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LETRAS DESNUDAS

21 Marzo 2016

Mario Caballero

Lalo Ramírez

Elegido presidente del Congreso del Estado el 01 de octubre de 2015, Eduardo Ramírez Aguilar admite con modestia que el esfuerzo, la dedicación, la constancia, guiado siempre por Dios y el consejo de sus padres, es lo que le ha permitido hacer una carrera política prominente.

“Lalo Ramírez”, como todos los conocen, tiene 38 años de edad y es originario de Comitán. Es el menor de los seis hijos que procrearon sus padres Oscar Ramírez Blanco y Natividad Aguilar Velasco.

Con una infancia y juventud difíciles, hombre que sabe del trabajo y de la disciplina, fervoroso de la familia y educado en sólidos valores morales, desde el Congreso está estimulando un buen sabor de boca en la sociedad, incluso en la clase política que reconoce el trabajo que ha hecho en Chiapas por casi dos décadas.

Concentrado en los objetivos y con visión estratégica en los proyectos, ERA sostiene que ha convocado a todos los legisladores a producir en equipo, a aportar el mayor esfuerzo posible, sin regateos, para que el parlamento salga del letargo y se sume a la tarea de construir un mejor futuro para los chiapanecos.

ORÍGENES

Lalo Ramírez no es un político improvisado, pues comienza sus primeros pasos en la política en 1994 con apenas 16 años de edad, uniéndose al movimiento Jóvenes por la Paz creado para dar una respuesta a los acontecimientos que sacudieron al estado en ese año. Considera que la juventud nunca ha sido un obstáculo para lograr grandes cosas, sino una oportunidad irrepetible.

Como todo buen Libra, pues nació el 13 de octubre de 1977, Ramírez Aguilar es diplomático, idealista y pacifista, cualidades que le han servido a lo largo de su trayectoria para procurar la paz y el desarrollo desde cualquier posición política. Es de esas personas que entiende la política como el más valioso instrumento para servir a los demás sin esperar nada a cambio.

Sus estudios básicos los cursa en su natal Comitán, para más tarde trasladarse a la ciudad de Puebla donde estudia la carrera en Derecho en la Universidad Realística de México. Además de la licenciatura en leyes cuenta con varios diplomados, una maestría en Derecho Constitucional y Amparo, y un doctorado en Ciencias Políticas.

Pero sin lugar a dudas la mejor educación la obtuvo en el hogar. De su padre aprendió la honestidad, el respeto y el trabajo; de su madre, la disciplina y la humildad, cuenta que doña Natividad le decía a él y a sus hermanos cuando eran pequeños: “tienen que salir adelante, tienen que trabajar, tienen que levantarse temprano”. En consecuencia, Eduardo Ramírez es una persona bondadosa, luchona y preocupada por el prójimo.

Es en la época universitaria cuando se decide por el servicio público. A sus 23 años fue elegido síndico municipal y a los 26 es nombrado presidente municipal interino de Comitán de Domínguez. Ese fue su primer gran reto, gobernar en un brevísimo tiempo una ciudad sumida en el atraso y falta de oportunidades.

Pero en el 2008 se le vuelve a presentar la oportunidad de trabajar por Comitán. Hace campaña política desde muy temprano recorriendo las calles de su ciudad, tocando puerta por puerta, recogiendo las necesidades y exponiendo su proyecto a los padres de familia, a las amas de casa, estudiantes y campesinos. Y gana las elecciones con gran margen de diferencia.

Pero si lograr el triunfo no fue sencillo, gobernar fue más complicado. La clase dominante y los opositores le tendieron trampas para dificultarle la administración del municipio. Sin embargo, Lalo Ramírez sorteó con inteligencia todas las embestidas. No cayó en el juego de las provocaciones. Hizo todo lo contrario y lo que mejor sabe hacer: se puso a trabajar, ordenó las finanzas del ayuntamiento y diseñó un ambicioso plan de trabajo con el pueblo, su auténtico aliado.

