MÉXICO, D.F., 20 de Octubre de 2013.- La estrategia de pagar el componente real ha provocado que la deuda generada por el rescate bancario hace casi 13 años sea impagable.
Cuando se creó el Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB) el saldo neto de su deuda se ubicaba en 687 mil 844 millones de pesos y, en los años siguientes, en vez de reducirse dicho monto ha crecido hasta alcanzar 818 mil 715 millones al cierre del primer semestre de 2013.
Significa que la deuda creció 130 mil 871 millones de pesos en los últimos 13 años, monto casi dos veces superior a lo destinado este año para el Programa de Desarrollo Humano Oportunidades.
Lo anterior obedece a que la estrategia del gobierno para lidiar con este endeudamiento es no pagar el capital, sino únicamente liquidar el componente real proyectado de los intereses generados, es decir, el pago mínimo.
Por esto cada año en el Presupuesto de Egresos de la Federación se tiene que destinar una parte de los recursos a los Programas de Apoyo a Ahorradores y Deudores de la Banca, lo que ha generado una erogación de 454 mil 844 millones de pesos entre diciembre de 1999 y junio de 2013.
Protección al ahorrador
Esos recursos, que representan poco más de la mitad de los pasivos totales del IPAB, se utilizan para mantener protegidos a los ahorradores, pero principalmente para pagar los intereses de la deuda del rescate bancario.
Eduardo Ávila, subdirector de Análisis Económico de Monex, indicó que la estrategia del gobierno de sólo pagar el componente real tiene por objetivo reducir el monto de la deuda como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), aunque esta baja no se refleje en el monto del capital que aún se debe.
Cifras del IPAB indican que el endeudamiento generado en la crisis bancaria pasó de 11.46 por ciento del PIB en 1999 a 5.19 por ciento al cierre del primer semestre de este año, es decir, se redujo a la mitad en estos 13 años.
“El gobierno espera que, si el país crece a tasas de entre tres y cuatro por ciento durante los próximos 15 años, la deuda del rescate llegue a ser prácticamente cero como porcentaje del PIB”, consideró Ávila.
Sin embargo, no significaría que la deuda se hubiese pagado en su totalidad, sino que, con respecto al tamaño de la economía, no sería un problema.
José Luis de la Cruz, profesor e investigador del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, aseguró que otro problema que existe para que México pueda saldar su deuda es que se cuentan con ingresos fiscales limitados.
Los ingresos del sector público representarán 22.1 por ciento del PIB al cierre de 2013, mientras que el promedio en los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) es de 41 por ciento del PIB.
Estos limitados recursos provocan que el gobierno prefiera destinarlos a sectores que pueden impulsar la economía, en vez de pagar parte del capital de la deuda que dejó el rescate bancario.
Hasta el momento, ninguna de las administraciones pasadas ha seguido la recomendación que hizo la Auditoría Superior de la Federación (ASF) hace años sobre asumir el rescate bancario como deuda pública.
Lo anterior permitiría abaratar el servicio de la deuda, es decir, el monto de intereses y comisiones, al mismo tiempo que el IPAB se dedicaría a su función de ser un seguro de depósito para los ahorradores.
El origen de la crisis bancaria mexicana se remonta a la reforma financiera emprendida desde 1989, cuando se procedió a quitar las regulaciones existentes sobre las tasas de interés y colocación del crédito, a la privatización acelerada de los bancos y a la apertura del mercado financiero a los flujos de capital extranjero.
Fernando Montes-Negrete y Luis Landa elaboraron un documento hace ya unos meses sobre el sector bancario en México, que fue publicado por el Banco Mundial (BM). El texto identifica seis determinantes de la crisis financiera detonada en 1994-1995: desbalanceada reforma y desarrollo del sistema bancario; incentivos incorrectos en la operación bancaria después de la privatización y toma excesiva de riesgos del sistema bancario.
Además, prácticas bancarias inapropiadas con corrupción y menosprecio de la importancia de mantener una conducta ética, cultura del no pago extendida, retraso e ineficiencia en la adopción de medidas remediales y compleja estructura de autoridades financieras que regulan y supervisan el sector bancario.
El BM ha estimado que el costo de la crisis alcanzó 135 mil millones de dólares, equivalente a 25% del Producto Interno Bruto (PIB) en términos del costo fiscal directo e indirecto.
Esta cifra se compone de 112 mil millones de dólares por el rescate y 23 mil millones de costos asociados a la provisión de liquidez y financiamiento, canje de bonos y pérdidas de reservas internacionales.
Por su parte, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) ha estimado el costo del rescate bancario en un billón 260 mil millones de pesos.