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LETRAS DESNUDAS

28 Noviembre 2017

MARIO CABALLERO

NOÉ CASTAÑÓN: POLÍTICO DE PLÁSTICO

Poderoso e intocable. Así se siente Noé Fernando Castañón Ramírez, hijo del ex ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Noé Castañón León, que hace un par de días colocó una foto de él en su cuenta de Twitter acompañado por José Antonio Meade Kuribreña. El Tweet decía: “Dejaré esta foto por aquí y me retiraré calladito sin más que decir buena noche!”. Queriendo presumir una falsa relación, quedó convertido en un emblema de la frivolidad y el egocentrismo, pues demostró que necesita de muchas fotos con políticos famosos, no para ser feliz, sino para sentirse como uno de ellos.

Castañón Ramírez ha crecido siempre bajo la sombra de su padre. Es una de esas personas que nunca ha logrado nada por sí mismo porque no tiene méritos propios, salvo la suerte de haber nacido en cuna de oro y gozado de privilegios que muy pocos tienen en un país tercermundista como el nuestro con más de 53 millones de pobres, según la última medición del CONEVAL.

Con toda una vida en la Ciudad de México, creció en una mansión donde tuvo nanas, cocineras, choferes, sirvientas, guardaespaldas y una educación en colegios particulares e institutos de renombre. Es licenciado en Derecho por la Universidad Iberoamericana, tiene una maestría en Administración de Negocios y un doctorado en Gobierno y Administración Pública por la Universidad Complutense de Madrid. A pesar de esa preparación académica, nunca logró destacar por sí solo.

Al finalizar sus estudios consiguió un empleo en la capital del país por recomendaciones de su padre y fue despedido poco tiempo después. Los rumores de su destitución aludieron a actos de mala conducta, prepotencia y acoso laboral. Al quedar desempleado, Noé Castañón León (entonces secretario de gobierno en la administración de Juan Sabines Guerrero) lo trajo a Chiapas e impulsó su carrera política en el PRI y logró que éste asumiera una diputación local y fuera “electo” presidente del Congreso del Estado en la LXV Legislatura.

Siendo legislador intentó aprobar una iniciativa de ley que le otorgaba facultades al Estado como órgano regulador del ciberespacio y los internautas. Es decir, el Gobierno de Chiapas tendría el derecho para sancionar, amonestar o penalizar todos los delitos informáticos. Para ser más precisos, el único medio al alcance de todos los ciudadanos donde pueden ejercer su derecho a la libertad de expresión estaría vigilado por las autoridades chiapanecas las 24 horas del día los 365 días del año.

Lo peor del asunto no sólo era la inconstitucionalidad de la ley, sino que Castañón Ramírez en complicidad con altos mandos del sabinato buscaba implantar una medida disciplinaria para espiar a los usuarios de internet y prevenir que grupos opositores y líderes de opinión y políticos atacaran al gobierno, las instituciones, servidores públicos y, principalmente, al gobernador Juan Sabines.

A pesar de las llamadas de advertencia, Noé Castañón Jr. dio entrada a medidas con tintes dictatoriales que tanto trasgredían los derechos humanos como violaban el marco legal del Estado. Asimismo fue cómplice del último préstamo millonario que el Congreso local le autorizó a Sabines Guerrero en el hurto más descarado en la historia reciente de Chiapas.

En resumen, por su ignorancia y despotismo el Poder Legislativo perdió autonomía y sirvió a los intereses de un Ejecutivo rapaz y autoritario.

 

DEFRAUDADOR FISCAL

El 3 de abril de 2016 fue revelado un enorme listado de personas que escondieron miles de millones de dólares en paraísos fiscales. De acuerdo con la investigación del periódico alemán Süddeutsche Zeitung en conjunto con 400 periodistas del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), se trataba de los socios de la Firma Mossack Fonseca, un bufete de abogados en el país panameño que ayudó durante décadas a sus socios a fundar empresas offshore para la evasión tributaria, tráfico de armas y drogas, lavado de dinero y ocultamiento de activos.

En el listado de presuntos defraudadores fiscales apareció Noé Fernando Castañón Ramírez, cuyo nombre está junto con el de cientos de políticos, artistas, deportistas y narcotraficantes como Rafael Caro Quintero.

