MÉXICO, DF., 12 de Agosto de 2014.- En una reflexión en la que justifica las razones que lo llevaron a impulsar las llamadas reformas estructurales, el Presidente Enrique Peña Nieto señaló que, a pesar de que en las tres últimas décadas “transitamos con éxito hacia una democracia electoral” y que la economía nacional se abrió al mundo, el crecimiento económico de México “se había mantenido muy por debajo de su potencial”.
“Los obstáculos eran de tal magnitud que era imposible superarlos únicamente con una administración más eficiente. El cambio tenía que ser radical”, sostiene el ejecutivo federal en un artículo publicado ésta noche en la página de internet de la Presidencia de la República denominado “Reformas en Acción”.
Nuestra democracia no otorgaba resultados sustantivos debido a la polarización y a reglas que poco ayudaban para propiciar acuerdos. Además la transparencia de las instituciones del Estado y de todos los niveles de gobierno era insuficiente, indica Peña Nieto quien señala que “cuando inicié mi gestión dejé claro que mi gobierno no venía solo a administrar, sino a transformar. Para lograr este objetivo, el primer reto era alcanzar los consensos que permitieran construir mayorías en el Congreso de la Unión”.
Así surgió el Pacto por México, explica, un espacio de encuentro entre el Partido Acción Nacional, el Partido de la Revolución Democrática, el Partido Revolucionario Institucional y el Gobierno de la República, el cual por primera vez en la historia, “se forjó un gran acuerdo que no se originó por la necesidad de enfrentar una emergencia sino por la voluntad explícita de cambiar de fondo al país”.
Afirmó que, “en todo momento, desde mi gobierno procuramos buscar el mayor nivel de consenso entre las tres principales fuerzas políticas”, sin embargo, “cuando esto no fue posible, como en el caso de las reformas hacendaria y energética, optamos por la construcción de una mayoría suficiente para aprobar las reformas”.
El resultado de este proceso inédito es un paquete de 11 reformas estructurales “que habían sido aplazadas por décadas y que hoy ya son realidad: una de ellas aprobada durante el periodo de transición gubernamental, con el concurso fundamental de los legisladores del PRI, y otras diez promulgadas durante los primeros 20 meses de mi administración”, indica.
Peña reitera en su escrito que las reformas persiguen tres grandes objetivos: elevar la productividad del país para impulsar el crecimiento económico, fortalecer y ampliar los derechos de los mexicanos y afianzar nuestro régimen democrático y de libertades
Concluido este proceso, subraya, comienza una nueva etapa en la ruta de la transformación: pasamos de las Reformas en la Ley a las Reformas en Acción. Ahora, el Gobierno de la República se centrará en lograr una eficaz implementación de las reformas. Sin embargo, reconoce que “el camino no será fácil ni los resultados llegarán de inmediato”, aunque hoy “ya contamos con el marco jurídico y la estructura institucional para iniciar la ruta hacia un nuevo México en donde todos los mexicanos cuenten con las oportunidades, herramientas y capacidades necesarias para construir una historia de éxito”.