22 Marzo 2017
MARIO CABALLERO
RUMBO AL 2018: PRD
Al PRD le sucedió lo mismo que a un delantero fallón: “La tenía, era suya y la dejó ir…”.
Hubo un tiempo en que el PRD fue un partido político prometedor, que pudo alcanzar la gloria, pero que hoy vive inmerso en el desprestigio, consumido por conflictos internos, manchado de corrupción y con una crisis de credibilidad que no la curará ni el tiempo ni el renacimiento.
El Partido de la Revolución Democrática fue fundado el 5 de mayo de 1989, y fue la primera institución política en tomar una ideología legítimamente de izquierda.
Antes de tomar las siglas del PRD, su origen fue el Partido Mexicano Socialista (PMS), que a su vez surgió de la unión de seis fuerzas de izquierda a nivel nacional, como el Partido Mexicano de los Trabajadores, Partido Socialista Unificado de México, Partido Patriótico Revolucionario, Movimiento Revolucionario del Pueblo, Unión de la Izquierda Comunista y el Partido Socialista de los Trabajadores. Estas organizaciones formaron lo que se conoció como la histórica izquierda mexicana, cuya base ideológica era la defensa de los trabajadores y de las clases más desprotegidas.
ORÍGENES EXCELENTÍSIMOS
En el pasado, la actividad de la izquierda era clandestina y fuera de la ley. Cuando José López Portillo, que gustaba definirse como el último presidente de la Revolución Mexicana, obtuvo la candidatura a la presidencia en 1976, decidió buscar mayor competencia electoral para no perder lo que quedaba de legitimidad. Ahí apareció Valentín Campa, el único político del Partido Comunista que hizo campaña, pero como no contaba con registro legal todos los votos a su favor, que fueron cerca de un millón, fueron anulados.
Con la reforma política de Jesús Reyes Heroles, en 1977, se permitió la participación de otros partidos políticos. Con ello las agrupaciones de izquierda pudieron salir del anonimato y de la ilegalidad en la que habían operado durante largos años. También, por dicha reforma los partidos comenzaron a tener acceso a las prerrogativas y tiempos oficiales en radio y televisión para plantear sus proyectos de gobierno a la sociedad.
Doce años después de esta nueva etapa en la democracia de México, el Partido Mexicano Socialista cedió su registro a la Corriente Democrática del PRI para que de esa unidad naciera el PRD. ¿Cómo fue posible la unión de la Izquierda con priistas?
López Portillo terminó su administración con una brutal crisis financiera, lo que orilló al PRI y al gobierno a inclinarse en la sucesión del poder por Miguel de la Madrid, que era secretario de programación y parte de un grupo de jóvenes tecnócratas egresados de las mejores universidades de Estados Unidos, que establecieron las bases para un nuevo modelo económico nacional, alejado de las viejas prácticas del priismo.
Esta virgen forma de gobernar no fue del agrado de muchos priistas, que emprendieron una campaña de desprestigio contra el gobierno de De la Madrid diciendo que el nuevo modelo económico agudizaba la pobreza y la desigualdad. De cara al cambio presidencial del 88, las críticas se hicieron más fuertes y bulliciosas, situación que dio origen a la Corriente Crítica cuyos líderes más visibles fueron Cuauhtémoc Cárdenas, ex gobernador de Michoacán, y Porfirio Muñoz Ledo, ex secretario del trabajo.
De esta manera germinó un torbellino de unificación entre organizaciones, partidos llamados de izquierda y la Corriente Democrática integrada por priistas autoexiliados en un intento de tener un posicionamiento más sólido en la política, encabezados por Cárdenas, Muñoz Ledo, que contaron con la participación de Ifigenia Martínez, Arnoldo Martínez, Heberto Castillo, Gilberto Rincón Gallardo, Camilo Valenzuela, Jesús Zambrano, Jesús Ortega, Carlos Navarrete y Graco Ramírez, entre otros dirigentes de organización y líderes sociales.
A esta coalición se sumaron intelectuales y grupos estudiantiles, que dieron lugar al Frente Democrático Nacional y, finalmente, al Partido de la Revolución Democrática, organismo con grandes expectativas y posibilidades reales de éxito electoral y de lograr el cambio que los mexicanos requerían después de largas y tormentosas décadas de un PRI absoluto.
En 1988, interviene legalmente por primera vez en unas elecciones el grupo de las izquierdas mexicanas con Cuauhtémoc Cárdenas como candidato a la presidencia de la República. La propuesta cardenista prendió, se fortaleció y se volvió intimidante para el PRI, pero el ganador de la contienda fue Carlos Salinas de Gortari que se vio favorecido por un sistema de cómputo de conteo de votos que “repentinamente” se cayó.
