21 Noviembre 2014
MARIO CABALLERO
RAFAEL GUIRAO: EL TEÓLOGO
Las giras de Rafael Guirao Aguilar por todo el territorio chiapaneco, es la más clara demostración de su orfandad: Hace lo que le pega su regalada gana, dilapida fortunas en la difusión de su nombre y de la Fundación Chiapas Verde, compra publicidad para divulgar sus necedades, invierte caudales del gobierno municipal en lo que bien puede entenderse como una ventajosa precampaña, exhibe su fe ante la vista de cualquier campana o templo protestante, promete lo impracticable, miente al resumir sus hazañas inexistentes como político y filántropo, y pasea su arrogancia y cinismo.
Hace unos días, en un evento de la cruzada Juntos en oración por Chiapas, en El Parral, Chiapas, dijo: “Se tiene como objetivo principal la promoción de los valores sociales como el amor a la familia, la integración y la solidaridad entre hermanos, beneficiando no solo a las iglesias y templos en el estado, sino también la formación de ciudadanos íntegros”. ¡Qué hombre! ¡Qué gobernante! ¡Qué obsequioso! ¡Y qué derroche de amor al prójimo!
Del análisis de la frase se pueden obtener tres características de la personalidad de Rafael Guirao: La primera, la incapacidad mental para crear frases retóricas o por lo menos lógicas, porque en el caso anterior no sólo hay errores de sintaxis y contradicciones contextuales, sino en toda su extensión es un torrente de aturdimientos verbales; segunda, la hipocresía, no puede hablar de un intenso amor y preocupación por los problemas de las familias cuando tiene abandonado a todo un pueblo que, entre muchas otras cosas, sufre la carencia de agua potable.
Y tercera, el cinismo, no puede hablar de dedicar dinero, tiempo y esfuerzo en formar a hombres y mujeres íntegros cuando él no lo es, sería un profundo contrasentido aceptar que “de lo malo puede salir algo bueno”. Además, una persona con buenos principios y valores no es irresponsable con sus funciones, tampoco corrupta, ni viciosa, así como él que ocupa un puesto que no entiende y cuyas responsabilidades ignora.
GÁLATAS 6:7
No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Gálatas 6:7, Versión Reina-Valera (1960).
Rafael Guirao va de obstinación en obstinación. Primero fue la popularidad, por la que gastó cantidades obscenas de dinero para promocionar su imagen en televisión, radio, prensa escrita y anuncios espectaculares, que al final le concedió el apodo de Rey de los spots. Y ahora se cuelga de la fe y el cristianismo.
Es impresionante el descaro de Guirao. La palabra vergüenza no existe en su vocabulario. Hoy dice hablar con Dios, orar con otros, junto a otros, cantar coros en templos cristianos, ofrecer ayunos como sacrificio vivo y santo al Todopoderoso, leer la Biblia y recorrer el estado con la encomienda de socorrer al menesteroso y ayudarlo a volver de sus malos caminos.
Lo de Guirao es un caso clínico. ¿Quién le cree? ¿Quién tolera sus humoradas? En cada evento político-cristiano propone un cambio de vida, estar preocupado por las necesidades de las familias, desplegar acciones de apoyo y esforzarse por lograr el desarrollo de Chiapas, y eso sólo -según palabras del teólogo Guirao- se logrará con la ayuda y las bendiciones de Dios.
¡Qué farsante! Un creyente o un hijo del Altísimo para ser tenido como tal debe tener ciertas características que además den testimonio de una nueva vida en Cristo, como ser irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, amable, apacible, no avaro, que gobierne bien su casa, entre otras (1 Timoteo 3:1-7). Abono unos datos para desenmascarar a este embustero, a este lobo vestido de oveja:
1. Irreprensible.
Rafael Guirao ha hablado hasta el cansancio de ser responsables con nuestras familias, con nuestro entorno y con nosotros mismos, sin embargo, Chilón, el municipio que gobierna, está hecho trizas por ineptitud, corrupción, represiones y culto a la impunidad. Su irresponsabilidad como alcalde es la causa de la ira del pueblo, que testifica el abandono de Guirao, que nunca está en su oficina por estar de campaña política (quiere ser gobernador de Chiapas) con la Fundación Chiapas Verde.
