15 Enero 2016
Pascual Cruz Galdámez
El Papa en Chiapas, una visita más política que espiritual
El próximo 15 de febrero estará en tierras chiapanecas el Papa Francisco, pero a juzgar, desde aquel 11 de mayo de 1990, si no mal recuerdo, cuando la visita de Juan Pablo segundo a estos lares, la feligresía católica ya no es la misma, se ha reducido considerablemente en número producto de la proliferación de otras sectas religiosas que han ido ganado terreno y adeptos de manera importante, al grado que podemos asegurar que actualmente el catolicismo en Chiapas representa una minoría frente a otras denominaciones. Muchos podrían ser los factores, pero el principal es que en Chiapas, a los clérigos les da mucho por participar más en política y no se ocupan de pastorear a las ovejas, por lo que el pueblo que ya no es tan fácil de darle atole con el dedo, ha preferido emigrar enfocando su fe hacia otra religión. Seguramente a estas alturas el Papa Francisco sabe a ciencia cierta que visitará una entidad con zonas, sobre todo las indígenas, donde ser católico es una obligación, casi casi una ley, con costumbres amparadas por las mismas autoridades locales, estatales y federales, donde profesar otra religión es un delito cuya pena es el destierro, la persecución y la muerte, muy a pesar de que en México la libertad religiosa es lo que la ley dictamina, pero que en Chiapas esa ley es letra muerta y no existe la garantía de las autoridades para que quienes así lo deseen puedan contar con la plena libertad de expresar su fe. Es un caso increíble pero cierto, quizá por la extraordinaria influencia política de la iglesia católica en México que en esta entidad alcanza límites igualmente extraordinarios al grado que los delitos por intolerancia religiosa reportados duermen el sueño de los justos en las gavetas de los escritorios de las autoridades responsables de administrar la justicia, o mejor dicho son parte del archivo muerto. Es evidente que la iglesia católica como grupo de poder está más preocupada en mantener el control político de las zonas donde de antaño han tenido importantes bastiones de seguidores, al grado de someter al mismo gobierno a sus caprichos; así fue con Samuel Ruiz, ahora vemos que Felipe Arizmendi también gusta de opinar en temas políticos cuando sabemos que el papel de la iglesia como grupo de interés es o debe ser limitado, aunque también sabemos que como institución tiene existencia legal desde 1992, donde se les dio el derecho incluso de votar, claro que en la práctica muchos clérigos han sido parte importante de las decisiones políticas de los gobernantes. Fue precisamente en Chiapas, donde, como secretario de gobernación, Patrocinio González Garrido, a nombre del Estado mexicano dio a conocer las atribuciones legales que al clero se le concedían, sin saber que en menos de dos años después, en 1994, la irrupción zapatista le costaría su cabeza como responsable de la política interna del país. El presidente de la República de aquel entonces, Carlos Salinas de Gortari, propuso, obligado por el entorno globalizador de la economía mundial en donde el Vaticano juega un papel importante y como parte de sus planes de modernización, hacer de la iglesia católica un actor más abierto en el sistema político, incluso en su toma de protesta y en un gesto indicativo de su nueva postura, invitó a miembros prominentes del clero a asistir a su toma de posesión en diciembre de 1988, todo lo anterior trajo como consecuencia que para 1992 ya había revisado varias provisiones constitucionales importantes, una de ellas es la que permiten ahora el reconocimiento de todas las iglesias como entidades legales. Actualmente y con la visita papal en puerta, no resulta extraño pensar que Carlos Salinas de Gortari es el principal promotor de este evento tan importante que para muchos viene a ser más un evento político que de índole espiritual. En lo que respecta a Chiapas, principalmente en la capital, ya no hay tal afecto por la fe católica, al grado que ni siquiera se han logrado juntar el número de personas que se requieren para las vayas humanas y esto representa una preocupación para la arquidiócesis de Tuxtla. En San Cristóbal de las Casas, a pesar de ser una ciudad donde persevera los principios del catolicismo por haber sido cuna de éste desde su formación, la enorme influencia extranjera que han traído consigo otras ideas religiosas, incluso la musulmana no tan común en México, ha dado lugar a que poco a poco de vaya desarraigando ese principio eclesiástico, al cual abonó en gran manera la actitud asumida en su momento por el “Tatic” Samuel Ruiz en contra de los auténticos coletos a quienes acusaba permanentemente de su marcado desprecio por los indígenas. Menester es comentar que el actual presidente municipal de San Cristóbal, Marco Cancino, profesa otra religión ajena a la católica. Por ello, reiterativamente señalamos que la visita del Papa podría ser el indicio de una mayor intromisión del Vaticano en cuestiones políticas, sociales y económicas en nuestro país. Si no, al tiempo… Por hoy es todo, nos leemos en el próximo En Resumen…