CIUDAD DEL VATICANO, 19 de Septiembre de 2013./Agencias.- El Papa Francisco dijo que la Iglesia Católica debe dejar de lado su obsesión con las enseñanzas sobre el aborto, la anticoncepción y la homosexualidad y volverse más misericordiosa o se arriesga al derrumbe de toda su edificación moral «como un castillo de naipes».
En una entrevista extremadamente franca con Civilta Cattolica, la publicación mensual de la comunidad jesuita italiana, Francisco dijo que la Iglesia se había «dejado envolver en pequeñas cosas, en pequeños preceptos» y que no debería ser tan proclive a la condena.
Sus sacerdotes deberían ser más acogedores y no burócratas fríos y dogmáticos. El confesionario, dijo, «no es una sala de tortura, sino aquel lugar de misericordia en el que el Señor nos empuja a hacer lo mejor que podamos».
Sus comentarios fueron recibidos con beneplácito por los católicos liberales; pero posiblemente serán vistos con preocupación por los conservadores, quienes ya han expresado su inquietud debido a que Francisco no ha tratado públicamente los temas en los que hizo hincapié su predecesor, Benedicto XVI.
El primer Papa no europeo en 1.300 años, el primero de América latina y también el primer Sumo Pontífice jesuita, no dijo que ese tipo de enseñanzas morales fuera a cambiar pronto.
En la entrevista, el Santo Padre dijo que la Iglesia debe hallar un nuevo equilibrio entre hacer respetar las normas y mostrar misericordia. «De otra manera el edificio moral de la Iglesia corre peligro de caer como un castillo de naipes».
Conversando con el director de la revista, el padre jesuita Antonio Spadaro, el Papa también dijo que ve un mayor papel de la mujer en la Iglesia de 1.200 millones de fieles, pero sugirió que no incluiría un cambio en la actual prohibición al sacerdocio femenino.
«Hay que trabajar más hasta elaborar una teología profunda de la mujer. Solo tras haberlo hecho podremos reflexionar mejor sobre su función dentro de la Iglesia. En los lugares donde se toman las decisiones importantes es necesario el genio femenino», dijo Francisco.
LOS HERIDOS SOCIALES
En un notable cambio respecto a su predecesor Benedicto XVI, quien dijo que la homosexualidad era un desorden intrínseco, Francisco declaró que cuando los homosexuales le decían que siempre eran condenados por la Iglesia y se sentían como «heridos sociales», él les respondía que «la Iglesia no quiere hacer eso».
El Pontífice reiteró los comentarios que realizó inicialmente en un avión cuando regresaba de una visita a Brasil en julio respecto a que él no está en una posición de juzgar a los homosexuales que tienen buena voluntad y buscan a Dios.
En la entrevista publicada el jueves, agregó: «La religión tiene el derecho de expresar sus propias opiniones al servicio de las personas, pero Dios en la creación nos ha hecho libres: no es posible una injerencia espiritual en la vida personal».
La Iglesia Católica, agregó Francisco, debería verse a sí misma como «un hospital de campaña tras una batalla» e intentar sanar las grandes heridas de la sociedad y no obsesionarse «por transmitir de modo desestructurado un conjunto de doctrinas para imponerlas insistentemente».
La entrevista no fue didáctica y formal, como solían darlas los pontífices anteriores, sino sencilla, familiar y amistosa. Francisco incluso habló sobre sus favoritos en literatura, Dostoyevski; pintura, Caravaggio; y música, Mozart.
«Lo que está claro es que él no piensa como un clasicista que ve al mundo en categorías inalterables. El es un narrador de historias como Jesús, no un filósofo», dijo el padre Tom Reese, un jesuita estadounidense autor de varios libros sobre el Vaticano.
John Gehring, director del programa católico en Faith in Public Life, un grupo liberal en Estados Unidos, dijo: «Este Papa está rescatando a la Iglesia de aquellos que creen que condenar a las personas homosexuales y oponerse a la anticoncepción definen lo que significa ser un verdadero católico (…) Es un cambio notable y reconfortante».
La extensa entrevista se realizó en tres sesiones en agosto, y fue publicada junto a traducciones difundidas en revistas jesuitas de todo el mundo.
Francisco también se refirió a las críticas en su contra dentro del sistema conservador católico.
«No podemos seguir insistiendo sólo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. Es imposible. Yo he hablado mucho de estas cuestiones y he recibido reproches por ello», manifestó el líder católico.