Aquel joven de treinta años decidido a no fallarle a los comitecos, gobernó con alegría, eficiencia y de puertas abiertas. Y la gente lo vio con buenos ojos por las importantes obras que realizó como alcalde, por la rehabilitación de parques, calles, luminarias y la recuperación de la economía.

Cuando cumple 34 años se separa del cargo de diputado federal y acepta la invitación que le hace el gobernador Manuel Velasco Coello (con quien sostiene una sólida amistad de varios años y una relación de respeto y admiración) de tutelar la Secretaría de Gobierno.

Esa encomienda le permitió palpar las fibras más sensibles del estado, conocer las necesidades desde las entrañas y saber cómo es la pobreza y el hambre que golpea en varias regiones de Chiapas. Pero con gran sentido humano, poniéndose en los zapatos del otro, hizo valiosas aportaciones para mejorar la situación de desamparo en que vivían miles de familias, así como también contribuir en la solución de los conflictos políticos, de la tenencia de la tierra, del agro chiapaneco y religiosos. Siempre proponiendo el diálogo y la cultura de la tolerancia como vías de solución y reconciliación.

Deja esa posición tres años después pero con la mira de seguir sirviéndole al pueblo desde el congreso local.

EL COMPROMISO

Inspirado en el legado de Benito Juárez, Lalo Ramírez está orgulloso de sus raíces y su integridad política. Como el Benemérito de las Américas, también viene de abajo y es por los de abajo por los que ha trabajado más, esforzándose, manteniendo sus ideas claras y firmes para poder ayudarlos y alcanzar las metas.

Como todo chiapaneco venido de casa humilde conoce qué es la pobreza y los desafíos que ésta representa. Y de ahí emana esa vocación de servicio que lo distingue entre los demás servidores públicos y la confianza de la sociedad.

Liderando el Congreso del Estado ha recorrido los 122 municipios de la entidad en una provechosa agenda legislativa, llegando en su camioneta a lugares donde ningún político catrín ha llegado. Y así como se reúne en mesas de trabajo con la clase alta de la sociedad y líderes empresariales, sociales y religiosos, también lo hace con los artesanos, con los taxistas, con los profesionistas, con los obreros, con los campesinos y con los indígenas.

En una gira por La Independencia y La Trinitaria, municipios olvidados por los gobiernos anteriores, un anciano con sombrero de palma, huaraches de cuero y la piel curtida por las muchas horas de trabajo bajo el sol, se le acercó y le dijo: “gracias, hijo, por lo que viniste hacer”. Ese es sin duda el mejor pago al hombre que de madrugada deja el cobijo de su hogar para ir hasta las comunidades más alejadas con el propósito de llevar un mensaje optimista y lleno de esperanza a las familias que anhelan ser protegidas de sus sufrimientos y escuchados sus deseos de cambio.

El 23 de febrero, en Tonalá, dejó constancia del amor que le tiene a Chiapas y por el que trabaja desde el Congreso estatal. El Chiapas que quiere para Yazmín y Renata, sus dos hijas que procreó con Sofía, esa mujer de mil batallas que siempre está a su lado para apoyarlo en los momentos complicados.

Al asistir al foro de consulta para la reforma de la constitución, dijo que “Somos un estado lleno de oportunidades y nosotros debemos servir como ese motor que impulsa a la economía y al desarrollo social, a la paz y al progreso de cada familia. Cada uno desde nuestra trinchera podemos trabajar como una gran familia para llegar más lejos en el progreso de Chiapas, nuestra casa común”.

Eduardo Ramírez está haciendo lo que antes creíamos imposible: hacer del parlamento chiapaneco un recinto comprometido con los chiapanecos. Y lo hace con aptitud, con vocación, trabajando y sirviendo a los demás.

Benito Juárez debe estar orgulloso.

@_MarioCaballero

9611019627

 

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