02 Abril 2014
JOSE LUIS ROQUE POPOMEYA
BODAS DE ORO
Recientemente quien escribe, fue invitado a una ceremonia de bodas de oro, de una pareja de gran prestigio y tradicional, de una de las esferas sociales de la capital de Chiapas. Y usted se preguntará, “Y”…, bueno, pues, al observar a la pareja que no totalmente anciana, totalmente felices de ser festejados por sus consanguíneos.
Y es que hablar por ejemplo de 50 años de vida matrimonial, no es poca cosa. Principalmente cuando, la sociedad actual, está volcada en el consumismo, en el uso del objeto (así se ve a la persona, actualmente), mientras funciona, y una vez, llegado a su caducidad de servicio o ya no es de moda, pasa a segunda parte, si bien le va, o ser bulto, o lo que es peor, es marginado o enviado a un asilo.
Hoy pareciera que los jóvenes matrimonios, ya no están “enseñados” a tratar de convivir durante toda la vida, pase lo que pase. Claro, dejando fuera la violencia de genero (varonil vs femenil, o viceversa).
Hay parejas que no han alcanzado ni cuatro años, y ya de pronto, medio empieza a darse saltos y brincos desbocados en esa relación y, lueguito pretenden tirar la toalla, e intentarlo con otra, o con otro, según el caso. E inmediatamente afirman, “no hay compatibilidad de carácter”. Y la fantasía es que lo encontraran algún día, y así se le pueden pasar, de un brazo a otro, de una cama a otra, de una matrimonio a otro. Y jamás encontrar su princesa o príncipe azul.
Esto me recuerda a un chiste popular, algo relacionado con el tema, que dice más o menos así: “Eran dos ancianos, que celebraron sus bodas de oro, y sus hijos, nietos, vecinos, así como cualquier otro extraño, felices y llenos de admiración por que jamás les vieron discutir, pelearse, o algo por el estilo, y todo parecía miel sobre hojuelas.
No hace falta por ahí algún curioso, que se acercó a preguntarle a la anciana, cuál era el secreto de tan feliz acontecimiento. A lo que la anciana contestó:
– Ja!, cuando nos conocidos con mi amado, él vivía del otro lado del rancho, nos vimos y nos gustamos. Nos enamoramos. Y pasado el tiempo, fue a pedir mi mano, se presentó en casa de mis padres, montando un hermoso corcel, el mejor de toda la comarca.
Junto con nuestros padres, arreglaron nuestra boda. Nos casamos, y en la luna de miel, él me montó en su caballo, caminamos unos pasos y que me tira el caballo, atento corrió a levantarme, y con voz fuerte y de mando le dijo al caballo,
– es la primera, a la segunda te mato.
– Y me volvió a subir a su caballo, con rumbo a lo que sería y es nuestra hermosa casa. Pero ya casi llegando a la entrada principal, el caballo, se espantó con una víbora encontrada a su paso, y al pretender esquivarla, me volvió a tirar.
Entonces mi amado, corrió a levantarme nuevamente, ya una vez, yo de pié, y segura de haberme repuesto de la caída, quitando el broche seguro del martillo de su pistola, volvió al caballo, y le soltó tres balazos. Mató a su mejor caballo, sólo por haberme tirado.
– Que admirable –dijo el curioso interlocutor-.
– Entonces –prosiguió la anciana-, yo apenada, le comencé a reclamar porque había matado a su mejor caballo, y le justifiqué que no era necesario el sacrifico del pobre animal. Luego él, después de escucharme, me miró fijamente a los ojos, como dos hogueras encendidas, y me dijo… ¡Va la primera!…
Y bueno, a partir de esa ocasión, hemos sido felices, hasta hoy día”.
Claro, ese es un chiste. Pero lo que sí es verdad, es el proceso de adaptación que en la pareja debe de existir; principalmente cuando los novios, se casan también lo hacen con los suegros, los cuñados, y con todos los familiares mutuos (literalmente dicho). Su historia, sus creencias, sus mitos, sus tabúes, sus ritos, entre otros asuntillo por ahí.
