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Antonio de Pedro Marquina*/Foro Independiente de Opinión**
ZARAGOZA, España, 09 de Mayo de 2018./Antonio de Pedro Marquina*./Foro Independiente de Opinión**.- En mis tiempos no se tenían los recursos de ahora, apenas se viajaba, los medios de transporte, como las carreteras, eran los de antes de la guerra civil. No había televisión, ni teléfonos móviles etc. El analfabetismo era todavía una lacra.
Las gentes no habían viajado ni tenían el acceso a la cultura de hoy, pero tenían la fortaleza y la riqueza de una sabiduría que sobrepasa la de los instruidos de todos los tiempos: la sabiduría de la vida. Sabiduría, que es más propia de las personas que viven y se desarrollan en medios rurales, donde la vida es más natural, donde se convive habitualmente con todos, donde de alguna manera, todos participan de las alegrías y los sufrimientos de los demás, donde ser pobre no es cosa indigna, deshonrosa, vergonzosa, ni humillante. Hablamos de pobreza, no de miseria que es otra cosa muy distinta.
Desde que el mundo es mundo, la inmensa mayoría ha sido pobre. Pobre de recursos, aunque nadie se sentía culpable de ser pobre, era lo más natural, la vivían con un alto sentido de dignidad. Pobres pero honrados, y sin perder la alegría, ni la ilusión de vivir. Cosa curiosa: en la familia y en la escuela enseñaban doctrina cristiana y con toda naturalidad se hablaba de la vida y de la muerte, de Dios, del demonio, del juicio final, del infierno y de la gloria. Y nadie sufrió nunca ningún trauma, cada cual asumía estos conocimientos, o no, con toda naturalidad.
Qué contraste con estos tiempos en los que, aun teniendo de todo, nos sentimos desgraciados ante cualquier contratiempo, o porque no tenemos los medios para vivir como los famosos de este mundo, etc.
Hoy, la mayoría vive mucho mejor que los reyes de otros tiempos. Pero el descontento es, digamos, casi general. Ahora, la pobreza se ve como una desgracia y no se quiere ver que es el resultado de la ambición desmedida de los hombres, faltos de amor. Un ejemplo: si pusiésemos 10 hombres, en una isla desierta, y volviésemos al cabo de un tiempo, ¿con qué nos encontraríamos?: Seguramente: uno seria el jefe, unos pocos sus ayudantes o seguidores, y los demás estarían manejados, de una forma u otra, en favor de los primeros. Y así en todos los tiempos. ¡¡Un misterio!!
Un misterio, difícil de entender si se borra la memoria histórica de nuestros orígenes: la conciencia de pecado y su consecuencia, la pérdida de la amistad de Dios. Si actuamos con esa desmemoria, no es extraño, que los problemas no tengan remedios humanos. Por estos caminos, no será fácil corregir los problemas que se van creando, porque falta la visión trascendente de unas vidas humanas, creadas para un destino eterno junto a su Dios.
Cristo nace en pobreza, sigue viviendo en pobreza y muere en pobreza. Si él amó la pobreza para enseñarnos el camino de la vida verdadera, ¿cómo podemos nosotros, amar las riquezas? Por supuesto, que las riquezas no son malas por sí mismas. Se puede hacer mucho bien, administrándolas adecuadamente. Pero es necesaria una cierta pobreza de espíritu, sise quiere vivir cristianamente en medio de esta sociedad actual.
¿Son despreciables San Francisco de Asís, San Antonio de Padua, el Santo cura de Ars porque hayan vivido la pobreza, con espíritu cristiano?
No es necesario que todos vivamos la pobreza de espíritu propia de los que sirven a Dios en la vida religiosa, pero sí que podemos seguir el ejemplo de sus vidas.
Antonio de Pedro Marquina
Foro Independiente de Opinión
http://foroin.wordpress.com
Datos personales:
*Antonio de Pedro Marquina. Médico pediatra. C/ San Ignacio de Loyola, 12. Zaragoza, España..
**El Foro Independiente de Opinión es un grupo de profesionales (licenciados en Química, Medicina, Pedagogía, Ingenieros Agrónomo, de Caminos, Profesor Mercantil, Catedráticos universitarios, etc.)