15 Noviembre 2017
MARIO CABALLERO
RUMBO AL 2018: EL VOTO DE LOS JÓVENES
La juventud puede ser vista desde dos grandes y diametrales aristas: por un lado, la menos favorable, está la inexperiencia, la falta de madurez e irresponsabilidad para tomar decisiones importantes; pero por el otro tiene la inquietud, la vitalidad, la fuerza y las ganas de querer mejorar la situación. Los jóvenes mexicanos han dado muestra de ser grandes entusiastas de la vida política nacional. Tanto participan como son fieros críticos de los abusos del poder.
El 2016 fue un año que nos dio horribles lecciones electorales. Una de ellas fue que los jóvenes no salen a votar. Tomando en cuenta el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos, este sector de la población atentó contra sus propios intereses y su futuro por el simple hecho de no acudir a las urnas. Por el desencanto de la juventud estadunidense, el destino del país más poderoso del mundo quedó en manos de las generaciones mayores y de los ancianos que, seducidos por el discurso bélico y racista del magnate, entregaron el poder en quien se identifica muy poco con las preocupaciones de las minorías y los más desprotegidos.
Otra de las lecciones, también en Estados Unidos, fue que apenas la mitad de los jóvenes electores que se presentaron a votar, lo hicieron por la candidata demócrata Hillary Clinton. Ahora, ¿cuál hubiera sido el resultado si toda la juventud de ese país hubiera abandonado la comodidad de sus camas para ir votar ese día? Lo más probable es que Trump estaría en este preciso momento lamiéndose las heridas y protagonizando otros episodios de misoginia y racismo.
De acuerdo a las estadísticas oficiales en México hay 3 millones 371 mil 734 jóvenes entre 18 y 19 años de edad. De esos, poco más de 537 mil tuvieron la oportunidad de votar por primera vez en los comicios del pasado mes de junio. Pero lo relevante no es eso, sino que los jóvenes de 18 a 29 años representan un tercio del total de los inscritos en la lista nominal que el INE tiene actualizada hasta el 26 de mayo de 2017. Es algo para tener muy en cuenta.
La pregunta es: ¿qué están haciendo o piensan hacer los aspirantes priistas, panistas, perredistas y el virtual candidato de Morena para conquistar el voto joven de México? Me parece que todos ellos están más interesados en desprestigiar a sus oponentes de partido y a AMLO (que se desprestigia solo), que hacer propuestas que cautiven a los jóvenes electores.
EL VOTO A TRAVÉS DEL TIEMPO
Las elecciones mexicanas son cada vez más el espacio de las alianzas entre partidos políticos, son una extraña tierra donde las minorías grandes y pequeñas que no tienen la mínima oportunidad para competir solas, se unen para reforzarse. Es decir, nuestras elecciones son, año tras año electoral, el imperio de la “alianzocracia”. Pero aún con todo eso, el siempre enemigo a vencer es el abstencionismo. Alfonso Rodríguez Castelao, decía: “El pueblo sólo es soberano el día de las elecciones”, pero en nuestro caso podemos decir que ¿vivimos en un país realmente democrático?
El perfil de los votantes mexicanos con mayor nivel de participación está en la edad entre 40 y 79 años, este grupo en su mayoría son mujeres. Asimismo, las personas que más votan son las que viven en ámbitos rurales, en particular las que están en el rango de 50 a 60 años. Si consideramos que el porcentaje de electores de más de 40 años es del 50.6% podríamos echar campanas al vuelo, pero si reducimos la tendencia de abstencionismo de los hombres que no votan y de los que habitan en sectores urbanos, la cifra disminuye de forma alarmante.
Por otro lado, los ciudadanos con menor nivel de participación están en la edad de 20 y 39 años, que son cerca de 21 millones 600 mil personas. Además, desde el punto de vista del género, son los hombres los menos interesados en participar en la política, que están también entre los 20 y 39 años y habitan en las zonas urbanas. De tal manera, que si los futuros candidatos no logran convencer a este grupo estaremos nuevamente integrando gobiernos de minoría, que son con elegidos por ni siquiera la mitad de la población.
¿Cómo puede presumir de legitimidad un Presidente cuando de 10 personas sólo 3 o 4 votaron por él? Es imposible.
