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LETRAS DESNUDAS

11 Enero 2017

MARIO CABALLERO

LOS CRÍMENES DE SAMUEL CHACÓN

“Eres un corrupto. Un vil ratero. Cómo te atreves a decirnos que no hay dinero en las arcas. De seguro te lo estás robando, cabrón. Y… No, no, no, no. No me digas que me calme, porque esto que le estás haciendo al pueblo no es para que me calme.

“¡Y no me grites –le espetan al presidente municipal y le sueltan una cachetada-! ¡Qué poca madre tienes, cabrón! Ni siquiera me respetas porque soy una dama. Y tú suéltame –le grita la señora a uno de las guaruras del alcalde-. Eres un ratero. O a ver, dinos en qué te has gastado el dinero. A ver, respóndenos. Además, el… ¿adónde vas? No corras, cobarde, poco hombre. Ten huevos y enfrenta tus pinches problemas como hombrecito. No huyas, pendejo, que eres tan poca cosa como para seguirte corriendo”.

Este episodio sucedió una calurosa tarde de marzo de 2014, en la explanada del parque central de Tapachula, Chiapas, donde una señora de mediana edad, regordeta, le recriminó al ex alcalde Samuel Alexis Chacón Morales la falta de obra pública en el municipio y la indiferencia de su gobierno ante las carencias de agua potable, alumbrado público y por la inseguridad en la ciudad.

Hoy, Samuel Chacón Morales es diputado federal por el PRI, por el distrito electoral número 12 con cabecera en Tapachula, su curul en la Cámara de Diputados es la I-295, y en días recientes fue demandado formalmente por la Secretaría de Desarrollo Social que lo responsabiliza de la desviación de recursos públicos de programas de combate a la pobreza cometidos por el Ayuntamiento municipal entre los años 2013-2015, cuando Samuel Chacón era alcalde de Tapachula.

LA HUÍDA

Meses antes de terminar el periodo al frente de la presidencia municipal, Samuel Chacón Morales sorprendió a la población al solicitar licencia para retirarse del cargo, con la intención según él de participar en los comicios de 2015 por una diputación federal. Sin embargo, detrás de esa sorpresiva decisión se escondía algo más.

Al momento de darse la noticia de su dimisión, Chacón dijo que buscaba un lugar en el Congreso de la Unión para continuar sirviéndole a su gente, a su pueblo. ¡A otro perro con ese hueso!

Un sector importante de la sociedad tapachulteca intentó impedir que le dieran la licencia, y aunque ya no lo querían en la alcaldía tampoco querían que se fuera como si no hubiera pasado nada, sin que antes aclarara lo que había hecho con los recursos públicos, sin que terminara las obras inconclusas, sin que cumpliera con sus compromisos de campaña y sin que pagara las deudas del municipio. Pero no lo lograron.

Visto desde el ángulo real de las cosas, Samuel Chacón no abandonó el cargo, salió huyendo. Su propósito nunca fue acomodarse dentro de la estructura gubernamental para seguir socorriendo a la gente, a esa que tanto daño le hizo en tan cortísimo tiempo, sino buscaba impunidad, refugiarse detrás del fuero constitucional. Y para lograrlo compró la candidatura en la cúpula nacional del PRI y negoció el gane con el ex gobernador Juan Sabines Guerrero. ¿Será que alguna vez podremos deshacernos de ese dichoso nombre?

INGOBERNABILIDAD Y CORRUPCIÓN

Durante todo el periodo de Samuel Chacón Morales, Tapachula fue sinónimo de ingobernabilidad. A la Perla del Soconusco la identificaron los problemas de la basura, las calles destruidas, la prostitución ejercida en el primer cuadro de la ciudad, la multiplicación de los centros de vicio, la falta de alumbrado público, problemas con el agua potable y la inseguridad.

Y esto sumado a la pobreza y marginalidad en que aún viven miles de familias en las colonias de la periferia, la mala planeación de la obra pública, los malos manejos del presupuesto, los elevados sueldos de los funcionarios, el engrosamiento de la nómina, la indiferencia y excentricidad que tuvo Chacón, que fue desde el gusto por las comidas exóticas y vinos sofisticados hasta la contratación de guaruras a cargo del erario municipal.

Los casos de corrupción de Samuel Chacón fueron más evidentes en las obras de infraestructura, como la construcción en la calle Central Norte donde la tercera Sur sufrió hundimientos a causa de la mala planeación de los trabajos, dejando a cientos de familias sin agua potable y con aguas negras desbordándose en las coladeras de las casas.

