17 Mayo 2017
MARIO CABALLERO
VALLS: EL HUÉRFANO
Leí el artículo de Jaime Valls en El Universal del 9 de mayo. Fue muy aleccionador. Su lectura fue tan agradable como una cucharada de aceite de bacalao. Todo el escrito es un intento desesperado por ganarse los reflectores. Ahí comprendí que no hay nada más triste para un político que ser olvidado, pero de eso a pagar un espacio en la prensa para el autoelogio no sólo es triste, también es patético.
Jaime Valls Esponda fue hijo del ex ministro Sergio Armando Valls Hernández (q.e.p.d.), que fue nombrado Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por el Senado de la República en noviembre de 2004.
Los principales promotores de Sergio Valls fueron Carlos Salinas de Gortari y Diego Fernández de Cevallos, quienes influyeron para que el entonces presidente Vicente Fox lo propusiera como ministro. Y una vez con el nombramiento comenzó el pago de favores. Por eso no fue extraño que favoreciera tanto a gobernadores del PRI como del PAN por igual. Y que en junio de 2005 se inclinara a favor de la liberación de Raúl Salinas de Gortari acusado como autor intelectual del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, que por la intervención de Valls Hernández sólo cumplió 10 de los 27 años de prisión.
Valls Hernández, en lugar de defender el orden y solucionar conflictos jurídicos de gran interés social, que es la función fundamental de todo ministro, se dedicó a corromper las instituciones a través del tráfico de influencias con el que enriqueció a su familia e impuso a sus hijos en cargos públicos de alto rango.
Por ejemplo, a Jaime lo hizo presidente municipal de Tuxtla Gutiérrez en 2007; a Guillermo lo posicionó en la titularidad de la Delegación de la Procuraduría General de la República (PGR) en Europa, en el sexenio de Vicente Fox; a Sergio Arturo lo convirtió en colaborador de Enrique Peña Nieto, entonces gobernador del Estado de México, y a su hija María del Carmen Valls la hizo diputada federal por el PAN.
A Jaime Valls Esponda le consiguió uno de sus primeros cargos en el servicio público a la edad de 22 años, como director de Área en la Administración General de Recaudación, que desempeñó durante los años 1990-1994. Después lo hizo Coordinador de Asesores del Oficial Mayor de la Secretaría de Educación Pública, de 1995 a 1996.
Cuando Juan Sabines Guerrero toma posesión de la alcaldía de Tuxtla Gutiérrez (2004), Jaime Valls es nombrado tesorero municipal, una imposición del ministro Sergio Valls Hernández a Sabines. Ahí, Valls Esponda es conocido por su trato déspota, altanero, donde las secretarias le tenían miedo y hasta algunos de los funcionarios trataban de evadir cualquier contacto con él. Se limitaban a la relación estrictamente laboral.
Asimismo, en el periodo que Sabines Guerrero se separa del cargo para contender por la gubernatura del estado, Jaime Valls lo sigue y lo apoya utilizando las influencias de su padre que siempre estuvo ligado al PRI y al ex presidente Carlos Salinas. Al ganar Sabines, el hijo del ministro obtuvo el pase directo a la presidencia municipal.
La administración de Valls Esponda al frente de Tuxtla Gutiérrez (2007-2010), estuvo enredada en varios escándalos de corrupción, como los 300 aviadores que mantenía en la nómina del Ayuntamiento, o la negociación de las plazas laborales con los líderes del sindicato de trabajadores, o el pago millonario a las empresas constructoras por obras inexistentes, como la pavimentación de dos calles ubicadas sobre la 7ª Sur Poniente, desde la 10ª hasta la 12ª Poniente Sur, cuando físicamente no existe ninguna calle de por medio entre las dos arterias.
Junto con Juan Sabines Guerrero, Jaime Valls Esponda fue el artífice de la privatización del servicio de recolección de basura en la ciudad. Pues firmó el convenio de prestación de servicios con la empresa Proactiva Medio Ambiente, S.A. de C.V. por poco más de 116 millones de dólares con una duración de 20 años a partir de 2006. Y es conocimiento de todos los graves daños ecológicos y económicos que este consorcio ha causado y que no se puede actuar legalmente en su contra por una cláusula que especifica que si el gobierno de Tuxtla decide terminar el contrato antes de su vencimiento, la comuna tendrá que pagarle mil millones de pesos como indemnización.
