+ La boda en Guatemala entre Santiago Nieto y la consejera electoral Carla Humphrey le costó el empleo al extitular de la UIF, a la Secretaria de Turismo de la CdMx, y provocó cambios en el gabinete que involucran de forma indirecta a Marcelo Ebrard. Monreal quiso capitalizar, sin éxito, lo ocurrido, mientras la oposición miró de lejos.
Manuel González Vargas/SinEmbargo
Fotos: SinEmbargo
CIUDAD DE MÉXICO, 14 de noviembre 2021./(SinEmbargo).– En la tranquila ciudad de Antigua, en Guatemala, una boda entre mexicanos se convirtió, sin saberlo y sin quererlo, en el epicentro de una polémica que dejó un funcionario de alto perfil del Gobierno federal y una funcionaria del Gobierno de la Ciudad de México sin empleo. La fiesta, que aspiraba a ser discreta, logró todo lo contrario y las ondas provocadas por la tormenta política llegaron incluso a los puertos de los presidenciables.
Santiago Nieto, hasta hace una semana titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, contrajo nupcias con la consejera del Instituto Nacional Electoral (INE), Carla Humphrey, el pasado sábado 6 de noviembre. Si la fiesta, como reportaron los medios locales, duró hasta altas horas de la madrugada, el resto fue todo menos una celebración.
Fue imposible contener la noticia. De entre los aproximadamente 300 asistentes, una foto y un par de felicitaciones explícitas levantaron el polvo. Los detalles, la lista de invitados y las polémicas comenzaron en las horas siguientes a sucederse imparables, una bola de nieve que entonces parecía imposible de detener.
La primera polémica fue la de Paola Félix, Secretaria de Turismo de la Ciudad de México. El tuit de un periodista mexicano donde la señalaba de haber viajado en un avión privado con dinero en efectivo por cientos de miles de pesos y su posible detención (los últimos dos señalamientos luego fueron desmentidos) desviaron por un momento la atención de la boda.
Aun negando la detención y que el dinero fuera suyo, Félix puso su renuncia en la mesa de la Jefa de Gobierno de la capital mexicana, Claudia Sheinbaum. La favorita para suceder a López Obrador como candidata de Morena en 2024 se encontró de repente con una bomba de tiempo en sus manos. Ya los medios locales la habían señalado por sus “giras” al interior de la República y por su promoción anticipada rumbo a las elecciones presidenciales.
En esta ocasión, Sheinbaum fue tajante y veloz. Aceptó la renuncia de Félix y el domingo 7 de noviembre razonó su decisión. “Le echaba ganas [Félix Díaz], pero cometió un error al haberse subido a un avión privado”, comentó en un evento público en la CdMx. “Eso se acabó, en el Gobierno de la ciudad nada de usar aviones privados, aquí somos ciudadanos gobernando ciudadanos, y nuestro objetivo, y por eso llegamos al Gobierno, es que como ciudadanos actuemos como tal”, agregó Sheinbaum.
La posición de la Jefa de Gobierno anticipó casi de forma calcada el razonamiento que expuso el Presidente López Obrador en la conferencia de prensa del día siguiente. “Es un asunto escandaloso”, dijo el mandatario, incómodo con el derroche y la ostentación que, remarcó, pertenecían a lo que llamó “el periodo neoliberal”.
“Hay que recomendarles a los servidores públicos que actúen con moderación, austeridad y que sigan el ejemplo de [Benito] Juárez, quien decía que el servidor público debería aprender a vivir en la justa medianía”, añadió.
López Obrador viajó ese lunes más tarde a Nueva York para hablar frente a la ONU. Aquella noche, la Secretaría de Gobernación, y no la Secretaría de Hacienda bajo la cual se encuentra la UIF, anunció la salida de Nieto, a quien, como a Félix, le fue aceptada la renuncia.
La salida de Nieto de un puesto clave para un Gobierno cuya bandera es la lucha anticorrupción, cimbró al mundo político mexicano. En su lugar, llegó un viejo conocido de la izquierda mexicana: Pablo Gómez. El exlíder estudiantil de 1968, diputado y senador en varias ocasiones primero con el PRD y luego con Morena, llegó a la UIF.
El cambio en el gabinete remeció también a Marcelo Ebrard, el Canciller mexicano que, como la Jefa de Gobierno, se encuentra entre los favoritos para suceder a López Obrador en tres años. Y es que fue precisamente Ebrard quien acercó a Santiago Nieto a López Obrador, como recordó el año pasado el ahora extitular de la UIF.
