MARIO CABALLERO
LA CREDIBILIDAD DEL PARTIDO VERDE
En la década de los cuarenta y principio de los cincuenta, existían al menos tres requisitos para tener credibilidad política: guardar buenos principios dentro de los estatutos orgánicos, trabajar con ética y llevar a cabo acciones que redimiesen las condiciones de marginalidad de la colectividad. Hoy, supongo que tristemente, el concepto credibilidad ha perdido vigencia en la moral de la mayoría de los partidos.
Antes, para que una agrupación política la obtuviera, bastaba con que se declararan solemnemente de izquierda, arengar las buenas intenciones y ofrecer remedios a los históricos problemas de la población, aunque estos fueran impracticables: por supuesto, la ignorancia y el desinterés ayudaban en mucho a la estafa. Sin embargo, hoy la población se ha vuelto más crítica debido a la inmediatez de la información; hoy la gente somete al escrutinio público las acciones de los partidos y de los actores; hoy todos se enteran por radio, televisión o internet de los deleznables escándalos de corrupción e impunidad y lanzan el veredicto a través de las redes sociales, que viene siendo algo así como el sanedrín de los tiempos modernos.
En la era actual, definida por la autonomía de la demagogia, la fuerza del ultraje y la falta de propuesta de las agrupaciones políticas, resulta muy gratificante y loable a la vez observar a un partido político congraciado con la sociedad. Y, quizás, debido a la dificultad que causan estos factores el logro sea mayor para el Partido Verde Ecologista de México, que ha llegado a consolidarse como una alternativa política de éxito ante las circunstancias que envuelven el ánimo del pueblo que, a lo largo del proceso democratizador, ha crecido desconfiando en los partidos, rechazando la falta de legitimidad y sintiéndose diariamente despojada.
Empero, el tema básico en el Partido Verde es el cometido de Luis Fernando Castellanos Cal y Mayor por hacer que la institución permanezca en la confianza de la gente y por fortalecer la estructura política con tal de llegar fuertes a ese peligroso año 2015.
LA MISIÓN
Luis Fernando Castellanos Cal y Mayor, joven político de 27 años de edad, recibe la dirigencia estatal del Verde Ecologista el 15 de junio de 2014, y en los primeros 100 días de iniciar la empresa visita 25 municipios con el propósito de compartir la plataforma política llamada Agenda de Unidad 122, que consiste en promover la participación ciudadana, promover el respeto a los derechos políticos de la mujer, promover el respeto y el cumplimiento de las leyes y la promoción de la unidad.
Desde el día en que tomó protesta dejó muy en claro que su tarea es lograr que la militancia verde-ecologista se consolide y crezca de acuerdo con las exigencias de los tiempos que nos ha tocado vivir. Y para lograr estos objetivos se ha sometido a una incansable incursión por todo el estado, donde al recorrer municipio por municipio comparte el importantísimo mensaje de que para que haya una sociedad más justa y próspera se necesita de servidores públicos comprometidos, de hombres y mujeres con verdadera vocación de servicio, que estén al tanto de las voces de la gente, de sus inquietudes, palpando las necesidades que aquejan en cada rincón de un estado desastrosamente abatido por la cerrazón y la ignominia de los que abusaron del poder.
En la enérgica campaña potenciadora, Fernando Castellanos se ha topado con el abrigo y apoyo de la militancia, que comparte el ánimo y el fervor de un político que se ha ganado la simpatía colectiva a base de trabajo, inteligencia y con ganas de construir mejores condiciones de vida para la gente.
Castellanos Cal y Mayor, es un hombre de familia con una preparación académica envidiable, pues tiene en su acervo cultural la carrera de Leyes, un posgrado en Ciencias del Estado cursado en Buenos Aires, Argentina, y estudios sobre Alta Administración Municipal en el ITESM. Por lo tanto, el lenguaje correcto, el discurso eficaz, la visión detallada sobre los fenómenos políticos que envuelven la época, va de acuerdo al nivel y al criterio de sus facultades intelectuales. No hay improvisación, sino una latente objetividad.
EL RETO
El 2012, el gran año de la transición democrática, indudablemente, fue un buen año para el Partido Verde: más de 600 mil votos de adeptos al partido fueron sustanciales para la victoria en los comicios pasados para elegir gobernador. Y gracias al enorme respaldo que recibió de la sociedad civil, hoy tutela el gobierno en uno de cada tres municipios de la entidad. Al parecer, el partido ha fomentado en los ciudadanos un proyecto de cambio indiscutible.
Luis Fernando Castellanos tiene frente así un compromiso de gran envergadura: conducir al partido verde por ese largo camino de victoria ya transitado y lograr que la confianza de la gente siga acompañándolos. Y hace, además, idealizar a nivel organizacional el modernismo político que está permeando las estructuras políticas europeas que cambian la manera de hacer política.
El dirigente Castellanos está comprometido a llevar al partido verde alejado de los compadrazgos políticos, del paracaidismo presupuestal, del clientelismo, del escándalo y de la corrupción. Y proponer que la democracia no es sólo electoral, sino la vía más favorable para repartir los beneficios de salud, educación, vivienda y económicos a una sociedad chiapaneca harta de promesas incumplidas y ansiosa de una propuesta política que convenza.
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