26 Enero 2018
Enrique Alfaro
* La pesadilla de Velasco
El ascenso de Manuel Velasco a la gubernatura fue casi un paseo pero su sucesión es una pesadilla en la que él cumple un papel protagónico.
Desde el partido verde, el Güero Velasco construyó su carrera y gracias a sus relaciones privilegiadas con la clase política del centro del país, se impuso en la candidatura priísta sin mayores inconformidades.
En 2012 su relación con la dirigencia de su partido era inmejorable: Existía una luna de miel entre el exitoso Manuel Velasco y Jorge Emilio González Martínez, quién le dispensaba toda clase de apoyos.
La relación del güero con el candidato presidencial priísta, Enrique Peña Nieto, era perfecta, al grado de que Velasco emulaba al mexiquense hasta en la vida sentimental: también se casó con una conocida artista.
Manuel también mantenía un excelente trato con el dirigente priísta, Pedro Joaquín Coldwell, lo que facilitó que el PRI asumiera su candidatura con tersura.
Hoy, luego de seis años de desgobierno en Chiapas, la situación para quién quisiera fuera su sucesor es diametralmente distinta.
El diputado Eduardo Ramírez Aguilar, hoy más que nunca, está enemistado con la dirigencia nacional de su partido, principalmente con Jorge Emilio González Martínez, con quién jamás logró construir una relación como la que tuvo en su momento Velasco Coello.
La relación de Ramírez con el candidato presidencial priísta, José Antonio Meade Kuribreña, es nula, absolutamente nula. Además, son públicas sus diferencias con quién encabeza al equipo de campaña de Meade: Aurelio Nuño Mayer. No sería exagerado decir que entre Ramírez y Nuño existe enemistad.
Ramírez Aguilar no tiene relación alguna con Enrique Ochoa Reza, dirigente nacional priísta, quién es amigo cercano de Roberto Albores Gleason, contrincante de ERA en la búsqueda de la gubernatura.
ERA tampoco puede presumir que cuenta con la amistad del presidente Enrique Peña Nieto. Por su rebeldía, debe estar mal visto en Los Pinos.
Velasco llegó a su candidatura a la gubernatura montado en una ola triunfadora que encabezaba Peña Nieto; de lograr la candidatura por la alianza oficialista, Eduardo Ramírez se sube a un avión que pareciera ir en picada con Meade Kuribreña al volante.
Mucho de lo que tenía a favor Velasco, lo tiene en contra Ramírez.
Así se encuentra la pesadilla que construyó el gobernador: así de difícil tiene el escenario Eduardo Ramírez Aguilar, por el camino del oficialismo. Pero aún nada está escrito. Esperemos.