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LETRAS DESNUDAS

30 Agosto 2017

MARIO CABALLERO

NAZAR: LA GUERRA QUE VIENE

Dos lecturas al interior del priismo desataron la imposición de Julián Nazar Morales en la dirigencia estatal del partido. La primera nos dice que el nuevo PRI, el de Ochoa Reza, Duarte, Borge y Peña Nieto, renació como en los viejos tiempos: autoritario, ruin y traicionero. Porque no solamente cometió un atentado contra la democracia de la institución, sino además conspiró para no cumplir los acuerdos de renovar el liderazgo mediante la consulta a las bases.

La segunda lectura nos revela que la insistencia de bendecir a Nazar Morales se trata de un juego perverso de la cúpula nacional para abrir el paso a su propio candidato al gobierno del estado, mientras que el nuevo líder operará con mucho dinero para desgastar a los demás aspirantes que tal vez tienen mayores oportunidades de triunfo en las urnas. Obvio esto no fue aceptado por un importante sector. En cualquier caso, la pregunta es de dónde recibió línea Enrique Ochoa Reza, si desde Los Pinos o desde Orlando, Florida.

EL DEDAZO

En el Diccionario del Diablo, Ambrose Bierce define la palabra imposición como el acto de consagrar imponiendo las manos: ceremonia común a muchos sistemas eclesiásticos, pero que es realizada con máxima sinceridad por la secta de los Ladrones. Es decir, cada imposición es un abuso de parte de un grupo de autoridades de tachable reputación.

Por donde quiera verse, la designación de Julián Nazar no es en ninguna forma una “propuesta de unidad”, sino surgió del dedazo y las complicidades en los niveles más altos del poder.

 

Durante la época del cesarismo priista, el dedazo funcionaba por una condición sine qua non: el beneficiado por el dedo del Presidente no sólo se convertía en candidato del PRI, sino en el próximo gobernante del país. Por eso no era extraño que todos los perdedores corrieran a abrazar al ganador, a rendirle apoyo incondicional y lo hacían inclusive declarando a todo México que el “partido” había elegido al mejor hombre.

En el dedazo, los que fueron excluidos entendían que su deber principal era felicitar al favorito del Presidente para no tener problemas en su futuro político. De lo contrario, aquel que criticaba la decisión mostrando signos de deslealtad o abandonaba el partido, podía darse por enterado que su lugar sería el ostracismo y, en el peor de los casos, la cárcel acusado de corrupción.

Esa condición sine qua non, desde luego, ya no existe en la democracia de nuestros días. El que no esté de acuerdo con el dedazo, ahora puede rechazarlo y boicotearlo de diferentes maneras.

¿Cuándo dejó de operar y ser efectivo? Desde que el PRI dejó de ganar elecciones.

El Partido Revolucionario Institucional sabe mejor que nadie que el dedazo ya no es un método seguro para lograr la unidad del partido en torno a un líder o un candidato. Nada más en este sexenio, por ejemplo, un par de priistas se volvieron desobedientes por no haber sido elegidos por el dedito de Peña Nieto: el ex priista Carlos Joaquín González renunció a la militancia y fue respaldado por el PAN y PRD al gobierno de Quintana Roo. Logró el triunfo con el 45.6 por ciento de los votos destronando al PRI que siempre había gobernado en el estado.

Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, había sido presidente municipal, diputado local y diputado federal priista. En 2015, el PRI no le dio la candidatura al gobierno de Nuevo León y en lugar de ser sumiso se separó de la agrupación. El 7 de junio del mismo año ganó la elección con el 48.8 por ciento de los votos realizando campaña como candidato independiente. Hoy, es gobernador de uno de los estados del país más importantes económicamente hablando.

PRI VS. PRI

Decía Lord Acton que con poder absoluto hasta a un burro le resulta fácil gobernar. Lo más grave del dedazo que colocó a Julián Nazar al frente del priismo chiapaneco no sólo es el exceso de poder, también la posible fractura en el interior del organismo. Si bien es cierto que el PRI puede ganar la gubernatura de Chiapas con un postulante priista, después de esta canallada es imposible que lo logre estando dividido.

