jueves , enero 23 2025

El exrector y exabogado general de la UNACH pierden otro juicio laboral

  1. Despido con tintes de violencia de género
  2. El juez ordena reinstalación, pago de salarios vencidos y prestaciones
  3. la resolución desnuda la incapacidad del exrector y sus abogados

4.- habrá demandas civiles para reparación del daño

Por Agustín López Cuevas

TUXTLA GUTIERREZ, Chiapas; 22 de enero de 2025.- En un nuevo episodio que evidencia las graves irregularidades laborales cometidas por el exrector de la UNACH Carlos Faustino Natarén Nandayapa y el exabogado general Enrique Pimentel González Pacheco quienes han enfrentado otra derrota judicial. Esta vez, el juez ordenó la REINSTALACIÓN de IVETH ADRIANA SAMAYOA AQUINO, trabajadora de la FACULTAD DE INGENIERÍA, quien fue despedida injustificadamente. Además, la resolución judicial LES OBLIGA A PAGARLE LOS SALARIOS VENCIDOS Y PRESTACIONES SOCIALES, incluyendo aguinaldos, vacaciones con su respectiva prima vacacional, carrera docente y el reconocimiento de antigüedad, entre otros derechos vulnerados.

Un despido con tintes de violencia de género

El caso de Iveth Adriana Samayoa Aquino no fue un simple error administrativo ni una situación aislada. Según la propia afectada, su despido fue una acción deliberada que representó una artera violación de sus derechos y un claro ejemplo de violencia de género. La razón detrás de este acto injustificado: haber escrito en colectivo el libro denominado “Administración de Proyectos” que fue publicado por la misma institución y reconocido internacionalmente, algo que, lejos de ser motivo de orgullo, desató la ira misógina del exrector y de su círculo de incondicionales.

La situación escaló cuando intentaron forzar a Iveth Samayoa a renunciar a su puesto. Primero, la amenazaron con acusarla del delito de PLAGIO relacionado con el libro publicado. Cuando esta estrategia falló, se orquestó en su contra un procedimiento administrativo amañado para justificar su despido. De manera evidente, el exrector demostró su parcialidad y misoginia al centrar las acusaciones exclusivamente en contra de Iveth Adriana Samayoa Aquino, dejando fuera a los otros cuatro coautores del libro, todos hombres por supuesto.

La trabajadora universitaria enfrentó un sistema estructurado para silenciar a quienes desafían el statu quo. A pesar de los recursos legales y administrativos desplegados por la UNACH, Iveth Samayoa logró demostrar que las acusaciones en su contra carecían de fundamento. La resolución judicial que ordena su reinstalación y el pago de sus derechos laborales es una victoria no solo para ella, sino también para todos los trabajadores de la universidad que han sido víctimas de prácticas similares.

Desde su cuestionada llegada a la rectoría, por quien sabe que aberraciones psicológicas Carlos Faustino Natarén Nandayapa fue señalado por instaurar un clima de persecución y represión, especialmente en contra de las mujeres. Apoyado por directores de unidades académicas y líderes sindicales, su administración se caracterizó por despidos injustificados, intimidación y violaciones sistemáticas de derechos laborales. Iveth Adriana Samayoa Aquino es uno de los tantos casos que ilustra este patrón de abuso de poder.

La resolución judicial a favor de Iveth Samayoa no solo reivindica sus derechos, sino que también pone en evidencia la incompetencia y falta de ética de quienes encabezaron la defensa legal de la UNACH. El enclenque equipo del exabogado general Enrique Pimentel González Pacheco quedó en evidencia frente a la solidez y determinación de la defensa de Iveth Samayoa. Este fallo judicial representa una luz de esperanza para una comunidad universitaria que ha sufrido los embates de una administración abusiva y misógina.

El caso de Iveth Adriana Samayoa Aquino simboliza la resistencia ante la opresión y la lucha por la dignidad laboral. Es un recordatorio de que, incluso frente a la maquinaria institucional, es posible defender los derechos y la justicia. Ahora, más que nunca, es vital que la comunidad universitaria se una para exigir rendición de cuentas y garantizar que actos como los perpetrados durante la administración de Faustino Natarén no se repitan.

Iveth Adriana Samayoa Aquino vuelve a su puesto con la frente en alto, como un símbolo de esperanza y determinación para todos aquellos que anhelan una UNACH libre de abusos y comprometida con el respeto a los derechos de su comunidad.

Iveth Adriana Samayoa Aquino ya prepara sendos escritos para denunciar civilmente a sus agresores y pedir reparación del daño moral y una disculpa pública, así como lograr que a esos funcionarios se les inscriba en el Registro Público de agresores y misóginos.

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