+ El dirigente estatal afirma que si bien no se obtuvieron los resultados esperados, el Sol Azteca demostró tener vida propia y por ello gobernará en ocho municipios. A Alejandra Soriano le pide ponerse a trabajar si quiere la dirigencia y con Zoé Robledo busca construir una “nueva etapa” por el bien del partido
TUXTLA GUTIERREZ, Chiapas, 16 de Agosto de 2015./Rodrigo Ramón Aquino.- Buscando la renovación del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Carlos Navarrete Ruiz puso a consideración del Consejo Político del Sol Azteca su permanencia en la dirigencia nacional. Desde entonces, algunas voces se han pronunciado porque el dirigente en Chiapas, César Espinosa Morales, haga lo mismo. No obstante, éste responde a bote pronto: “Yo voy a seguir siendo el presidente del PRD en Chiapas hasta el 2017. No pondré a consideración la dirigencia y no estoy obligado a hacerlo».
Espinosa, de 36 años, es el dirigente estatal que decidió que el PRD fuera solo a las contiendas federal y local recientes, teniendo como resultados: cero diputados federales y cero diputados locales electos en las urnas, pero sí ocho presidencias municipales y más del 5 por ciento de la votación total: “Demostramos ser una fuerza política con mucha vida en Chiapas, capaz de ir solos a las contiendas y tener resultados favorables. Si nos hubiéramos aliados a otras fuerzas políticas sólo se les hubiese dado oxígeno, y ya ves cómo terminaron: perdiendo su registro. Hasta el PAN, sin la votación de Tuxtla, hubiera perdido el registro también.”
—César, cuál es el saldo de las pasadas elecciones para el partido que diriges.
—Si bien los resultados no fueron los que esperábamos, ganamos ocho presidencias municipales (Maravilla Tenejapa, Totolapa, Tapalapa, Pueblo Nuevo, Ixhuatán, Pantheló, Huixtán y Coapilla) y tenemos casi el 6 por ciento de la votación total del estado. Queríamos explorar cuál era el peso político real del PRD y por eso decidimos ir solos. Los perredistas son mucho más, pero en esta ocasión la compra de votos, las cargadas, la coacción, redujo el porcentaje. Nosotros como instituto político ya presentamos nuestras impugnaciones ante las instancias correspondientes. Seguimos de pie y listos para enfrentar el 2018.
—Como bien sabes, Carlos Navarrete puso a consideración su dirigencia nacional en aras de renovar al PRD, en este tenor cuál es tu postura al respecto como el dirigente estatal y qué consideración tendrías sobre aquellos llamados que piden que tú hagas lo mismo, principalmente del que te hizo públicamente la aún diputada local Alejandra Soriano Ruiz.
—Está a consideración, eso no significa que ya haya renunciado. Será en el Congreso Nacional, que está programado a finales de septiembre, que se decidirá su salida o no. En este momento sólo es revuelo mediático, no institucional y algunos ya se están aprovechando. Desde la dirigencia estatal coincidimos en que el partido necesita otra visión, otro rumbo, y no sólo nuevos rostros, el cambio generacional que algunos llaman pero son lo mismo, por eso nosotros le estamos apostando a un perfil académico e intelectual, externo, con solvencia moral, para que dirija el nuevo rumbo del PRD (estamos hablando de un José Woldenberg, de un Juan Ramón de la Fuente). Tres, cuatro dirigencias continuas de la expresión Nueva Izquierda nos tienen en la enorme crisis por la que atravesamos. El relevo no debe ser maquillado.
—Y respecto a poner a consideración tu cargo.
—Yo sigo siendo el presidente del partido, no hay ningún mandato para que yo me retire de la dirigencia y el estatuto es muy claro en ese sentido: nos mandata que todas las dirigencias estatales que hayan obtenido menos del cinco por ciento de votación en la más inmediata elección constitucional local pueden ser intervenidos por parte de la dirección nacional, y nosotros no estamos en esa hipótesis normativa, pero dice un dicho que a río revuelto ganancia de pescadores: y ya por ahí la diputada Alejandra pide ponga a consideración mi dirigencia y por supuesto que no lo voy a hacer. Al contrario, yo le diría que en lugar de buscar mediáticamente espacios ahora que ya se le va a acabar la diputación, se ponga a trabajar con sus estructuras, ya que no representa nada y no tiene presencia. Yo fui electo en un proceso organizado y calificado por el INE, obteniendo cerca de 21 mil votos de los militantes, en cambio ella no obtuvo ni 4 mil votos de la población en Tuxtla Gutiérrez cuando buscó la diputación federal por el distrito IX. Lo que no ha entendido es que las redes sociales son un muy buen medio de comunicación, pero desafortunadamente para ella, no votan.
—Hablando de tu permanencia, qué les dirías a los que insisten en vincularte con el exsecretario de Gobierno de Chiapas y actual dirigente estatal del partido verde, Eduardo Ramírez Aguilar. Con él, ¿sana distancia o sana cercanía?
—Bueno, con él tenemos una relación de respeto, incluso podría decirse que hasta amistosa, pero nunca de complicidad. Desde que terminó el proceso electoral no lo he visto, no sé dónde anda y yo he sido muy institucional en ese aspecto. Ni llego a pedir cita ni nada y cada quien con lo suyo. Yo soy respetuoso de los proyectos ajenos, no fomento odios ni revanchismos. Yo estoy muy contento en el PRD y, como yo siempre lo he dicho: la única manera de que saquen a César Espinosa del Partido de la Revolución Democrática va a ser con un cajón, con los pies de frente. No me voy del partido, tengo vida política en el PRD, y me van a seguir viendo mis compañeros que no comparten mi proyecto en Chiapas, pues todavía hay César Espinosa para rato.
—Oye y ya que tocaste el tema. Parece evidente el distanciamiento que existe entre tú y el senador Zoé Robledo. Se ha creado una suerte de doble liderazgo al interior del partido y eso de algún modo confronta. Si como, afirmas, continuarás hasta el 2017 en la dirigencia, ¿no te parece conveniente que en lugar de mantener diferencias, quizá legítimas, pudieras construir con él en aras de fortalecer el partido y encaminarlo a una mejor etapa?
—Con quien he platicado en dos o tres ocasiones ha sido con su particular, en una ocasión le marqué cuando estaba el proceso de las candidaturas pero me tomó la llamada su secretaria y me dijo que el senador se comunicaría conmigo, pero eso no ha ocurrido. A mí me ha parecido que ha hecho algunas declaraciones desafortunadas y que no reflejan la realidad de la vida partidista, pero sí me gustaría construir con él, claro, pero aún no se ha dado esa plática formal para ver la visión del partido y sacarlo adelante.
Y así es como César Espinosa deja en claro que no duda ni tantito en su permanencia al frente del otrora gran partido de izquierda en Chiapas: el PRD. Una dirigencia que concluirá en 2017. No antes ni después.