22 Diciembre 2016
MARIO CABALLERO
NEMESIO PONCE SÁNCHEZ
Nemesio Ponce Sánchez fue de esos políticos de laboratorio a los que de repente les sonrió la suerte (“Dios no te pido que me des, sino que me pongas donde haya”), porque siendo sensatos con la historia, el famosísimo Doctor Ponce fue rescatado de la miseria en la que vivía en la Ciudad de México, en la colonia populosa Gertrudis Sánchez, rumbo a San Juan de Aragón.
Nemesio era un simple mortal que tenía que trabajar horas inhumanas para que pudiera sobrevivir junto con su esposa Martha Jiménez y su hijo (vivir le quedaba muy lejos de su capacidad económica), quien a su vez trabajaba de enfermera en un hospital de mala muerte para meter un poco más de ingresos al hogar: una pequeña habitación de 25 metros cuadrados (5x5m), que al momento en que el sol entraba por una ventana uno de ellos se salía a la calle.
¿Quién no se cansa de vivir en esas condiciones, en la inopia más doliente? Y Nemesio se hartó hasta de su pointer viejo color rojo del que antes de venirse a Chiapas quedó debiéndole al mecánico la compostura de los frenos. Así que en el momento en que Juan Sabines Guerrero, siendo gobernador electo, le ofreció un cambio de vida no lo pensó dos veces para venir a comerse el pastel llamado Chiapas, donde -con las dos manos- se atascó de lujos, amantes, bebidas, comidas exóticas, ropas dignas de príncipes y haciéndose de autos del año, residencias, departamentos valuados en millones de pesos, condominios en zonas exclusivas.
-¿Qué te parece, mi Neme, una casa bonita, modesta, con su jardín y garaje?
-¡Qué va! ¿Acaso perdiste la cabeza? You’re crazy at the end or what? (Esto quizá lo hubiera entendido de ser un doctor de verdad) Eso es para la gente pobre. No para fuereños que venimos a conquistar a los chiapanecos, carnal.
Pero esto no le bastó. Le fue muy poco.
REPRESOR
La ignorancia no impide la investidura. En el sexenio pasado, Nemesio Ponce en su calidad de subsecretario de gobierno, no muy al tanto de las funciones, se despachó con la cuchara grande una serie de arbitrariedades al Estado de Derecho que él mismo llamó ufanamente “Funciones de la política interna”.
Nemesio añadió a su personalidad desde la toma de posesión de la subsecretaría de gobierno un rasgo idiosincrático: por motivos biológicos no tolera la disidencia: “Los someto para que me entiendan”.
Formado en la miseria y en la única educación que dan las calles de México, viene a ser parte de las filas del gobierno del estado cuando en toda una vida sufrió el desprecio y la derrota, y frente a la oportunidad que intuye él le dará mucho poder y dinero que nunca conoció más que en sueños, adopta una ley que lo regirá durante todo el sexenio: “El régimen no admite oposiciones”.
Ante los acontecimientos de Mitzitón, donde resultaron algunos “muertitos” (que al final reconocieron) y la aprehensión de dos indígenas inocentes de San Sebastián, el ex subsecretario dijo: “Son infundios los que Ricardo Lagunés Gasca (abogado del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas) hace hacia mi persona. Porque nosotros, como autoridad, estamos para propiciar la paz y resolver los problemas, no para incentivar los conflictos, mucho menos para convocar y armar a gente para que cometa esos delitos”.
Las acusaciones verbales del CDHFBC se convirtieron en denuncia y nuevamente el nombre de Nemesio Ponce Sánchez salió a relucir como la mosca en la sopa, como la cochinada en campo de flores. Y una vez puesta dicha demanda, los ejidatarios de Jotolá y San Sebastián empezaron a sufrir acoso y persecución por los elementos de la Policía Estatal Preventiva (PEP), y en septiembre de ese mismo año, el subsecretario Ponce envío a policías ministeriales y a agentes de la PEP para detener al comisariado ejidal de Jotolá y al profesor Ricardo Sánchez, quien fue vocero de las querellas.
Lo que siempre defendió Ponce fue el poder, no la política, no el gobierno, no la sociedad. El gobierno puede no tener siempre la razón, pero si es suya la fuerza es suya la razón: así lo entendió.
