MARIO CABALLERO
@_MarioCaballero
yomariocaballero@gmail.com
¿SUICIDIO POLÍTICO?
La verdad no fue para tanto. El altercado que hace unos días tuvo el senador Luis Armando Melgar Bravo con una dama de la zona costa de Chiapas no era motivo para hacer tanto escándalo. Hemos visto cosas peores y nadie se había desgreñado ni rasgado las vestiduras como ahora lo hicieron. Y el “pinche” tampoco merecía ser el disparador de las alarmas sísmicas cuando apenas fue un zumbido del que muchos se colgaron para hacerlo pasar como gran cataclismo.
En casa del jabonero el que no cae resbala, dice un conocido refrán. Y el que no saca ganancias electorales del resbalón de los políticos es un tonto, hubiera dicho Nicolás Maquiavelo de haber tenido un smart phone. ¿Pero cuántos resbalones y caídas son necesarios para acabar con una carrera política? Además, ¿cuántos casos similares han tenido lugar a lo largo de la historia cuyos desenlaces no han sido tan catastróficos como los que se dice del asunto del legislador Melgar?
Luis Armando Melgar podrá no ser un político de gran trayectoria, ni dueño de un bagaje ideológico de primerísimo nivel y tampoco podrá ser una monedita de oro para caernos bien a todos. Sin embargo, lo que puede observarse dada la saña con que fue tratado su trágico resbalón nos indica que detrás de los libelos ponzoñosos, la sátira y los pronunciamientos malévolos en los micrófonos hay recelo hacia lo que hoy representa en vías de los comicios del próximo año. Quizá para algunos es una amenaza.
“A ver, si vienes para acá te explico”, se oye en la grabación donde Melgar le contestó con cierto tono a la mujer que lo acusó de haber estado detrás de la aprobación de la reforma energética y el gasolinazo. En otra parte pide que se apaguen los celulares y no lo graben. Y pasados varios minutos, al darse cuenta que lo grababan dijo: “A ver, aquí no venimos a hacer política. A mí me caen muy mal los cabrones que nada más hacen política quedándole mal a la gente, diciéndoles mentiras. Yo no les voy a pedir nunca nada. Ni siquiera el pinche voto se los voy a pedir. El pinche gasolinazo –para que les quede claro a todos- no tiene nada que ver con esa pinche reforma energética. Nada. Y lo dije abiertamente”.
¡Vaya!
Lo más evidente de la conversación es el mal uso del lenguaje. El tono. Y lo único que se le puede censurar al senador es el no haber podido o sabido controlar (por el calor del momento) sus más humanos instintos de defensa y pues cayó en el error al llamarse a ira. “El que se enoja, pierde”, dijeran las abuelitas.
Pero, insisto, no fue para tanto.
NO HAY COMPARACIÓN, PERO…
Hugo Chávez, ex líder de la revolución bolivariana, fue un personaje de caricatura que le gustaba hacer gala de su creatividad en los discursos, del sarcasmo en sus respuestas a periodistas y de sus expresiones ingeniosas para atacar a los que en su maniática mente consideró siempre sus detractores. Pero lo que dijo en 2008 quejándose sobre la injerencia del gobierno estadunidense en su país, será una de esas puntadas que quedará para el recuerdo:
“¡Váyanse, yanquis de mierda, cien veces!”, exclamó Chávez ante las cámaras y la multitud. A pesar de dejarse ver como un gobernante lépero y sin educación, sin los más elementales principios de urbanidad y respeto, sin sentido básico de diplomacia, perduró en la presidencia de Venezuela hasta el día que la muerte lo separó del cargo, y aún en su tumba no perdió popularidad entre la gran mayoría de la población venezolana que le permitió el capricho de aceptar la imposición de Nicolás Maduro en su lugar.
Y Estados Unidos, después del insulto, se mantuvo al margen.
En 2012, en las postrimerías del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, la Cámara de Diputados sesiona y mete a discusión la reforma al artículo 123 constitucional, que contempla la Ley General del Trabajo, que finalmente deciden aprobar y la envían al Senado de la República para su revisión. Fue en ese momento que Ricardo Monreal, entonces diputado plurinominal por el partido Movimiento Ciudadano, sube a tribuna y lanza una catilinaria en contra de los que aprobaron la modificación a la ley:
“Le están partiendo la madre al trabajador y todavía gritan y tienen el descaro de seguir con lo que están haciendo”, dijo. El resto de las groserías en esa intervención que tardó casi veinte minutos se oyeron hasta en Zimbabue. Todo fue video grabado y transmitido por televisión a nivel nacional. De ahí en adelante los discursos de Monreal se volvieron más violentos y ricos en majaderías, de todos colores y sabores, como cuando le dijo “pendejo” al presidente Calderón en el marco del último informe de gobierno y lo despidió del recinto con la cordialidad de “eres un asesino”.
