16 Abril 2016
Pascual Cruz Galdámez
Solo el que carga el cajón sabe lo que pesa el muerto, dice un refrán.
Satanizar a los policías o a los maestros es quizá un acto de inconsciencia por quienes no conocemos a ciencia cierta cuales son los verdaderos motivos de la lucha magisterial y qué es lo que realmente ocurre en el tema en donde, incluso, creo que ni los propios maestros saben, al menos la mayoría de ellos.
Los sucesos de este viernes en Tuxtla Gutiérrez con el desalojo de los maestros a cargo de los policías, ambos bandos recibiendo instrucciones, dejan una enseñanza a nosotros los ciudadanos, pues los vándalos infiltrados (me atrevo a decir que no eran maestros) que quemaron vehículos recibieron su merecido y fueron parados oportunamente por la policía. Digo que como ciudadano aprendí algo porque hoy pude observar la manera como otros malandrines aprovechan para causar desmanes pero que afortunadamente la policía se los impidió. No quiero pensar lo que ocurriría si a éstos que quemaron los vehículos les hubieran permitido avanzar por las principales calles y avenidas de la capital, o de otros municipios.
Particularmente pienso que son bienvenidas las diferentes formas de manifestar libremente las ideas y las formas de pensar de los diversos grupos sociales, pero también creo que la aplicación del estado de derecho oportunamente a los que crean la anarquía y generan pánico entre la población es el deber de la policía.
Ojalá y el respeto a los derechos de terceros pudieran ser las bases de toda movilización y manifestación de las inconformidades.
Por lo pronto hoy la policía impidió que comerciantes y dueños de inmuebles del centro de la capital fueran afectados por los vándalos que siempre causan destrozos a quienes nada tienen que ver en esa lucha. Eso es lo que la mayoría pedimos, la aplicación del estado de derecho y esperamos que en lo sucesivo las autoridades hagan lo mismo con los demás vándalos que invaden, arrebatan y matan; el pueblo se los va a agradecer.