Meses después, el 18 de marzo de 1989, Día de la Expropiación Petrolera, arrancó en Jiquilpan, Michoacán, lo que hoy es el PRD.
LA GLORIA
El PRD creció con cierta fuerza y se consolidó como uno de los partidos más influyentes en la sociedad, abanderando causas como la promoción y defensa de los derechos ciudadanos, el trabajo justo y bien remunerado, el reparto igualitario de la riqueza del país, la defensa de la democracia, la transparencia en el ejercicio del poder, la laicidad del Estado, la preservación de los recursos naturales, la cancelación de las viejas prácticas del poder y el impulso de la izquierda como corriente crítica al gobierno.
En 1997, el PRD obtuvo su primer triunfo de la mano de su fundador Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, que ganó las elecciones al gobierno del Distrito Federal. En esos comicios Cárdenas fue una aplanadora, superando con el 40 por ciento de los votos a sus oponentes del PRI, Alfredo del Mazo, y del PAN, Carlos Castillo Peraza.
Ese mismo año, El Sol Azteca se convierte en la segunda potencia política en el Congreso de la Unión, detrás del PRI que comenzaba a vivir una pesadilla y a perder el control total en el Legislativo.
En 1998, el PRD ganó la gubernatura en Tlaxcala y en alianza con el Partido del Trabajo, triunfó en las elecciones en Zacatecas. En 1999, le arrebató al PRI el estado de Baja California Sur. En otros estados ganaba presidencias municipales y se colocaba junto con el PAN y el PRI, como las tres principales fuerzas dentro de los Congresos locales. Fueron los tiempos de gloria para los perredistas.
Después de esos inicios vinieron otros triunfos, como el gobierno de Michoacán (2002-2021), Guerrero (2005-2015), Chiapas (2006-2012), Tabasco (2012-2018) y Morelos (2012-2018), y en Oaxaca y Quintana Roo mediante coalición con otros partidos.
Actualmente el PRD gobierna en la Ciudad de México, Morelos, Guerrero, Michoacán y Tabasco.
EL INFIERNO
Hoy el PRD está en crisis. Nació criticando la corrupción del PRI y ahora la ha superado. Ha protegido a cómplices del narcotráfico como Julio César Godoy Toscano, diputado de Michoacán, y José Luis Abarca, alcalde de Iguala, quien fuera apoyado en su candidatura por Andrés Manuel López Obrador y que según las investigaciones fue el que mandó a asesinar a los normalistas de Ayotzinapa.
La corrupción de los perredistas ha sido exhibida en videos, como René Bejarano, El Señor de las Ligas, que siendo coordinador de bancada en la Asamblea de Representantes del D.F., fue grabado recibiendo un portafolio lleno de dinero del empresario Carlos Ahumada, precisamente durante la gestión de López Obrador. O los videos que muestran al secretario de finanzas de AMLO, entonces del PRD, apostando grandes cantidades de efectivo en Las Vegas.
Recientemente, Univisión Noticias descubrió que la dirigente nacional del PRD, Alejandra Barrales, tiene un departamento en Miami valuado en un millón de dólares, propiedad que no presentó en su declaración 3de3.
Los grupos internos -llamados corrientes políticas- no obedecen a ninguna ideología, sino a intereses personales y de grupo. Situación que ha generado pleitos internos por el poder. Lejos quedó el sentimiento de lucha por las clases populares y de trabajadores. Lo que ahora les importa es ganar más dinero para sus propios intereses y no la democracia, que no practican.
Por ello, no es extraño que sus fundadores y ex líderes lo hayan abandonado. Y la separación de la bancada en la Cámara de Senadores demuestra el desorden interno, la pérdida de la ideología y la nula ética política. Factores que colocan al PRD con un pírrico 11 por ciento de posibilidades de ganar la presidencia en 2018, según una encuesta, y que dice que representa a la izquierda de México en un 14 por ciento.
Realmente tenemos al PRD más débil de la historia y todo indica que perderá las elecciones en 2018, y si no va en alianza con otros partidos, como MORENA, por ejemplo, es seguro que no ganará ningún voto y dejará de ser un partido político con registro.
Y por lo que se puede ver, AMLO, el hombre que lo traicionó y sepultó, es el único que lo puede salvar. ¡Chao!
@_MarioCaballero
yomariocaballero@gmail.com