19 Abril 2016
MARIO CABALLERO
VANDALISMO EXITOSO
A la protesta del viernes 15 de abril, en el estado de Chiapas, donde maestros se enfrentaron a la policía, saquearon una tienda e incendiaron dos autos oficiales y la alcaldía de San Cristóbal de las Casas, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación la calificó de exitosa. O sea, para la Cnte no sólo es inconstitucional sancionar el vandalismo, sino que esos delitos –que también vemos en Oaxaca, Guerrero, Michoacán y en la Ciudad de México- deben ser aplaudidos.
Al afirmar la Cnte que la protesta fue exitosa nos está diciendo que el vandalismo es libertad de expresión. Por lo tanto, son libertades y derechos el bloquear calles, botear, destruir el patrimonio histórico, quemar con bombas molotov a ciudadanos y policías, golpear con tubos, palos, cadenas y piedras, asaltar tiendas de conveniencia, secuestrar, saquear y quemar camiones de mercancías y de pasajeros, retener funcionarios públicos y canjearlos por criminales que vandalizan y asaltan, humillar a los policías y golpearlos, quemar oficinas públicas.
Según la Cnte es un derecho el apoderarse de espacios públicos, robar gasolina, bloquear casetas de cobro y sustraer el pago por peaje, intimidar a los automovilistas, obligar a los maestros a sumarse a las marchas, golpear a reporteros, agredir a los ciudadanos inconformes con las manifestaciones, defraudar la educación y a los miles de niños a los que no dan clase los maestros, cobrar por dos, tres o cuatro plazas magisteriales, apropiarse de los recursos financieros destinados a la educación y crear una guerrilla urbana para oponerse al gobierno.
Estos “derechos” -dice la Cnte- debemos festejarlos aunque estén tipificados como “ataques a la paz pública” por el artículo 369 del Código Penal para el Estado de Chiapas que sanciona el vandalismo y la destrucción de la propiedad privada y pública. Y si el salvajismo es un derecho, a la sazón, condenar a generaciones a la miseria, a la desigualdad y a la ignorancia es libertad de expresión.
COMO EN EL PASADO
Hablar del magisterio en Chiapas es hablar de los daños a la educación. Por mucho tiempo los enfrentamientos con el gobierno han sido muy lucrativos para las dirigencias sindicales, que volvió a maestros pobres en políticos adinerados, con ranchos, residencias, camionetas del año y con lugares para ellos en el Congreso del Estado y para sus familiares.
Los choques con el gobierno vienen desde la época de Carlos Jonguitud Barrios, ex dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, que utilizó la fuerza del magisterio para acrecentar su poder y su fortuna, siempre anteponiendo los intereses personales a los de la colectividad. Escondía el arribismo detrás de una supuesta lucha en defensa de los derechos laborales de los maestros.
La dirigencia de Carlos Jonguitud se distinguió por ser huelguista. Y a través de esa práctica logró que presidentes como Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo y Miguel de la Madrid le otorgaran importantes prebendas políticas. Hasta que Carlos Salinas de Gortari lo obligó a renunciar en medio de una protesta magisterial, sustituyéndolo por la chiapaneca Elba Esther Gordillo Morales.
Así, mientras Carlos Jonguitud acrecentaba su imperio despótico cada vez que los maestros salían a marchar, el profesorado terminaba en las mismas, con sueldos de hambre y sin ninguna garantía sobre sus derechos como trabajadores del estado. Pero nunca los docentes perdieron el entusiasmo, siempre creyeron en las falsas esperanzas que les dio Jonguitud, el líder de todas sus confianzas y de quien decían estar dispuestos a acompañarlo hasta la mismísima tumba, y eso era más que suficiente para seguir saliendo a protestar a las calles.
Es lo mismo que sucede en nuestros días: los maestros sirven de recuas para hacer el trabajo pesado, arriesgando el pellejo (coloquialmente dicho), entre tanto los cabecillas los usan para sacar ventajas políticas con el gobierno y así puedan seguir viviendo en la impudicia.
La reforma educativa sin duda alguna afecta los intereses de los líderes sindicales, como la venta de plazas, la herencia de las plazas, la asignación de las comisiones por conveniencia o compadrazgos, cobrar los sueldos de maestro sin trabajar y la utilidad política y económica que significa tener el control sobre la vida de los maestros, por mencionar algunos.
