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EN SÍNTESIS…

09 Agosto 2016

Vinicio Portela Hernández

Minerva López Constantino, la Juecititita corredora

La corrupción que se viene dando en el Poder Judicial de la Federación, en específico en el Vigésimo Circuito, es más que evidente, desde este mismo espacio di cuenta de el árbol genealógico del nepotismo que con sus ramas alcanzan tanto a magistrados como a jueces y que es considerado por el Código Penal Federal como un delito de ejercicio abusivo de funciones, previsto y sancionado en el artículo 220.

En ese recuento criminal resaltó el nombre de la Jueza Tercero de Distrito de Amparos y Juicios Federales, Minerva López Constantino, ya que en común acuerdo tiene entre su personal a la hermana y sobrina del Magistrado Héctor Martín Ruiz Palma, Guadalupe Ruiz Palma y María Isabel Ruiz Beltrán, respectivamente, y que ocupan puestos de Oficiales Administrativos. Que por cierto resultaron primos ya que la Jueza es sobrina del ex Magistrado Homero Ruíz papá del Magistrado Héctor. Ese es el cariño familiar que se tienen, un sentimiento que puede sobrepasar a la violación de una norma penal.

Pero la Jueza Constantino, quien es conocida entre sus allegados y gente de confianza como “Amandititita”, es un gendarme en toda la extensión de la palabra, es tan extracta que no hay Secretario y Oficial Administrativo que le aguante el paso, en apenas tres meses que ocupó su cargo ya se salieron, por renuncia o licencia, 12 personas de su Juzgado.

Pero la Juecititita no está solo en el acoso a la sus subordinados, tiene a un su Chile (porque es de origen chileno), un Secretario de nombre Samuel Rodrigo Figueroa Fernández, el brazo ejecutor, este es un lacayo que se dedica a mantener contenta a su ama, puede iniciar los procedimientos administrativos hasta de revisar los cajones y bolsos del personal. Es tanto el poder que ejerce el Rodry que se dice protegido del mismísimo Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Luis María Aguilar Morales.

Pérez Constantino se jacta y presume ser tan estricta que en su anterior adscripción, como Jueza Octavo de Distrito en el Estado de Baja California, no solo despidió a un sin fin de empleados sino que los destituyó, por lo que en Chiapas sigue con su récord de corredora y a cualquier mínima falla inicia procedimientos administrativos y hasta vista al Ministerio Público para que inicie investigaciones penales

La Juzgadora no permite que sus empleados puedan charlar, escuchar música o comer en las instalaciones, a pesar de que las jornadas de trabajo son maratónicas, donde es una cosa común ver a su personal que llega en la madrugada a terminar sus pendientes, ya que doña “Amandititita” quiere ese trabajo a las nueve de la mañana sin excusas ni pretextos y aunado que nadie se puede quedar después de las siete de la noche.

Pero ser la jefa tiene sus ventajas, Pérez Constantino pide que los expedientes salgan de la oficina para que los firme en su domicilio en Las Arboledas, en la calle Lincon, su lacayo Rodrigo Figueroa es el encargado de esa tarea, pues es el hombre de confianza y único que puede verla en ropa de casa.

Y para rematar, sus subalternos de la Jueza tienen que aguantar olores y prácticas extrañas, ya que Minerva Pérez es afín a la Santería y hace conjuros y maleficios a fin de protegerse de sus enemigos, de los engaños y traiciones, pues es tanto su miedo a perder sus pleitesías que se ha refugiado en la brujería.

Así las historias en el Poder Judicial de la Federación donde una Juecititita puede oprimir los derechos laborales de sus empleados y nadie dice nada.

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