16 Agosto 2017
MARIO CABALLERO
COMIENZA EL JUEGO DEL PRESIDENTE
Kafka decía que escribía para hacer reír a sus amigos. Quién sabe si lo decía en serio. La verdad es que incluso cuando sus relatos son amargos y exploran con profundidad la condición humana, su manejo del absurdo nos lleva a la risa, que funciona como una compensación ante un mundo mal hecho. Lo mismo ha sucedido con las imperfecciones del gobierno de Enrique Peña Nieto, que de pronto desatan una respuesta ingeniosa que permite burlarnos de la realidad y cobrar venganza.
De Peña Nieto nos hemos burlado de su pésimo inglés, por haberle cambiado el nombre al presidente de China (Xi Jinping por “Juan Yin Juan Yin”), o por decir que el IFAI es el “Instituto de Información y de Acceso… de información y de acceso… a la opinión pública… de toda la información disponible para la ciudadanía… desde el gobierno”. Y cuando no nos burlamos, nos compadecemos de él, como en la ocasión en que la reina Isabel no le dio la mano, o cuando fue ignorado por los mandatarios de Estados Unidos y Canadá o cuando no supo dar los títulos de tres libros que cambiaron su vida.
Es cierto que durante cinco años hemos apostado que el presidente de México es un tonto, un ignorante capaz de confundir un municipio con un estado. Pero después de la Asamblea Nacional del PRI celebrada el sábado anterior parece ser que es alguien al que hemos subestimado de sobra.
Anaxágoras decía que el origen de la inteligencia de los hombres reside en sus manos. Es obvio que las modificaciones a los estatutos del partido es obra de Enrique Peña Nieto. En primer lugar porque él es el principal beneficiario; segundo porque abre un abanico de nuevas posibilidades en el viejo instituto que están encauzadas hacia su relevo y, tercero, porque nadie más tiene el poder para realizarlos.
LA RENOVACIÓN
Las reformas a los estatutos del Partido Revolucionario Institucional tienen un enfoque democratizador hacia el interior del organismo, que dirán los escépticos es contrario a la cultura priista que nada tiene que ver con ese tipo de prácticas. Entre estas modificaciones son cuatro las más relevantes que convierten al viejo partido en uno vanguardista, además de que lo hacen adelantarse a sus principales contrincantes: el PAN y PRD.
De cara al 2018, el PRI podría presentar por primera vez un candidato externo a la Presidencia de la República. Esta puerta ya había sido abierta a los no-priistas para ser alcaldes, diputados locales, diputados federales, senadores y gobernadores, pero para ser aspirante a la presidencia los estatutos exigían una militancia de al menos 10 años en el instituto. Este requisito se eliminó.
Otra de las mejoras fue frenar el deleznable “chapulinazo”. La Asamblea aprobó que los legisladores priistas plurinominales no puedan reelegirse por la misma vía para otro cargo legislativo. Es decir, si un senador plurinominal quiere seguir en el Congreso al terminar su periodo, tendrá que buscar la diputación pero a través del voto de los ciudadanos, ya no por representación proporcional que en muchas ocasiones sirvió para el proteccionismo y pago de facturas políticas. Esto sin duda acrecienta la credibilidad del PRI y da mayor legitimidad a sus candidaturas.
Ante todo, esta prohibición viene a cerrar espacios que eran exclusivos de la cúpula del partido y manda la señal de que habrá lugar para todos.
También fue anunciado que para renovar los cuadros políticos se dispuso que el 30 por ciento de las candidaturas sean para los jóvenes, tanto de elección popular como plurinominal. De ahora en adelante uno de cada tres aspirantes propietarios y suplentes será para gente de hasta 35 años de edad.
Algo que llamó mucho la atención fue el acuerdo de imponer multas a los candidatos que hagan mal uso de los recursos durante la campaña o que no reporten los gastos a los órganos electorales tal como lo marca la normatividad. Esta medida será un obstáculo para la corrupción, sólo falta que la comisión encargada de supervisar el gasto tenga el valor para denunciarlo y la suficiente solvencia moral para no caer en complicidades.
EL SIGNIFICADO DE LA ASAMBLEA
La Asamblea Nacional pasada ha sido la más grande de la historia del PRI. Pero ¿cuáles fueron los principales significados?