Para poder reflexionar sobre las problemáticas internas, localiza en los disidentes el peor crimen: la impertinencia, como en el caso de los que lo demandaron. Los criminales (se les considera así por el hecho de reclamarle al funcionario, en este caso él), lo son por instinto y no pueden evitarlo; los impertinentes desean castigar al funcionario, y eso es un delito sin remisión.
Días después de estos eventos, se dio a conocer por los mismos miembros de la Organización para la Defensa de los Derechos Indígenas y Campesinos, que ellos estaban aliados con Nemesio Ponce y que él les ordenó emboscar al abogado Ricardo Lagunés, y que también recibieron instrucciones de él durante el conflicto de San Sebastián Bachajón y Mitzitón. Y cabe recordar que a esta problemática el ex subsecretario sólo la calificó como un conflicto religioso y no lo llamó por su nombre: un fallido operativo de exterminio religioso-político-zapatista.
La lista de acosados, expulsados y encarcelados por el ex subsecretario Ponce Sánchez es extensa, y en ella están contenidos los nombres de Carlos Bertoni Unda (detenido y arraigado por acusar de peculado y abusos de autoridad a Nemesio Ponce), Walter de León Montoya (perseguido políticamente por haber interpuesto un juicio político en contra del ex gobernador Juan Sabines. Fue arraigado en Pitikitos al ser señalado como autor intelectual en el homicidio de Mariano Abarca Roblero. Nunca se comprobó), Horacio Culebro Borrayas (detenido por usar su derecho a la libertad de expresión, en la que denunció la inconstitucionalidad de las reformas electorales hechas por el gobierno sabinista), etcétera, etcétera.
CORRUPTO
Conforme fueron transcurriendo los días, Nemesio se sintió más poderoso, y no hay registros en la historia de que un poderoso mendigue pan. Así que, afianzado en sus ideales, hostiga, reprime y castiga a todos aquellos que se oponen a cumplir sus caprichos. Y hace del palacio de gobierno una agencia de colocaciones en donde desfilaron sus familiares, entre ellos su esposa, su hijo y sus hermanos, que amasaron sustanciosas fortunas que fueron a parar a la Ciudad de México, antes Distrito Federal.
La fórmula era perfecta, quitaba y ponía miembros del gabinete a su antojo y con ello conseguía más dinero y manipular las decisiones municipales. Esta táctica le dejó, como se presume, muchísimo dinero y un departamento en la zona exclusiva de Polanco en la Ciudad de México, valuado en 12.5 millones de pesos. También se dice que parte del dinero que saqueó de las arcas públicas fueron a parar en la millonaria inversión (15 millones de pesos) hecha en un lujoso departamento en Cancún, Quintana Roo.
Esto sin declarar los millones de pesos acumulados en sus cuentas bancarias, mismos que le permiten ser miembro exclusivo del Club Campestre, donde juega al golf, toma champaña y fuma costosos habanos.
Nemesio Ponce es un ejemplo de la manía de los poderosos: “Mientras yo esté aquí, se hace lo que yo quiera”. Entonces, después de todo esto las autoridades tienen la obligación de llamarlo al banquillo de los acusados junto con la mafia que comandó con Juan Sabines Guerrero, porque la lista de abusos de poder, saqueo, coacción política, violaciones a los derechos humanos, entre otros, es tan larga como la cuaresma.
Los chiapanecos piden justicia, y merecen tenerla. A los delincuentes se les debe aplicar la ley y ser llevados a la cárcel porque ahí es donde tienen que estar, no en las calles disfrutando del dinero del pueblo como si aquí no hubiera pasado nada. Recordemos que nadie es tan fuerte como para maltratar eternamente y vivir impune.
PARA MAGDALENA
¡QUÉ HERMOSA se ve Tuxtla Gutiérrez con sus calles libres de vendedores ambulantes! Reconozco la valentía y el arrojo del alcalde Fernando Castellanos Cal y Mayor que hizo bien en recuperar la imagen del centro la ciudad, y con ello la seguridad para los transeúntes y los espacios que le corresponde a la sociedad y no a los comerciantes informales, que tanto dañaron la economía local como enriquecieron a las administraciones pasadas con el cobro del derecho de piso. Como dijo aquel gran estadista, José José, “Pido un aplauso” para el señor alcalde Fernando Castellanos por haberse fajado los pantalones y cumplir con una demanda añeja: justicia… Au Revoir.
@_MarioCaballero
yomariocaballero@gmail.com