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LA NOTA ROSA

19 Marzo 2018

Por: Claudia González Guillén.

El Salario Rosa… ¿Bienestar o violencia económica?

Como sociedad, nos encontramos ante un gran desafío en la lucha de igualdad de género, no solo en nuestro estado y país, sino en todo el mundo. No se trata nada más de un derecho básico, sino de las repercusiones socioeconómicas. El empoderamiento de las niñas y mujeres impulsa las economías y la productividad, generando crecimiento en el mundo entero.

La desigualdad de género es algo muy arraigado en la sociedad; donde las mujeres encuentran obstáculos desde que son niñas en casa hasta que se enfrentan a su propio desarrollo familiar y laboral. Además de estar subordinadas en los procesos de toma de decisiones económicas y políticas.

Durante muchas décadas se han logrado importantes avances en este tema de la igualdad de género, en la ONU por ejemplo la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing y la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Violencia contra la Mujer (CEDAW).

Mientras que en nuestro país tras un largo proceso legislativo, se publicó el 1º. de Febrero de 2007 “La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia».  Contiene los principios rectores para el acceso de todas las mujeres a una vida libre de violencia que son: igualdad jurídica entre la mujer y el hombre; respeto a la dignidad humana de las mujeres; la no discriminación y la libertad de las mujeres. Define conceptos fundamentales como la violencia contra las mujeres, derechos humanos de las mujeres, perspectiva de género, empoderamiento de las mujeres y misoginia. Es una ley general que definió por primera vez los tipos de violencia, psicológica, física, ECONÓMICA, patrimonial y sexual, para dejar claro que la violencia no necesariamente produce lesiones físicas.

Una forma de violencia hacia la mujer y que es poco conocida, porque no deja ninguna evidencia física, es la ECONÓMICA, que se define como: toda acción u omisión del agresor que afecta la supervivencia de la víctima. Produciendo con ello una forma de control y manipulación. Se convierte en una forma de violencia por el sufrimiento que produce depender constantemente de alguien que convierte el dinero en una forma de limosna.

ROSADOS.

En el estado de Chiapas se puso en marcha por parte del Gobernador un programa social denominado: Bienestar Salario Rosa y su eslogan: “El salario rosa es para mí y para toda mi familia”, que consta de dar a cada jefa de familia $300 bimestrales. Si bien un programa social es una iniciativa destinada para mejorar las condiciones de vida de una población; deja mucho que decir la forma en que las autoridades estatales están manejando los eventos masivos, ha sido la misma historia en Tapachula, Pijijiapan, Tonalá y Tuxtla Gutiérrez, donde obligan a las señoras a estar hasta 8 horas bajo el sol, sin comer y sin la hidratación necesaria en un clima de más de 40 grados. No les ha importado en lo más mínimo contar con las condiciones idoneas para eventos de esa índole, donde acuden miles de señoras; y que para mala suerte de ellas, a pesar de las condiciones infrahumanas que les da el gobierno estatal, han salido en algunas ocasiones de dicho evento fallido con las manos vacías.

Me pregunto ¿si es el trato que se merecen las jefas de familias chiapanecas, qué pueden solventar con esa cantidad en dos meses? Tenemos el otro lado de la moneda, ya que el día de ayer sábado por lo menos la capital chiapaneca, amaneció tapizada de publicidad sobre “Juntos contruimos lo mejor de Chiapas”, entre ellos espectaculares, pendones, todos los puentes peatonales de ambos lados, bardas, etc. ¿Cuánto representa económicamente dicha publicidad?, que por lo visto nos augura que por fin presentará su 5º informe de Gobierno.

¿Qué contraste en cuanto al gasto excesivo no? Tiene mucho más valor el ego Velasco Coello  que la vida de miles de mujeres chiapanecas. ¿Es válido politizar la pobreza?

Por cierto no olvidemos que la VIOLENCIA ECONÓMICA es una forma de limitar a la víctima al plano de la supervivencia (también emocional), y es un modo de instrumentalizar el dinero, donde el agresor busca su propio beneficio a costa del propio bienestar de la víctima.

“Vamos a milal qué pasa” dijo el chinito.

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