Días después de haber sido involucrado en una de las estafas fiscales más grandes de la historia, Castañón Ramírez difundió una carta pública a través de sus cuentas de redes sociales asegurando no haber tenido ni tener cuenta alguna en Panamá o empresas propiedad de Mossack Fonseca. Agregó: “Mi patrimonio es únicamente producto de mi trabajo y que con absoluta transparencia se encuentra precisado en declaraciones patrimoniales que puntualmente he presentado ante los órganos de fiscalización de la federación y del estado de Chiapas”. Además afirmó que fuera de lo declarado no posee ninguna otra propiedad ni recurso.

Excusatio non petita, accusatio manifesta. “A disculpa no pedida, culpa admitida”, dijéramos en México. Castañón Ramírez se declaró culpable por sí mismo al rendir una aclaración que nadie en el país, ni siquiera en Chiapas, le pidió. Pero de acuerdo con las investigaciones el hijo del ex ministro de la SCJN tuvo -¿o tiene?- cuentas bancarias en Andorra e Islas Caimán. En ese contexto, fundó la empresa Antoine Trading, el 10 de junio de 2014, mediante una intermediaria colombiana de nombre Catalina Torrente Carrera que operaba desde la ciudad de Bogotá.

Dicha compañía fue dada de alta en la jurisdicción de Panamá, pero con domicilio físico en Beijing, China. Era, lógicamente, una empresa de papel. En el colmo del abuso, Noé Castañón hizo figurar como socios a sus tres hijos menores, en ese entonces de 3, 6 y 8 años de edad. Esa situación hizo que el matrimonio Castañón López se deteriora más de lo que estaba.

SECUESTRADOR

Eran las siete de la mañana del 22 de septiembre de 2016. Afuera de la casa, ubicada en la zona de Santa Fe, Delegación Cuajimalpa de la Ciudad de México, el transporte escolar hizo sonar tres veces el claxon para que salieran los niños. La señora Mayte López García salió todavía arreglando a sus dos hijos para que subieran al autobús. Cuando de repente fue atacada por cuatro hombres que la tomaron por los brazos y la metieron a su domicilio con uso de la fuerza. A los niños los subieron en una camioneta negra, custodiada por guaruras.

Mayte López García era la esposa del ex diputado local Noé Castañón Ramírez, que en vano pedía explicaciones a sus agresores. Hubo gritos, golpes, vidrios rotos y mucho llanto. Todo eso ocurría ante los ojos de otro de sus hijos que permanecía aún dentro del hogar.

Por medio de engaños a un juez del ramo familiar de la capital del país y en contubernio con el actuario del Juzgado Décimo Quinto de lo Familiar de la Ciudad de México, el junior Castañón Ramírez entró de forma violenta a la casa acompañado de varios guardias de seguridad de su padre. Sin mediar ningún razonamiento y sin presentar documentos legales, se llevó a la tercera criatura. Los niños Noé, Fernando y León Castañón López fueron trasladados por avión a Tuxtla Gutiérrez, y desde ese día no han vuelto a ver a su madre.

 

Pero eso no fue todo aquel trágico día. Relata la señora López García que su ex esposo abrió su automóvil y sustrajo un documento en el que un Ministerio Público del Fuero Común ordenaba a Noé Fernando Castañón Ramírez no acercarse a ella ni a sus tres pequeños en virtud de la violencia y amenazas que éste había ejercido contra ella y contra su propia familia.

En un vídeo de corta duración, difundido en noviembre de 2016, la joven madre cuenta que vivió sometida durante 12 años por su marido y que todo ese tiempo él la privó de ver a sus familiares. Además de que éste sostenía una relación sentimental con su secretaria, que fue su amante y cómplice, Karen Damaris Palacios Zenteno.

Por tales hechos, ¿de qué tanto presume Noé Castañón Ramírez si es un político de plástico, pues también le debe a su padre haber sido presidente del Comité Municipal del PRI en Tuxtla Gutiérrez y Vicepresidente de COPECOL?

Si algo tiene por qué estar orgulloso –digo- es por ser una celebridad de la defraudación fiscal y el secuestro. Pero es tanta la vanagloria y prepotencia de Noé Castañón Jr. que hasta se parece a la muñeca Barbie, que expresa su vanidad en tres características fundamentales: estar bien arreglada, ser delicada y tener mucho dinero. Y de paso, tener mente de plástico. ¡Chao!

@_MarioCaballero

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