi propia versión más simple de «bienestar económico», como el crecimiento de la renta real per cápita MENOS la tasa de desempleo. Este indice revela que un año antes de las elecciones de 2010 el bienestar económico estaba por debajo de la par. No es de extrañar que los Laboristas perdieran. Y se ha mantenido por debajo de la par en casi todos los trimestres hasta mediados de 2014. Sin embargo, en los últimos tres trimestres, el índice ha subido por encima de la media.

Todas estos indices muestran el nivel de la miseria o de agonía o de falta de bienestar para la familia promedio experimentado desde 2010, pero también muestran un cambio para mejor en el último año y la percepción de que las cosas están mejorando.

¿Será suficiente para que los conservadores logren una victoria la próxima semana, igual que cuando lo pronostique en 2010? Puede ser, pero la recuperación económica bajo los conservadores ha sido mucho más débil y ha llevado más tiempo que lo que yo esperaba en 2010. Y todos estos indices ocultan las disparidades en bienestar entre las clases profesionales, especialmente en Londres, y el resto de la población. La recuperación económica ha sido desigual por regiones y sectores. Basta con mirar a Gales.

El PIB per cápita de Gales es el 72% de la media del Reino Unido. Harían falta 20 años de crecimiento al 4% anual para cerrar esa brecha con Inglaterra. Gales es una de las zonas más pobres de Europa: a la altura de Hungría y los demás países de reciente adhesión a la UE.

Así que la recuperación puede que no sea suficiente para que los conservadores sean reelegidos. De hecho, su misma debilidad puede explicar por qué los Laboristas van por delante en las encuestas si no fuera por sus enormes pérdidas ante el SNP en Escocia. En ese aspecto, estas elecciones confirmarán vengativamente que el sistema bipartidista en Gran Bretaña, reforzado en parte por un sistema electoral mayoritario a una sola vuelta, se ha desmoronado.

En 1951, los partidos conservador y laborista consiguieron sumados el 97% de los votos emitidos. En las últimas elecciones, este porcentaje se redujo al 65%.

Es muy posible que el partido más votado en estas elecciones sea el partido de los que no votan, si la participación es inferior al 65% y el Laborismo y los conservadores no puede obtener cada uno el 35% de los votos. El auge de UKIP y el SNP, el primero de ellos un partido nacionalista inglés y el segundo nacionalista escocés, debilita a los principales partidos, incluso más que antes. En 1950, Escocia fue más conservadora que el resto del Reino Unido. Hoy, los conservadores escoceses están al borde de la extinción. En 2010, Escocia fue más laborista que el resto del Reino Unido; pero parece que el laborismo será diezmado allí la próxima semana.

Las proyecciones de escaños para próxima semana sugiere que ni los conservadores ni los laboristas podrán formar una coalición viable, y mucho menos una mayoría absoluta. Sin embargo, esto puede cambiar. Mi previsión, con base en los indicadores de bienestar económico, es otra coalición Tory-liberal, tal vez con el respaldo de los unionistas de Irlanda del Norte. Lo que significa para la economía y el pueblo británico, lo trataré después de las elecciones./sinpermiso/SP-Barcelona, España.   

 

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