Los resultados electorales del 2000 pueden ser vistos como el punto de partida donde lo electoral en términos de legalidad, competencia y legitimidad ha dejado de ser uno de los temas pendientes de la agenda política de nuestro país.
Vicente Fox llegó a la Presidencia de la República ganando en 20 entidades, muy superior a su más cercano oponente Francisco Labastida que ganó sólo en 11. Sumando los sufragios en los 20 estados, se reunió la cantidad de 15 millones 989 mil 636, es decir, el 42.56% de la población con capacidad de votar que le dio la confianza al candidato panista para inaugurar la alternancia democrática en México. Fue algo loable para democrática y políticamente hablando.
En 2006, el candidato del PAN Felipe Calderón, ganó la Presidencia pero con una reducción del 6.2% de los votos. Triunfó en 16 estados y no en 20 como su antecesor. Pero aquí no podemos hablar de abstencionismo, pues el número de votantes aumentó en comparación con las elecciones del 2000, sino existe una clara desidia por los proyectos de los gobernantes. Lo que votaron por Calderón fueron personas mayores de 39 años y con una escolaridad de bachillerato y secundaria.
En el caso de los comicios presidenciales de 2012, hubo una votación histórica con más de cincuenta millones de votos. Nada más el candidato de la coalición “Compromiso por México”, Enrique Peña Nieto, obtuvo 19 millones 226 mil 784 votos, el equivalente al 38.2%.
¿Quién votó por Peña Nieto? Curiosamente, siendo el postulante más joven de todos, logró el 25% del total de electores entre 18 y 24 años de edad, con estudios universitarios y de posgrado, mientras que Andrés Manuel López Obrador consiguió el 40% de ese mismo sector.
¿Qué pasó entonces? Según informes, hace cinco años la población de 18 a 24 años representaba sólo el 17% de los electores, y los que tenían escolaridad universitaria formaban nada más el 5 por ciento. Es así que la participación juvenil no haría la diferencia en el resultado de esos comicios.
Pero no será igual en 2018 donde la juventud mexicana esta vez sí será clave porque representa el 30.46% de los electores.
¿POR QUIÉN VOTARÁN?
Una encuesta reciente de Nacion321.com reveló que el 70% de los jóvenes aún no sabe por quién votará en 2018. Sin embargo, eso no debe ser motivo de apatía porque la participación de la juventud en elecciones presidenciales ha ido en aumento. Además, de acuerdo con la encuesta anterior, el 77 por ciento de los jóvenes dijo estar interesado en votar en los próximos comicios.
Pero ¿qué ocurrirá si ninguno de los aspirantes a la Presidencia logra conquistar su confianza y éstos deciden mejor quedarse en casa? Sinceramente, los números no arrojan buenas expectativas al respecto.
La encuesta de Nacion321.com presenta un mal panorama para López Obrador que ha sido el candidato puntero. En el sondeo, el 60% de los jóvenes encuestados lo rechaza y tiene una mala opinión de él. Aunque el caso del presidente de Morena parece crítico, la situación no mejora en nada para el resto de los aspirantes que tienen una aprobación de apenas 31%, y son Margarita Zavala y AMLO los que rondan esa cifra.
Así que conquistar el voto de los jóvenes mexicanos no será una tarea sencilla. Sobre todo cuando muestran una profunda desilusión por los políticos, los medios y por casi todas las instituciones. Tampoco se sienten representados, ni protegidos, ni defendidos, ni comprendidos. Lo que tienen son preocupaciones claras, como la corrupción, la impunidad y la inseguridad en que viven en muchos estados de la República por culpa de la violencia de las bandas criminales y la falta de inteligencia del gobierno.
¿Cómo le van hacer los políticos el año que viene para vencer la indiferencia de los votantes y animarlos a salir a las urnas? Sin duda será una labor titánica hablarles con franqueza y honestidad y hacerles creer que su voto contará y será contado. Y tendrán que hacerlo con conciencia si en verdad quieren gobernar un país indiscutiblemente joven que se siente dolido y frustrado.
El que logre hacerlo ganará la Presidencia. Pero si nadie puede, el gran perdedor será México. ¡Chao!
@_MarioCaballero