“Me tomé un café con Marcelo Ebrard, me contactó por vía de dos colaboradoras suyas. Le expliqué el tema del blindaje electoral y me dijo que tenía que explicárselo al Presidente. Me citó en Tlaquepaque para un mitin pero no había llegado el entonces candidato. Me veo en el templete, identificado por un periodista que me dijo ‘¿qué está usted haciendo aquí?’”, relató Nieto en una entrevista con Estación Pacífico en febrero de 2020.
“Le tuve que decir: ‘Me vengo sumar a la campaña de Andrés Manuel López Obrador’. Me subí al templete sin haber platicado con el Presidente y me tomé una foto con Marcelo Ebrard”, añadió Nieto, quien como funcionario del Gobierno de Enrique Peña Nieto fue despedido en un caso también rodeado de polémica. El resto es historia: López Obrador arrasó en las elecciones de 2018 y sumó al extitular de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales (entonces Fepade, hoy FEDE) a su Gobierno.
En la fiesta de Nieto, de acuerdo con las listas de los cientos de invitados publicadas por diferentes periódicos mexicanos, se encontraba también Javier López Casarín, actual Diputado por el Partido Verde, aliado de Morena, y quien es considerado una de las figuras más allegada a Ebrard, llamado su “mano derecha” por medios internacionales.
Por otra parte, el sustituto de Nieto, Pablo Gómez, es uno de los viejos rivales políticos de Ebrard, una rivalidad que surgió en la previa de las elecciones de 2006, cuando ambos eran aspirantes a gobernar la Ciudad de México por el PRD. Ebrard ganó la candidatura y la capital.
Gómez incluso tuvo que aclarar ante los medios en aquellos días que no formaba parte ni participaba en el llamado “Tucom”, en referencia al “Todos Unidos Contra Marcelo” que en aquellos días tomó cierta fuerza. Ebrard ganó con comodidad aquellos comicios y gobernó la capital entre 2006 y 2012.
El otro aspirante en Morena que se sumó sin estar involucrado al tema de Santiago Nieto fue Ricardo Monreal. El líder de los senadores guindas no descartó la posibilidad de darle empleo a Nieto. “Siempre fue un funcionario eficaz, y me parece que leal a México en su trabajo. No me uno al coro de linchamiento ni tampoco hago leña del árbol caído, porque lo que era hace dos días era un servidor ejemplar, ahora es un traidor y no me sumo a ese coro”, expresó.
Pero Nieto respondió inmediatamente. “Agradezco las muestras de cariño y las invitaciones a diferentes espacios, pero en tiempos revueltos, silencio y moderación deben regir mi conducta, como siempre ha sido en mi vida. Silencio, reflexión y paciencia. Primero decisiones personales, familiares y después políticas”, aseguró en su cuenta de Twitter.
Este viernes Santiago Nieto tenía previsto participar a un evento juvenil organizado por el Senador Monreal, sin embargo no asistió a causa de los eventos de los últimos días. “Hoy tenía una ponencia/conferencia Santiago Nieto, pero ha decidido estar en reflexión. Saben ustedes que esas es una tradición franciscana”, declaró Monreal ante los jóvenes participantes desde la tribuna del Senado.
En cambio, quienes mostraron poca disciplina en el mensaje fueron los integrantes de la oposición, quienes en este caso, a diferencia de otros, no pudieron ni unificar su mensaje ni capitalizar el escándalo de la boda. La velocidad de acción del Gobierno de López Obrador y del de Sheinbaum atajó de inmediato la polémica.
Nieto, ahora desempleado, explicó su decisión de renunciar. “Antes de que pudiera afectarse al proyecto, por las críticas derivadas de actos de terceros relacionados con un evento personal y transparente, preferí presentar mi renuncia como titular de la UIF. Mi lealtad es con el Presidente López Obrador. Mi amor para Carla Humphrey”, escribió en redes sociales el lunes.
El mandatario mexicano, por su parte, elogió a Nieto el jueves. “Es un abogado profesional, recto, le tenemos mucho respeto, pero no podemos tolerar ningún acto de extravagancias, ningún acto que vaya en contra de la austeridad republicana”, sentenció.
Sobre el regreso de Nieto al Gobierno, López Obrador fue menos generoso: “No descartamos esa posibilidad, pero tiene que pasar algún tiempo y tenemos que escuchar más a la gente sobre esto. Que la gente opine. Se actuó de esa forma porque él mismo presentó su renuncia, entendiendo que era un escándalo que perjudicaba la imagen del Gobierno, la transformación del país”, manifestó en la misma conferencia de prensa.
Si Nieto no era uno de los principales a la sucesión presidencial, y estaba muy lejos en las encuestas de los principales punteros, como Sheinbaum y Ebrard, la boda en Guatemala lo colocó no solamente muy lejos de esa oportunidad, como ya estaba antes, sino que prácticamente le cerró las puertas.