Por la imposición de Miguel de la Madrid en el nombramiento del candidato presidencial, el partido sufrió una fractura vital en 1988. Cuadros importantes dejaron las filas para formar un frente opositor que se volvió una alternativa política muy popular en aquellos años, liderado por Cuauhtémoc Cárdenas. Fue una oleada de priistas que salió por la puerta grande. El partido de Calles quedó tambaleando. De no haber sido por un pretexto eléctrico, “la caída del sistema”, el PRI hubiera perdido por primera vez el control del país.

Así que por lo visto los “muchachos” no aprendieron la lección. Un refrán nos enseña que aquel que no conoce la historia está condenado a repetirla. La imposición de Julián Nazar no significa triunfo, sino derrota; división y no unidad. Como hace 29 años, en los próximos días podríamos ver un desfile de buenos priistas abandonar el edificio de Santo Domingo y unirse a otros partidos y combatir desde ahí al viejo PRI que presume ser nuevo. ¿A quién benefició entonces el dedazo en Chiapas?

 

Con la desbandada de priistas los más beneficiados serán sin duda los partidos de oposición, incluido Morena.

La guerra que viene, la electoral en 2018, será entre priistas tricolores y priistas de otras siglas.

El PRI recurrió a las viejas prácticas buscando su salvación sin saber que estaba cavando su propia tumba. Y ya que estamos en la metáfora: Julián Nazar será el enterrador.

ACUERDOS DE PAZ

En buena hora llegaron los acuerdos de paz entre Aldama y Chenalhó, dos municipios que durante los últimos años han venido enfrentándose por la tenencia de la tierra, las cuotas de poder y el control de los recursos.

Por muchos años Chiapas ha sido noticia internacional por los sangrientos combates entre hermanos. La falta de regularización en los feudos y las malas políticas públicas del pasado que nada hicieron por solucionar la problemática de las comunidades indígenas, fueron motivo suficiente para convertir al estado en un camposanto. El derramamiento de sangre, la muerte y la orfandad, fueron el común denominador.

Para nadie es desconocido que Chiapas tiene un rezago de más de cincuenta años por culpa de la indiferencia gubernamental, y que además es el estado más pobre de México con cinco de los diez municipios con más alto nivel de desnutrición. Si en las grandes urbes como Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de las Casas, Comitán o Tapachula vemos casos indignantes de pobreza, ¿en qué condición estarán los pueblos indígenas que por siglos han sido abandonados?

Las últimas cifras del CONEVAL reportan a Ocotepec, Chalchihuitán, Sitalá, San Juan Cancuc, Santiago El Pinar, San Adrés Duraznal y, precisamente, Aldama, todas de población indígena, dentro de las comunidades más discriminadas y pobres del país. De ahí la importancia de los acuerdos de poner fin a las diferencias y trazar una agenda de trabajo en común con el gobierno del estado para combatir la pobreza y la desigualdad que son los principales enemigos.

En la reunión entre los alcaldes de los dos municipios, que fueron acompañados por integrantes de cabildo, agentes municipales y representantes de las comunidades, se privilegió el diálogo y el respeto. Ahí mismo se solicitó reforzar la presencia de la policía para brindar mayor seguridad a las familias, petición que fue atendida con respeto por la autoridad estatal.

Con estos resultados, Juan Carlos Gómez Aranda, secretario general de Gobierno, sigue dando muestra de ser un aliado del pueblo, un conciliador que hace política, que cabildea, que platica, que tiene sensibilidad al proponer soluciones en lugar de intimar con pistola en mano e imponer sus caprichos, tal como sus predecesores lo hicieron en el pasado. Lejos quedaron esos tiempos.

Por fin habrá paz en Chiapas. Hoy se harán realidad las letras de nuestro himno: “Que se olvide la odiosa venganza; que termine por siempre el rencor; que una sea nuestra hermosa esperanza y uno sólo también nuestro amor”.

PARA MAGDALENA:

SE corre el rumor que el que manda en la Universidad Autónoma de Chiapas es el porro Hugo Armando Aguilar Aguilar, el secretario general que le da igual chantajear a los maestros y alumnos, como armar grupos de choque para enfrentarse a quienes piden su renuncia. Ya hablaremos del negro historial de este personaje. ¡Chao!

@_MarioCaballero

yomariocaballero@gmail.com

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