En junio de 2010, en calidad de alcalde, fue invitado a la Semana Internacional del Urbanismo y Medio Ambiente que se celebró en España y en la cual se premia a las ciudades más limpias del mundo. En el evento, Valls recibió la Escoba de Plata y reconoció que eso no hubiera sido posible sin el esfuerzo y profesionalismo de la empresa Proactiva. Se sospecha que Jaime Valls y Juan Sabines son socios de dicha corporación.
Para cerrar su periodo de corrupción, nada más comparado con el de Yassir Vázquez Hernández que dejó una deuda de más de 900 millones de pesos, solicitó un préstamo por 50 millones para el programa de bacheo de calles que nunca realizó. Sin embargo, en la contabilidad del municipio hay facturas que fueron pagadas en su totalidad por obras que no se llevaron a cabo.
EL SALVADOR
En el artículo La docencia como profesión, Valls Esponda auto alaba su gestión al frente de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) y se auto promueve como el salvador de la educación. Cínico. Ésta fue la última imposición del ministro Sergio Valls para favorecerlo.
En el documento dice que los profesores de educación superior “representan un potencial que debe valorarse y mejorarse continuamente” (sic). Sin embargo, cuando fue rector de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) se dedicó a reprimirlos, a negarles el derecho de escalafón que fue exclusividad de sus amigos y hasta les condicionó las herramientas de trabajo.
El 17 de noviembre de 2010, semanas antes de ser designado rector, el personal docente, administrativo y alumnos de la Universidad firmaron un documento titulado Manifiesto de imposición en el que se declararon en contra del nombramiento de Valls Esponda en la rectoría, bajo el argumento de que éste no cumplía con dos de los cuatro requisitos contenidos en el artículo 12 de la Ley Orgánica, que especifica tener experiencia académica y ser una persona honorable de reconocido prestigio profesional. Y Jaime Valls no era ni lo uno ni lo otro. Su único mérito era ser hijo del ministro de la SCJN y por ese simple hecho fue “elegido” rector.
En enero de 2012, es acusado de malversar recursos del organismo en la compra de decenas de computadoras portátiles que regaló de manera arbitraria a catedráticos amigos suyos. A ese gasto le siguió la pinta de cientos de murales con la leyenda “Un Valls para Chiapas”, así como también la colocación de miles de pendones en todo el estado anunciando el informe de actividades legislativas de su hermana María del Carmen Valls. Cabe mencionar el gasto descarado en la difusión de su nombre en spots de radio y televisión y en las páginas de diarios y revistas locales y nacionales.
En el último informe de actividades, en 2014, Jaime Valls hizo gala de los cientos de millones de pesos invertidos en la construcción de infraestructura educativa, gasto que no iba de acuerdo con el nivel académico de la Universidad, que según el reporte de los Comités Interinstitucionales de Evaluación de Educación Superior, la UNACH aparecía situada en el lugar 21 de 31 universidades en el país. La corrupción no sólo era monetaria, también académica.
En septiembre de 2014, fue revelado un fraude calculado en 10 millones de pesos a los fondos del Fovissste que afectó a tres mil trabajadores, que por los malos manejos financieros de la Universidad perdieron su derecho de adquirir una vivienda. El rector Valls aplicó el descuento vía nómina al personal, pero no hizo la transferencia de los recursos. ¿Qué hizo con ese dinero? No lo sabemos.
Al parecer a Jaime Valls le ha pesado mucho la muerte de su padre, tanto que hasta sus palafreneros lo han abandonado. Se ha quedado sin amigos poderosos si es que alguna vez fueron suyos. Hoy no tiene quien le aplauda sus excesos e hipomanías. Quizá estuvo rodeado de poder ajeno, el del ministro Sergio Valls Hernández que mientras vivió no fue mezquino para concederle todo tipo de caprichos. Pero ahora sus recientes apariciones en la escena política indican que le urge el apapacho.
“Estoy sentado junto a la alcantarilla aguardando a que salgan las ranas”, así comienza el primer cuento de El llano en llamas (1953) de Juan Rulfo. Y así debería seguir Jaime Valls, sentado a la orilla de la alcantarilla que es su vida que con tantos millones de pesos mal habidos, con tantas cuentas pendientes que aclarar, lo mejor sería que en estos tiempos preelectorales hiciera sus maletas y se fuera a Irlanda. ¡Chao!
@_MarioCaballero
yomariocaballero@gmail.com