- Las cartas en sus manos.
Se sabe que en cada relevo sexenal el presidente en turno propone a su partido su mejor carta. Así que al anular el obstáculo de la antigüedad de diez años como militante del PRI, le está permitiendo al Ejecutivo tener todas sus cartas en la mano.
En este momento se habla de al menos ocho postulantes fuertes a la candidatura, entre ellos José Antonio Meade, secretario de Hacienda y Crédito Público, que antes de modificar la norma no cubría el requisito. Ahora no tendrá ningún impedimento. Por otro lado, la apertura a los candidatos externos no quiere decir que Meade vaya a ser el elegido, pero sí que es un fuerte aspirante de Peña Nieto a tal grado que éste tomó la decisión de promover la reforma estatutaria.
- La honestidad como requisito.
“Lo reitero de manera categórica: quienes han traicionado la confianza de la gente y de nuestro partido deberán enfrentar las consecuencias de sus actos. Y así está sucediendo”, dijo el mandatario. El mensaje es claro y tiene dedicatoria a todos los priistas que llegaron al poder, como Javier Duarte que fue gobernador de Veracruz por el PRI y que hoy es procesado por el gobierno del mismo partido.
También, el mensaje va dirigido a todos los pretendientes, sea quien sea el futuro candidato presidencial deberá tener como atributo básico la honestidad. Un historial limpio y ningún cuestionamiento en su patrimonio, comportamiento, vida pública y relaciones, será la característica esencial. Con esa postura las carreras de Aurelio Nuño, José Narro Robles y José Antonio Meade cobran mayor importancia. Hay que notar que todos ellos son gente muy cercana al gobernante.
- Respaldo total.
Cualquiera que conozca la historia del PRI sabe que el priista promedio siempre espera a que le den línea, no moverá un dedo si no que estará atento a lo que digan las corrientes del partido. Pero cuando queda relegado de los puestos directivos o de las candidaturas porque otro grupo se quedó con el control, entonces –y sólo entonces- tendrá un comportamiento rebelde.
Los cambios realizados le dieron un vuelco al PRI y por consecuencia a los priistas, que no están acostumbrados a modificar su estilo de vida. Sin embargo, en el largo proceso de reformas no hubo conflictos y tampoco se advierte una futura ruptura como la ocurrida en 1988. Lo que significa que nadie se sintió marginado: a todos les dieron su espacio.
Lo más importante es que al no haber protestas, Peña Nieto puede darse por entendido del respaldo total de la militancia. De tal manera, que tiene la libertad para maniobrar, así sea con un candidato de corte tradicional o como el que proponen las reformas, situación que le favorece sobre todo a José Antonio Meade.
EN PIE DE LUCHA
Hace varios meses fue invitado un grupo de connotados periodistas a una rueda prensa en la residencia de Los Pinos. Uno de los presentes le preguntó al Ejecutivo si creía posible que en su momento hubiese otros aspirantes a la Presidencia además de la lista que ya conforman algunos integrantes de su gabinete. Sin el menor rasgo de duda, el mandatario respondió con un “sí” rotundo. (El artículo EPN: El maestro del ajedrez político puede leerse en el Diario de Chiapas del 12 de agosto.)
Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas, dijo Mario Benedetti. El comportamiento, las palabras y los hechos recientes de Peña Nieto son distintos a los que nos acostumbró desde antes de su gobierno. Parece que subestimamos su inteligencia y poder. Por más grandes que hayan sido sus errores, eso no le quita ningún mérito a su investidura ni limita su autoridad. Es obvio que no llegó a ser presidente de México sólo guapachoso.
Hoy las cosas son diferentes en el PRI. Enrique Peña Nieto apretó todos los botones y jaló todos los hilos para que su partido pueda seguir gobernando. Nunca antes habíamos visto algo parecido en procesos electorales previos hecho por el presidente, y no es poca cosa. Así que con todo esto y pese a estar en el tercer lugar de las preferencias electorales, el PRI puede ser un prospecto viable para ganar en 2018.
Ha comenzado el juego del presidente. ¡Chao!
@_MarioCaballero
yomariocaballero@gmail.com