+ Miles de empresas del sector lácteo también desaparecerán
+ Sugieren al titular de la SE, leer el Artículo 32 de la Ley Federal de Protección al Consumidor
CIUDADA DE MEXICO, 29 de Marzo de 2016.- Más de 150 mil pequeños productores nacionales de leche están en vías de desaparecer y un millón de vacas van “camino al matadero”, por la práctica comercial de 4 millones de litros diarios de ‘fórmulas lácteas’ de procedencia extranjera, que entran al mercado sin que las secretarías de Economía y Salud tomen cartas en el asunto por conducto de Profeco y Cofepris.
El presidente del Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche, Alvaro González Muñoz, hizo un llamado al Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, para que se ponga orden al sistema productivo y comercial de la leche.
“Sobre todo, pidió, en entrevista que el titular de Economía, Ildefonso Guajardo, deje de negociar y concertar acuerdos comerciales internacionales a espaldas de los productores mexicanos, a sabiendas de que son ruinosos para la economía de los pequeños y medianos ganaderos lecheros”.
Puntualizó que es necesario que “alguien convenza al señor Guajardo que comprar leche en polvo barata en países altamente productores, o es un subproducto de sus industrias de alimentos, o es subsidiado por los gobiernos –es decir, por baratos caen en la práctica de ‘dumping’—lo cual pone en riesgo 350 mil fuentes de trabajo en México, más de un millón de vacas productoras y la desaparición de empresas comercializadoras de forrajes, de maquinaria y equipos y de pequeñas industrias de productos veterinarios”.
Explicó el dirigente de los productores lecheros que, invariablemente, cuando se establece un tratado de libre comercio, de facto se da el fenómeno de ganadores y perdedores. “En el caso de la leche, el 99 por ciento de los productores, somos los grandes perdedores”.
Esto, apuntó, “derivado de que nunca nos toman en cuenta y somos excluidos de las políticas comerciales con el exterior, las cuales sólo benefician a unos pocos y, de paso, perjudican también a núcleos sociales de bajos recursos económicos, y los hacen creer que, por el simple hecho de ser importados, reúnen las condiciones de calidad, sanidad e inocuidad. Esto, añadió, además de que afecta en forma negativa el bolsillo de los consumidores, los pone en riesgo de sufrir daños a la salud”.
En los tiempos presentes, sostuvo Álvaro González, con el Tratado de Asociación Comercial Transpacífico (TPP) se repite la historia ‘de los espejitos’. Tal como ocurrió hace 22 años con el TLCAN, el gobierno mexicano se dejó convencer de que la solución al problema de la leche, es secarla y darnos una compensación de uno o dos pesos por litro. Esto implica hacer inversiones nuevas para crear la infraestructura en la deshidratación y luego en rehidratarla.
Al respecto, explicó, esto es una regresión económica, tecnológica y comercial. “Es algo similar a que, si tuviéramos gasolina, el Gobierno nos apoyaría con recursos fiscales para convertirla en petróleo”.
Lo mismo ocurre con la leche. Si producimos a un precio de 6.00 pesos el litro y nos dan un peso para que la sequemos, pues ya vale 7.00 pesos convertida en polvo, para después venderla en 4.00 pesos/litro, con la consecuente pérdida de 3.00 pesos por litro. “Así es como nos quieren crucificar”.
Finalmente, añadió González Muñoz, una sugerencia para el secretario Guajardo. “Sería pertinente que aplicara el artículo 32 de la Ley Federal de Protección al Consumidor, que se refiere a la publicidad engañosa que induce al error o confusión al consumidor”, y que está contenido en la revista que emite una de las áreas a su cargo: la Procuraduría Federal del Consumidor, en la que refiere que el 84% de los consumidores de leche, compran fórmulas lácteas (hoy producto lácteo) y la confunden con leche”.
“Si nuestro secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, pusiera el mismo empeño con los productores mexicanos de leche, como la hace con los extranjeros para abrirles espacios comerciales en México, estamos seguros que nuestra actividad no se encontraría colapsada”.
Por lo anterior, cada día que pasa se hace más urgente la intervención del Presidente de la República, ya que parece que en las Secretarías de Economía y de Salud no les importa lo que suceda con la actividad productiva lechera, con nuestro autoempleo, con las fuentes de trabajo que generamos y la salud de los que no leen las etiquetas, al decir de algunos funcionarios.