De ahí viene la razón básica que sostiene al movimiento: la dirigencia de la Cnte que se niega a perder los privilegios de tener una legislación endeble.
Y por eso tanta violencia porque lo que quieren Adelfo Alejandro Gómez, Pedro Gómez Bámaca y Manuel de Jesús Mendoza Vázquez, principales promotores de la revuelta magisterial en Chiapas, es hacernos volver al pasado.
No olvidemos que en la administración anterior la cúpula sindical sacó beneficios de las amenazas y las marchas. El subsecretario de gobierno, Nemesio Ponce Sánchez, les pagaba a los líderes magisteriales para mantener las protestas y los plantones en paz. Se rumora que el pago iba desde los quince hasta los cincuenta mil pesos mensuales. Según el sapo era la pedrada.
¿ÉXITO?
A eso que los maestros llaman “protesta exitosa” no es sino delincuencia e impunidad.
De ninguna manera podemos asegurar que haya éxito cuando desde el 2013, año en que iniciaron las movilizaciones contra la reforma educativa, el gobierno federal no ha perdido un solo milímetro de su territorio. Por el contrario, viene ganándole espacios importantes al magisterio entre ellos la rectoría de la educación que por décadas estuvo en poder del sindicato, asimismo, la elaboración de leyes secundarias, la creación de instituciones para medir el impacto educativo en el país, la implementación de mecanismos para la asignación de plazas, estímulos al desempeño y permanencia en el trabajo, y la normativa laboral vigente.
Son los maestros los que más han perdido en esta absurda lucha. Por los caprichos de los líderes, los profesores perdieron respeto, dignidad y el valor como los agentes de cambio que deberían ser. Hoy, ante la vista de la sociedad, no son sino delincuentes con visa de impunidad.
Después del crimen organizado, la Cnte es el conflicto más peligroso de México.
CAMBIO DE ESTRATEGIA
Si es el magisterio el que más batallas ha perdido en esta larga guerra, ¿porque no cambiar la estrategia? ¿Por qué no mejor en lugar de organizarse para vandalizar y ocasionar destrozos, se organizan para formar grupos de apoyo para estudiar en qué estamos mal y en qué podemos mejorar? ¿O por qué no mejor en lugar de seguirse oponiendo a la reforma educativa la acatan para pelear con el gobierno pero dentro de sus propios terrenos?
Sería algo así como, “Mira, gobierno, yo ya te cumplí y aprobé la evaluación docente. Así que te exijo que ahora mismo me cumplas todo lo que me prometiste” o “Mira, gobierno, acaté todos los lineamientos, hice todo lo que me pediste y la educación no ha avanzado nada. Al contrario, hemos perdido tiempo y dinero en cosas que resultaron inútiles. ¿Ahora qué hacemos?”.
Sólo así sabremos (con resultados tangibles, con datos comprobables) quién fue el que siempre estuvo mal, si los maestros al tachar de punitiva la reforma educativa o el gobierno al querer imponer algo inservible. Sé que suena un poco ingenuo, pero estaremos de acuerdo que es una alternativa que de momento acabaría con las olas de violencia y el descontento social, y devolvería la paz que tanta falta nos hace.
También, con esto el magisterio se daría cuenta qué clase de líderes son los que encabezan el movimiento y qué es lo que en verdad los motiva, el no perder los privilegios que les corta la reforma educativa o la mejora de la educación y la protección de los derechos laborales del gremio. Los pondría a prueba. Así de fácil.
Sin embargo, de seguir los maestros con los crímenes nos daremos por entendidos que se dejan guiar por su propia ignorancia, manejados al antojo de un liderazgo que le apuesta al chantaje, que busca martirizarse para recuperar el apoyo de la sociedad y poner en mal al gobierno, que quiere más muertos en las manifestaciones para lanzar esa frase triunfalista que le oímos decir a Adelfo Gómez cuando murió víctima de sus compañeros el joven profesor David Gemayel Ruiz: “Ahora sí ya chingamos”. Au Revoir.
@_MarioCaballero