La constructora responsable de esta obra en particular, de la que funcionarios del municipio ocultaron su procedencia y los nombres de los propietarios, utilizó en todas las obras camiones de volteo y pickups oficiales de Tapachula. ¿Corrupción?

La Crayola fue el nombre que la población le dio a la Fuente Atzacua, monumento que Samuel Chacón mandó a construir para que sirviera de identidad para la región y como emblema del mejoramiento de la imagen urbana. El costo de la obra fue de más de 29 millones de pesos. Y para esto destruyeron La Glorieta de los Huacales, construida en 2010, que eran cuatro recipientes de concreto diseñados a la manera de las jícaras de Chiapa de Corzo.

Los ciudadanos se inconformaron por el alto costo. Dijeron que las jícaras eran más representativas de Tapachula que La Crayola, que sólo ha generado conflictos en el tránsito vehicular además de corrupción y vergüenza para la sociedad. Dicho monumento quedó inconcluso a la hora que Chacón dejó la presidencia. En lugar de construir calles, caminos, plantas de tratamiento de aguas residuales, drenajes, puentes u otra infraestructura necesaria para la vida cotidiana, Samuel Chacón se dedicó a construir el monumento a su corrupción.

La inversión de 18 millones de pesos provenientes del estado y la federación en la instalación del Centro Estatal de Control, Comando, Comunicación y Cómputo (C4) en Tapachula, fue un contundente fracaso. Los asaltos, secuestros y homicidios (como el de Juan Román Sánchez Montiel, el 24 de marzo del 2014, en la 4ª avenida Sur y la prolongación de la carretera Tapachula-Puerto Madero, a las 10:45 a.m.), se multiplicaron a pesar de que se captaban por las cámaras del sistema de videovigilancia.

Como dato estadístico: el índice de criminalidad en Tapachula aumentó en el periodo de Samuel Chacón un 40 por ciento respecto a los reportados en 2012. El clima de inseguridad generó el retiro masivo de inversiones y el cierre de decenas de empresas, cuyo daño principal fue la inestabilidad económica y el desempleo.

También, se presume que Samuel Chacón tuvo nexos con el crimen organizado. Se cuenta de los muchos privilegios que les dio a los traficantes de drogas, armas y personas. Nadie los molestó, nadie en el gobierno municipal dijo nada. Además, las fuerzas policiales que tuvo a su mando fueron las que extorsionan, secuestraban y asesinaban con total impunidad.

El 31 de marzo de 2014, alrededor de las nueve de la noche, matan a golpes a dos mujeres en el interior de su casa. Sus nombres eran Guadalupe Aguilar y Zenovia “N”, de 85 y 60 años, respectivamente. El crimen se cometió con crueldad y en el pleno centro de la ciudad, donde habían cámaras de vigilancia, patrullas y policías de a pie.

El 8 de octubre de 2014, fue hallado el cuerpo de un hombre brutalmente masacrado. Se trataba de Gustavo Adolfo Ibarias García, ex líder del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Municipio de Tapachula, que fue el más férreo crítico de la administración de Samuel Chacón Morales. Lo mataron a pedradas. Y en los medios se presumió de venganza política.

En ambos sucesos no hubo culpables ni sospechosos. Empero, Samuel Chacón Morales puede ser culpado por el cargo de homicidio por omisión, pues era su responsabilidad protegerlos, al igual que al resto de los hombres y mujeres que murieron por su negligencia.

La SEDESOL demandó al diputado Samuel Chacón porque hasta el momento éste no ha podido comprobar el uso que le dio a los más de 65 millones de pesos, y por ello la Auditoría Superior de la Federación mantiene abiertas las investigaciones por desviación de recursos públicos.

Pero el caso no debe quedar sólo ahí, también se tienen que investigar los homicidios, las desapariciones forzadas y la depredación de las arcas de ese terrible gobierno municipal, el peor que haya tenido Tapachula en años.

Ya basta de tanta impunidad para los poderosos. Si al PRI y al gobierno mexicano les queda un poco de honor, deben posibilitar el acceso a la justicia y el castigo con todo el peso de la ley para Samuel Alexis Chacón Morales. De otro modo, será una causa del gobierno federal y priista. ¡Chao!

@_MarioCaballero

yomariocaballero@gmail.com

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