Y un segundo aspecto (consideran los expertos), es la adopción, a una nueva forma de vida en pareja, es el lugar, en donde después de esconder las uñas, éstas salen a relucir, y no sólo eso, sino también las rarezas, los vicios, los descuidos, los olores (no tan agradables), el carácter, el deseo de control del uno por el otro. Y no que a mí me gusta dormir por el lado derecho de la cama, y ese ha sido y es mi lugar de toda la vida, que no me gusta, que dejes la ropa interior tirada, o colgada en el baño, que no me gusta como cocinas (si es que lo hace), que extraño la comida de mi madre, hábitos no compartidos, hasta algunos secretos guardados durante el noviazgo, entre otros tantos detalles. Y bueno, pareciera que el cobre, comienza a relucir, y es aquí donde pegan el grito al cielo, o a los suegros más cercanos.
Sin agregar, el pleito de ambos con las suegras de correspondiente, que aconseja a la hija, que controle al marido, porque es un “hijo del maíz tostado”, y la suegra de la hija, aconsejando al hijo, de lo que su nuera le depara a su pequeño querubín, porque es una “mosca muerta”, y se vuelve una batalla interminable, en tanto, la pareja, no ponga una raya con ambas suegras.
Y es que hablar de 50 años de matrimonio y considerar en qué condiciones se llegó a ese listón de la meta, deja mucho que reflexionar. Felicidades aquellas personas que han logrado trascender más allá de lo esperado; felicidades aquellas parejas que pese a sufrir serios embates en la vida, decepciones de su pareja de la vida, han sabido caminar, con la frente en alto, en el caso de las mujeres, sin ser sumisas, o abnegadas hasta la ceguera; que han sabido afrontar de la mano con su pareja e hijos, esos 18 mi 250 días, que significan 438 mil horas, más o menos como 26 millones 280 mil segundos, y el tiempo sigue corriendo. Hasta que la muerte los separe.
Con el permiso de Usted, felicidades Adela y Abraham. 50 años de vida matrimonial.
ENTORNO EDUCATIVO
Recientemente, alumnos provenientes de Ocosingo, Venustiano Carranza y Tuxtla Gutiérrez, recibieron de manos de José Antonio Aguilar Meza, director general del Colegio de Bachilleres de Chiapas (Cobach), su certificado de bachillerato, luego de cursar los estudios correspondientes mediante el Sistema de Educación Abierta (SEA).
La ceremonia de entrega de documentos tuvo lugar en el patio de usos múltiples de las oficinas de la dirección general del Cobach, en donde Aguilar Meza se refirió al SEA como una modalidad que ha mostrado su pertinencia al aportar métodos, recursos tecnológicos y estrategias didácticas adecuadas a las necesidades y tiempos de los estudiantes, que actualmente suman mil 451 alumnos en dicha modalidad en ocho sedes.
Añadió que con el apoyo del Gobierno del Estado el trabajo del Cobach en esta opción educativa extiende sus beneficios a diversos sectores de la población, como es el caso del servicio que brinda a internos de los Centros de Reinserción Social en Tapachula y “El Amate” en Cintalapa, así como a jóvenes del Centro de Internamiento Especializado para Adolescentes “Villa Crisol”.
“La edad no es ninguna limitante, siempre es tiempo idóneo para superarse y seguir hacia adelante con nuevos objetivos”, afirmó el titular del Cobach al tiempo de reconocer en los egresados del SEA su disciplina y esfuerzo.
En la ceremonia también se destacó, que resultado del convenio de colaboración entre el Cobach y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el trabajador de la paraestatal, José Antonio Ballinas Cancino, es el primero de sus trabajadores que no contaban con estudios de bachillerato, en lograr concluir su nivel medio superior, mediante el SEA.
A nombre de las 24 personas que concluyeron sus estudios de bachillerato, Don Miguel Alberto Palacios, de 65 años de edad, agradeció al director general del Cobach, el apoyo y atenciones para hacer realidad esta aspiración de superarse.
Cabe destacar que participaron en dicha ceremonia, la escolta y banda de guerra del plantel 13 -Tuxtla Oriente y la Marimba del plantel 20 – “20 de noviembre” del Colegio de Bachilleres de Chiapas. Felicidades a todos estos bachilleres que sin importar la edad, lograron acreditar satisfactoriamente el sus estudios del nivel medio superior
En esta parte, también muchas historias y reconocimiento por parte de sus hijos, por este logro dejado pendiente por años, en algunos casos…“CORAM POPULO, EST VOX DEI” (LA VOZ DEL PUEBLO ES LA VOZ DE DIOS). Escritos y sugerencias, favor de enviarlas a: colentornos@gmail.com; colentornos@yahoo.com.mx. Tel cel. 044 9611500150.