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EN RESUMEN…

01 Abril 2016

Pascual Cruz Galdámez.

Fin al pacto corporativo entre el gobierno y grupos sociales…

La pésima situación económica -consecuencia de una frágil política social y malas decisiones de quienes se encargan del manejo de las finanzas- que impera en Chiapas, están dando al traste con el control hacia los sectores del cual en otros tiempos hiciera gala el gobierno y que permitían la estabilidad social a través de un pacto corporativo, que si bien es o era un modelo que muy bien funcionó al gobierno durante décadas para mantener este control, ahora, con las constantes manifestaciones de las inconformidades por infinidad de razones y motivos, podemos confirmar sin temor a equivocarnos  que este corporativismo siempre estuvo a expensas del dinero como mejor forma de ejercer la manipulación de esos grupos otrora aliados y hoy convertidos en los principales enemigos que no hacen más que reclamar las cuotas de poder de las cuales gozaban, empero ahora que se las han ido retirando paulatinamente, ponen el grito en el cielo y tratan de anteponerse como las víctimas del gobierno, cuando en otros tiempos fueron parte de ese sistema riguroso y corrupto de control y que los hacía parte de esa familia que detentaba el poder pero que ahora pretenden romper con él simple y sencillamente porque se agotó ese modelo emanado de un “milagro económico” que el mismo sistema en el gobierno implementó de manera demagógica pero que hoy, al verse también saqueado por decisiones centralistas del gobierno federal, con una política financiera arrasadora impuesta por Luis Videgaray, secretario de Hacienda, le hacen ver a los gobiernos locales su triste realidad y ahora en Chiapas, como en otras entidades federativas, se vive un clima de tensión que han llevado hasta las manifestaciones violentas, en donde ni las prácticas coercitivas a través de las corporaciones policíacas responsables del orden público han podido aplacar, y por lo que se ve ya no podrán pues han quedado rebasadas totalmente, incluso, los mismos elementos de seguridad han salido heridos al tratar de calmar a las turbas enardecidas que no hacen otra cosa que, como ya dijimos arriba, exigir sus cuotas que les han sido poco a poco retiradas. En Chiapas, los gobiernos han ejercido el poder de manera distinta pero con sellos imborrables en las formas de controlar a las masas, desde cortes autoritarios hasta un tanto o bastantes tolerantes; Pablo Salazar Mendiguchía, por ejemplo, con el garrote en mano como el principal medio aminoró en gran forma las dimensiones de la anarquía tolerada en gobiernos anteriores, sometiendo a grandes sectores como el magisterio; posteriormente, pasó a ser un sistema pasivo con Juan José Sabines Guerrero, quien utilizó la desviación del dinero público para mantener a raya a los grupos sociales, mismos que entre más radicales mayores eran los escandalosos montos económicos que se les otorgaban, ya sea en especie, en efectivo, o ambos a la vez; en la actualidad no hay garrote ni paga, pero es evidente que el dinero ha sido desviado hacia el centro del país, y aquí mismo con algunos que le han metido la uña al dinero de manera importante, pero que mantienen la situación social al borde del colapso por la falta de dinero para la operatividad y no solamente al exterior, sino que al interior de las mismas instituciones desde la Secretaría de Hacienda que comanda el toluqueño-oaxaqueño, Daniel Sandoval Jafit, lo que le ha acarreado graves problemas al gobernador Manuel Velasco, cuyo talón de Aquiles es precisamente la manera de manejar el dinero de parte de la dependencia responsable, cuyas finanzas mantienen a Chiapas en la quiebra total. Claro que el hecho de que la entidad se mantenga en zozobra y latente desestabilización políticamente le conviene a alguien y ese es al PRI, así que no hay mucho de donde escarbar si de encontrar la razón del porqué del caos social que se vive en el terruño.

A resumidas cuentas…

Con la vara que mides serás medido dice un refrán y el responsable de la política interna de Chiapas, el encargado de la gobernabilidad y orden que debe imperar a través de la aplicación del estado de derecho, Juan Carlos Gómez Aranda, podría ser sustituido por la costeñita Arely Madrid Tovilla; bueno, mejor dicho es lo que se dice en los corrillos políticos; y el refrán es porque de ser cierto, Gómez Aranda ya se ha aprendido hasta cantada la toma de protesta a tantos funcionarios que ahora a él le cantarán las golondrinas.  Por hoy es todo, nos leemos en el próximo En Resumen. galdamez32@hotmail.com y enresumen4@gmail.com

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