*José Arnal Agustín/** Foro Independiente de Opinión
BARCELONA, España, 21 de julio de 2020./*José Arnal Agustín/** Foro Independiente de Opinión.- Sentir y compartir con otras personas, de diversas maneras, las situaciones en la que nos encontremos, forma parte del mundo personal. Se detectan, se sienten y se querría poderlas solucionar poniendo en práctica acciones concretas: de conocer, interesarse, de búsqueda de soluciones, de dedicar tiempo y medios. La solidaridad, el sentir con el otro, el compartir, nace de la sociabilidad, de la justicia y de la generosidad. La solidaridad supera la estricta justicia legal y frecuentemente, encontramos situaciones de necesidad originadas por la injusticia.
* Platero (La carretilla)
“En el arroyo grande, que la lluvia había dilatado hasta la viña, nos encontramos, atascada, una vieja carretilla, toda perdida bajo su carga de hierba y de naranjas. Una niña, rota y sucia, lloraba sobre una rueda, queriendo ayudar con el empuje de su pecho en flor al borriquillo, más pequeño, ¡ay! , y más flaco que «Platero».Y el borriquillo se destrozaba contra el viento, intentando inútilmente arrancar del fango la carreta, al grito sollozante de la chiquilla…
Acaricié a «Platero» y, como pude, lo enganché a la carretilla, delante del borrico miserable. Le obligué, entonces, con un cariñoso imperio, y «Platero» de un tirón, sacó carretilla y rucio del atolladero, y les subió la cuesta.
¡Qué sonreír el de la chiquilla!… Con su llorosa alegría me ofreció dos escogidas naranjas. Las tomé, agradecido, y le di una al borriquillo débil, dulce consuelo, otra a Platero, como premio áureo”.
Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.
* Afirmar esa fraternidad nuestra es un triunfo del espíritu
“La calidad de una sociedad si mire por como trata a los más débiles a los más vulnerables me decía con convicción una experta en cooperación internacional. las imágenes que transmiten todas las noches los telediarios me impactan me interpelan en parte me avergüenzan porque sé que no es justo lo que está ocurriendo y siento que debería hacer algo en parte me paralizan porque ni puedo parar la guerra de Siria ni eliminar esas fronteras en las que tantos se juegan la vida.
No podemos suprimir esas fronteras -me decía la directora de un instituto en la que una buena parte de los alumnos son inmigrantes-, pero si podemos actuar personalmente y cuidar cada uno a quienes están ya aquí a nuestro lado eliminando las fronteras que todavía hay en nuestros corazones. Es verdad. Cuántas veces podemos advertir en el fondo de nuestro corazón una cierta aversión o repugnancia hacia los que son de otro país, tienen otra cultura, otros hábitos otras costumbres alimentarias, a quienes “huelen distinto” de nosotros. Sin duda, se trata de un instinto de tipo animal, pero con la cabeza podemos reconocer con claridad que todos los seres humanos de todos los pueblos, lenguas y continentes somos verdaderamente humanos. Afirmar esa fraternidad nuestra es un triunfo del espíritu sobre la estricta biología y sobre el imperio de la comodidad material.”
Nubiola, vivir pensar soñar, Rialp, 2017: 157-158
* Sabriye
A los nueve años Sabriye se da cuenta de que leer le supone un gran esfuerzo. Tiene que hacerlo con una lupa y sobre una pantalla gigante: “Me provocaba dolor de cabeza y al final no disfrutaba (…) creían que era torpe”. A los doce años termina por aceptar su condición y pierde el miedo a la palabra ciega.
Después de licenciarse en Filología y sociología buscó desarrollar sus proyectos fuera de su país natal (Alemania). Se decidió por el Tíbet. Estudió tibetología y desarrolló la primera escritura braile tibetana. En uno de sus viajes conoció a Paul Kroenberg, un ingeniero holandés que estaba trabajando como voluntario para la Cruz Roja y el único que no la creyó demente cuando le contó el proyecto.
Al principio tuvieron problemas con las autoridades chinas, sobre todo para que les dieran las visas. En la actualidad se sienten muy bien recibidos.
En el Tibet los ciegos se avergüenzan de serlo, más que nada los padres de sus hijos. Creen que la ceguera es el castigo por los errores cometidos en una vida anterior y por eso los mantienen encerrados en cuartos o atados a la cama sin posibilidad de ver la luz del día. Pero con el tiempo, se convencieron que era posible darles una oportunidad a los niños ciegos. Sobre todo lo aceptaron al ver que la ceguera no le había impedido a Sabriye leer, escribir, venir desde Alemania sola, montarse en un caballo y salir a recorrer las montañas en busca de niños.
Hoy, los niños que acuden a la escuela de Sabriye, en lugar de sentirse inferiores, tienen la confianza suficiente para responder: “Sí, soy ciego. Tú ¿sabes leer y escribir? Y si es así, ¿puedes hacerlo en la oscuridad?”.
En la actualidad Sabriye ha recibido varios premios. Con las notas de su diario escribió dos libros y ha empezado centros de formación para adultos ciegos, así como extender estas escuelas para ciegos en Mongolia e India.
Sabriye Tenberken perdió la vista a los doce años a causa de una extraña enfermedad. Aprendió braile, estudió y superando las dificultades, marchó a la región del Tibet donde enseñó a niños ciegos.
* Solidaridad – Te he hecho a ti.
“Por la calle vi a una niña aterida y tiritando de frío dentro de su ligero vestidito y con pocas perspectivas de conseguir una comida decente. Me encolericé y le dije a Dios: “¿Por qué permites estas cosas? ¿Por qué no haces nada para solucionarlo?”
Durante un rato, Dios guardó silencio. Pero aquella noche, de improviso, me respondió: “Ciertamente que he hecho. Te he hecho a ti”.
Anthony de Mello, El canto del pájaro, Sal Terrea, 1988 página 107. (En El libro de los valores, Villapalos y López Quintás, 3ª, Planeta, 1997: 27).
José Arnal, “Solidaridad” (En Descubrir valores, 2020).
Datos personales:
*José Arnal Agustín.
Doctor en Filosofía. Catedrático de Instituto. Jubilado. 08022-Barcelona
**El Foro Independiente de Opinión es un grupo de profesionales (licenciados en Química, Medicina, Pedagogía, Ingenieros Agrónomo, de Caminos, Profesor Mercantil, Catedráticos universitarios…)