05 Enero 2018
Por José Luis Castillejos Ambrocio
Políticamente nació muerto. No levanta. No lo quieren. Es más de lo mismo. Es inquietante. Su partido deja crecer la pobreza; la necesita electoralmente. Ha sido Secretario de Hacienda, pero José Antonio Meade asegura que del actual desorden económico ni él ni el gobierno son responsables.
Atribuye el desbarajuste a factores exógenos. Cinismo puro. No logró superar el reclamo social ni contribuyó a disminuir la pobreza. En México hoy las ollas están vacías y, particularmente, en estados del sureste como Oaxaca, Chiapas y Guerrero los campesinos lucen desesperados, al borde de la histeria y con los machetes desenvainados.
No hay empleos. La situación económica se agrava y en el campo político hay un despilfarro, por parte de quienes gobiernan o aspiran gobernar. No hay un equilibrio entre los que mucho tienen y los que sólo piden oportunidades e ingresos para poder llevar alimentos a sus casas.
Las amas de casa cotidianamente enfrentan la escasez de alimentos. Van a los mercados y regresan con las bolsas semi-vacías. Van al día. Hay productos en los supermercados pero, debido a la falta de dinero, cada vez es más lejana la posibilidad de adquirirlos.
Muchos jefes de familia carecen de un adecuado trabajo o subsisten con empleos eventuales o en sus changarros (tiendas, ventas de tacos, empanadas, garnachas, fondas, aguas frescas, talleres mecánicos, etc) que apenas y les dejan para mal comer.
El gobierno está llevando al pueblo a situaciones extremas y si no hay una válvula de escape, a través de la generación de empleos, de inyección económica a los municipios y mayor fluidez, el país podrá estallar en llamas en el marco de las elecciones del 2018.
A Meade Kuribreña lo mandaron a correr la cancha en un escenario difícil. Más bien lo mandó Enrique Peña Nieto a perder. De esa forma, EPN podrá justificar el ascenso al poder de Andrés Manuel López Obrador. No quiso Peña Nieto que fuera Miguel Ángel Osorio Chong el timonel de las elecciones priístas del 2018 y optó por el denominado “mal menor” dentro de las filas del tricolor.
En esa línea se la pusieron fácil a AMLO. No ha habido candidato más débil en toda la vida priísta que Meade. De hecho es inminente la llegada de López Obrador a la residencia de Los Pinos salvo que, de última hora, Peña Nieto ponga toda la maquinaria y los recursos del Estado a operar a favor de la compra de voto para favorecer a un candidato que se despinta sólo.
En la actualidad más de once millones de mexicanos que radican en los dos mil 457 municipios del país, fueron clasificados como población en situación de pobreza extrema con carencia alimentaria.
La famosa Cruzada Nacional contra el Hambre ha fracasado y es un nido de funcionarios corruptos que utilizan los recursos con fines electorales. Es una vergüenza lo que pasa en México. Indigna que no haya un mejoramiento en alimentación, salud, educación, vivienda y servicios básicos.
Según el INEGI, en México mueren cada año aproximadamente 8,500 personas a causa de la desnutrición, de ellos, un promedio de 850 tenían menos de 5 años de edad. Datos de la Secretaría de Salud revelan que anualmente se enferman en el país más de 170 mil personas por la falta de alimentos; todo ello, en un contexto en el que más de 28 millones de mexicanos viven en vulnerabilidad por carencia de acceso a la alimentación, y 11.7 millones en condiciones de pobreza extrema.
Lo catastrófico de todo esto es es que, según el INEGI, de los 48.7 millones de personas que trabajan, hay 22.1 millones que reciben ingresos por debajo de 120 pesos diarios.
Es un escándalo que en México se padezca hambre. Cada año enferman y mueren miles de personas porque no tienen una ingesta suficiente ni adecuada de alimentos, como resultado principalmente de las persistentes condiciones de pobreza, rezago social, marginación y discriminación que privan en todo el país.
¿Qué hemos hecho mal?, es la pregunta que se antoja hacer. Creo que todo. Primero hemos elegido a una caterva de sinvergüenzas con algunas excepciones. Quienes gobiernan no comprenden los severos contextos de pobreza, marginación y, sobre todo, de desigualdad que hay en el país.
El 2018 será la sepultura política de muchos.
No hay vuelta atrás.
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@jlcastillejos