11 Julio 2016
Vinicio Portela Hernández
El árbol genealógico del nepotismo en el PJF
Según la Real Academia de la Lengua Española señala que nepotismo es: “Desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos.”
Para la ley mexicana el nepotismo no es un término jurídico, ya que en la legislación no existe como un delito, sin embargo la conducta encuadra en el señala la hipótesis del Capítulo VIII del Código Penal Federal, que en su artículo 220 señala a la letra: “Comete el delito de ejercicio abusivo de funciones: El servidor público que en el desempeño, de su empleo, cargo o comisión, indebidamente otorgue por sí o por interpósita persona, contratos, concesiones, permisos, licencias, autorizaciones, franquicias, exenciones, efectúe compras o ventas o realice cualquier acto jurídico que produzca beneficios económicos al propio servidor público, a su cónyuge, descendientes o ascendientes, parientes por consanguinidad o afinidad hasta el cuarto grado, a cualquier tercero con el que tenga vínculos afectivos, económicos o de dependencia administrativa directa, socios o sociedades de las que el servidor público o las personas antes referidas formen parte;”
Al dejar en claro que en la acción comúnmente conocida como nepotismo sí pertenece al catálogo de delitos, me surge la duda: ¿es acaso que los altos mandos del Poder Judicial de la Federación no conocen esta falta del orden penal o no les importa quebrantar la ley con el fin de beneficiar a la parentela en un puesto público?.
Tal parece que es el segundo cuestionamiento el que prevalece, al interior de las entrañas del PJF se esconden tradiciones obscuras y de falsa doble moralidad, por un lado juzgan a los ciudadanos por sus violaciones a la ley, pero por el otro les vale saltarse los más mínimos preceptos de ética y moralidad.
Por ejemplo, Magistrado Miguel Moreno Camacho, del Tribunal Colegiado en materia Administrativa, metió a trabajar a su sobrina Gabriela Guadalupe Camacho Sarmiento en el Juzgado Primero de Distrito de Amparos y Juicios Federales, y es que los favores se pagan también por intercambios y permutas, esa es una de las constantes dentro el Poder Judicial.
En el caso del Magistrado Alejandro Jiménez López, tiene trabajando en su propio Tribunal Colegiado en materia Administrativa a su querida suegra, Gloria Ríos, como Oficial Administrativo; a su esposa, Nayeli Guadalupe del Carpio Ríos la “permutó” y se encuentra laborando en el Primer Tribunal Unitario del Vigésimo Distrito, a cargo del Magistrado Leonel Jesús Hidalgo quien intercambió ese favor para mandar con Jiménez López a Emilio Rosas Godoy, como un favor “especial”; pero ahí no termina los enroques, la cuñada del Magistrado Alejandro Jiménez, de nombre Estafanía del Carpio Ríos, la colocó en el Tribunal Especializado en Materia del Trabajo, como Oficial Administrativo en la Ponencia del Magistrado Luis Arturo Palacios Zurita, que en pago a esa atención el Magistrado Jiménez otorgó una plaza un recomendado de nombre César Hernández; y la lista sigue, pues el novio Estefanía del Carpio, José Antonio Castro López, es nada más y nada menos que el Secretario Particular del Magistrado Alejandro Jiménez López. ¿Todo un enredo no?
Pero hay algunos que tienen mejores relaciones entre sí. En el caso del Magistrado Héctor Martín Ruiz Palma metió a casi todos sus familiares en el Juzgado Primero de Distrito de Amparo y Juicios Federales con el Juez Juan Marcos Dávila Rangel. La hermana, Guadalupe Ruiz Palma es la Secretaria Particular de Dávila; los sobrinos Raúl Ernesto Borges Palma, Mario Antonio Palma Gómez y Bernarda Erika Damas Palma, son Oficiales Administrativos; la excepción a la regla fueron la hermana, Guadalupe Ruiz Palma y su sobrina María Isabel Ruiz Beltrán, que se encuentran laborando en la Juzgado Tercero de Distrito de Amparos y Juicios Federales a cargo de la Jueza Minerva López Constantino.
Otro que estima mucho a sus sobrinos es el Magistrado Homero Ruiz Vázquez, del Segundo Tribunal Unitario del Vigésimo Distrito, quien recomendó a un par de ellos a Juez José del Carmen Constantino Avendaño, del Juzgado Quinto de Distrito de Amparo y Juicios Federales, estos muchachos con mucha suerte son Luis Eduardo Ruiz Ruiz y Erick Manuel Ruiz Abarca, quienes laboran como Oficiales Administrativos.
Quienes también aprovecharon las bondades del Juez Constantino Avendaño fueron el Magistrado Martín Rangel Cervantes, quien colocó a su hija, Asalia Rangel Montero como Secretaria, al igual que el Magistrado Luis Arturo Palacios Zurita, quien le consiguió un puesto a su hermano Adiel Palacios Zurita, ambos en ese mismo Juzgado.
Asimismo existen relaciones ínter-estatales, como lo hizo el Juez Refugio Noel Montoya Moreno, Juez Segundo de Distrito de Amparo y Juicios Federales, quien extendió las atenciones al Magistrado Juan Pablo BonifazEscobar; quien es tuxtleco de nacimiento pero encabeza el Sexto Tribunal Colegiado de Circuito del Centro Auxiliar de la Primera Región con Residencia en Cuernavaca, Morelos; dándole plazas de Oficiales Administrativos a sus sobrinas Leticia y Paulina ambas de apellido Ubrina Bonifaz.
El juego de la corrupción y el tráfico de influencias es una constante en el Poder Judicial de la Federación en Chiapas, su Vigésimo Distrito es la cuna del nepotismo y como se creen intocables y poderosos hacen lo que quieran amparados por la autoridad que les da sus cargos, porque ¿quién podrá juzgar a los juzgadores?. De este tema se espera más tela de donde cortar.