El reproche hacia Guirao es unánime, toda la sociedad chilonense se queja de la falta de obras en el municipio, de la escasez de alimentos y del impedimento a los servicios básicos como agua, luz eléctrica, drenaje y de salud.
2. No codicioso.
En la pelea entre Juan Manuel Márquez y Timothy Bradley, el 12 de octubre de 2013, el alcalde Guirao compró publicidad por un valor de 50 mil dólares, consistente en imprimir la leyenda de Chiapas Verde en los calzoncillos del boxeador mexicano.
Por la ambición de ser gobernador del estado, Guirao ha prodigado los recursos de Chilón en fiestas, borracheras, orgías, publicidad, viajes como el que hizo a Las Vegas, Nevada, a propósito de la pelea de box, viáticos para la gente que lo acompaña a sus giras políticas con la fundación, obsequios para las familias de los municipios que visita, y todo esto a costillas de las cientos de familias que sufren de hambre, por no tener agua para beber y hasta por la carencia de una simple pastilla para curar la fiebre o la diarrea.
3. Que gobierne bien.
Lo peor de Guirao es el desgobierno que motiva en Chilón. Es inepto. No sabe gobernar. Recientemente, la SEDESOL dio a conocer los resultados de un estudio micro regional aplicado en ese municipio, y los detalles son sorprendentes: cerca de 50 mil personas no tienen posibilidades de una alimentación continua; el 42.56 por ciento de la población, es decir, 52 mil 785 personas tienen un grave rezago educativo; 39 mil 804 habitantes están sin acceso a los servicios de salud; 113 mil 574 chilonenses no cuentan con los servicios básicos en la vivienda y otros 56 mil no tienen medios para procurarse la alimentación.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, juzgó la pobreza de Chilón como alarmante. Y ante las cifras, Rafael Guirao es indiferente, no le importa la gente, ni fortalecer la economía, ni impulsar el desarrollo, ni sacar del atraso a la counidad, ni hacer inversiones en obras públicas. La injusticia social permea los sectores más vulnerables de esa sociedad, donde más de 118 mil 180 habitantes viven en pobreza extrema.
Y el manoseo a las arcas del pueblo es descarado, pues con los recursos públicos paga la publicidad con la que se presenta ante toda la sociedad chiapaneca como el gobernador que realmente se merece Chiapas. También el gasto de las giras de trabajo de la fundación se carga al presupuesto de Chilón. ¿Y quién se le opone? Al menos no la medida de austeridad del gobernador Manuel Velasco Coello.
4. No dado al vino, sobrio, marido de una sola mujer.
En las últimas horas del 24 de abril de 2013, dos días después de que organizaciones defensoras de los derechos humanos llegaran a Chilón a comprobar el clima de violencia, Juan Vázquez Guzmán, luchador social ligado al zapatismo, fue asesinado de cinco tiros en la puerta de su casa.
El suceso fatal alcanzó altos niveles de indignación moral. A la sazón, decenas de personas acudieron a la presidencia municipal para solicitar la intervención de la autoridad y regresaron al lugar de los hechos con la noticia de que el alcalde andaba de gira con la fundación, pero fuentes cercanas a Letras Desnudas afirman que Rafael Guirao estaba ahogado en alcohol, rodeado de mujeres, en compañía de sus amigos, en un tugurio a las afueras de Tuxtla Gutiérrez.
Y mientras el edil Guirao Aguilar coqueteaba y bailaba al ritmo de la mesa que más aplauda, la familia de Juan Vázquez lloraba alrededor del cadáver y los asesinos huían en una camioneta roja, para nunca ser localizados.
Leonardo Rafael Guirao Aguilar no es cristiano, tampoco un humanista. Guirao es un cínico que viola las leyes, que hurta los recursos de Chilón para pagar los gastos de lo que insiste en llamar acciones sociales, cuando es una auténtica campaña proselitista.
Si bien es cierto que los mentirosos medran, no es el caso de Rafael Guirao porque hasta para mentir es inútil. Es urgente que el Congreso del Estado ponga orden en Chilón y audite las cuentas del alcalde, porque la corrupción es palpable.
Dice un refrán que “El que juega con fuego, termina quemado”. Y el segundo mandamiento: “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano”. Lo que está haciendo Rafael Guirao bajo el nombre de Dios, es cavar su propia sepultura.
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