Lo patán, obsceno y descortés no dañaron su carrera, por en cambio lo catapultaron, pues hoy es jefe de la Delegación Cuauhtémoc representando a MORENA de López Obrador y ha declarado su intención de ser candidato al gobierno de la Ciudad de México en 2018.
Otro caso, pero más extremo, es del presidente de Estados Unidos Donald Trump. Desde que inició su carrera hacia la presidencia del país de los dólares se convenció de que la mejor manera de conseguirla era hacerse notar, y lo hizo a través del insulto, las calumnias, las palabras obscenas, el agravio, los discursos cargados de odio, ira y palabras altisonantes.
De su contrincante Hillary Clinton, dijo: “¿Cómo va ser satisfactoria (Clinton) para un país si no ha podido satisfacer a su marido?” o “Eres una asquerosa”. Contra los mexicanos: “México nos envía a la gente que tiene muchos problemas, ellos traen drogas, crimen, que son violadores”. Contra su compañera de partido, Carly Fiorina, en el segundo debate entre candidatos republicanos, dijo: “¡Mira esa cara! ¿Puede alguien votar por eso?”. Contra las mujeres: “Cuando eres una estrella, ellas te dejan hacerles de todo. Puedes agarrarlas por el coño, lo que sea”. Sobre Megyn Kelly, periodista de Fox News: “Podías ver cómo le salía sangre de sus ojos. Le salía sangre de su… donde sea”.
Y también dijo: “Podría disparar a gente en la Quinta Avenida y no perdería votos”, “Restablecería el ahogamiento simulado para los sospechosos de terroristas”. En total pronunció para el mundo 281 insultos racistas, misóginos, sexistas, machistas e ignorantes, y aun así ganó las elecciones y se convirtió en el mandatario del país más poderoso del mundo. Y así será, por lo menos, durante los siguientes cuatro años.
EL AZAR Y LA VUELTA DE TUERCA
El visionario y paranoico escritor Philip K. Dick temía y admiraba la originalidad de Muamar el Gaddafi, ex dictador libio, capaz de ir a la guerra vestido como bailarín de discoteca. Todos los personajes antes mencionados pertenecen a ese rango de fantoches de la política, y el éxito que obtuvieron y han obtenido nos da tres lecciones: primera, que sus desplantes deben ser tomados muy en cuenta; segunda, que aunque delirantes pueden cumplir sus objetivos y, tercera, que el nivel de sus abusos puede o no estar relacionado con la memoria o descontento de los electores. La vuelta de tuerca.
A la sazón, ¿qué tanto recuerda la gente de los políticos a la hora de votar? No lo sabemos, pero por lo visto no mucho.
No conozco personalmente al senador Luis Armando Melgar y ni lo defiendo, pero lo que periodistas, líderes de opinión y analistas políticos hablaron hasta la saciedad me parece absurdo y exagerado para tan poca cosa. Y más allá de sus errores y aciertos, porque los tiene, su futuro político y sus aspiraciones de seguro no dependerán de un simple exabrupto. Sin embargo, no debe confiar tanto de su suerte.
Si seguimos la línea de la argumentación, podemos asegurar que todo lo que se diga de ahora en adelante del senador Melgar está sujeto al azar, a la memoria o la falta de ésta, donde podemos suponer de todo, conjeturar sobre posibles debacles, incluso, hablar de suicidio político, pero al fin y al cabo tan sólo son hipótesis, sospechas elaboradas por un lapsus que le puede pasar a cualquiera como ser humano, sea quien sea, persona pública o no.
PARA MAGDALENA
LA POPULARIDAD del alcalde Fernando Castellanos Cal y Mayor sigue subiendo. Los tuxtlecos están enamorados de su trabajo. De sus resultados. Pero obviamente no está solo en su cometido, pues tiene grandes asesores y aliados en su gabinete como la Dra. Gloria Luna Ruiz, la experimentada contadora Cristina Palomeque Rincón, el licenciado Raúl Castillejos Acuña y el abogado Adrián Sánchez Cervantes, cuya trayectoria en el servicio público es envidiable, así como sus conocimientos en el buen gobierno que han sido de mucha utilidad para el alcalde y para los tuxtlecos. Bien… EL GOBIERNO de Chiapas durante cuatro años no ha pedido prestado un solo peso para sacar adelante a esta encomienda. El gobernador Manuel Velasco Coello ha ejercido el dinero de los chiapanecos con responsabilidad, honestidad y transparencia. Hizo lo imposible al colocar a Chiapas en el sexto lugar nacional en el manejo de las finanzas. Al terminar el sexenio anterior estábamos en el posición número 29. ¡No que no, chiquitos!… ¡Chao!
@_MarioCaballero
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