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LETRAS DESNUDAS

23 Diciembre 2017

MARIO CABALLERO

EL TÍTERE Y EL TITIRITERO

No se necesita ser un obsesivo de la política chiapaneca para saber que el diputado perredista Diego Valera es una suerte de parodia grotesca de los peleles del poder originales. Karl Marx decía que a veces la historia se repite dos veces, primero como tragedia y después como farsa. Si Yassir Vázquez Hernández fue el títere de Juan Sabines Guerrero, él lo es de Pablo Salazar Mendiguchía.

Recientemente anunció su intención de buscar la candidatura del Partido de la Revolución Democrática y representar a la coalición ‘Por Chiapas al Frente’ para contender por la gubernatura del estado. Y propuso: “Tengo la firme intención de conformar un Consejo Ciudadano que tome las riendas, el control y la definición del rumbo de nuestro estado. Manifiesto mi deseo para ser el conciliador de mi tierra y de mi gente, para sentar en una sola mesa todas las voces, de la diversidad y pluralidad que engrandecen a Chiapas”.

¡Cuánto cinismo! El simple hecho de que quiera ser candidato a gobernador del estado es una burla. Decir que él puede conciliar las diferencias entre los chiapanecos es un insulto a nuestra inteligencia, sobre todo porque conocemos su indiferencia ante la gente pobre, su incapacidad para generar propuestas, falta de talento, avaricia y corrupción.

Al igual que él, Yassir Vázquez también aspiró a ser gobernador de Chiapas pero tenía incluso mayor experiencia que él. Pues durante el gobierno de Juan Sabines (2006-2012) fue Coordinador de Atención Ciudadana, luego Subsecretario de Relaciones Públicas en la Secretaría de Gobierno y en junio de 2008 fue nombrado titular de la Secretaría de Desarrollo Social en el estado. “Haiga sido como haiga sido”, en 2010 ganó la Presidencia Municipal con una amplia diferencia de votos frente a su más cercano oponente.

Obviamente no fue un buen gobernante. Realizó proyectos que terminaron siendo carnada para la rapiña. Por las complicidades políticas, corrupción, abusos, impunidad y demás pillerías, Yassir quedó convertido en uno de los peores alcaldes que ha tenido la capital del estado en la historia reciente. Al final de su gestión, protegido por Sabines Guerrero, abandonó el cargo dejando una deuda para la comuna de más de 900 millones de pesos.

Ahora bien, ¿para qué quiere ser gobernador Diego Valera? O mejor aún, ¿quiere más corrupción o más oportunidad de participar en ella?

RADIOGRAFÍA

Diego Valente Valera Fuentes dice estar orgulloso de ser de la costa de Chiapas, pero en realidad nació en Tuxtla Gutiérrez el 1 de diciembre de 1984. Es hijo del “escritor” José Antonio Valera Saa y de Cruz Higinia Fuentes. Es el menor de cuatro hermanos, está casado con Olga Valenzuela y tiene un hijo que en el nombre lleva la penitencia: Diego.

Dio sus primeros pasos en la política en 2001, como presidente del Comité Ejecutivo Municipal del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) en Unión Juárez. Con 20 años cumplidos, en 2005, perdió humillantemente en la contienda electoral por la presidencia municipal de dicho municipio. En 2008 y 2009, fue coordinador de delegados en la Secretaría de Economía de Chiapas, durante el gobierno de Juan Sabines.

De 2009 a 2010, se desempeñó como director de Comercio Interior y Exterior en la misma secretaría. Después de eso fue asesor del entonces senador Manuel Velasco Coello en la LXI legislatura, puesto que ostentó hasta mediados de 2011. Ese año lo nombraron subsecretario general de gobierno en la Región Sierra Mariscal, que dejó al finalizar la administración pasada.

Muchos tal vez se sorprendan por su currículum, pero ciertamente Diego Valera sólo fue un comodín que ocupaba las plazas mientras encontraban a alguien mejor para ejercerlos. De ahí que no haya nada bueno que contar de su gestión, salvo que fue parte del gobierno que endeudó a Chiapas con más de 40 mil millones de pesos.

Como muchos otros sabinistas que buscaron refugio detrás del fuero constitucional para evadir la justicia, Diego Valente fue electo diputado local en la LXV legislatura en el Congreso de Chiapas. Su primera experiencia en un cargo legislativo fue como el suave viento que acarició los lacios cabellos de Juárez, sin olor ni hedor ni nada. No se molestó por escuchar las necesidades de la gente. Nunca impulsó una iniciativa. No debatió los proyectos de ley, sino aplaudió y participó en los abusos de esa legislatura. Sólo se dedicó a cobrar un sueldo sin trabajar y a trabar negociaciones políticas en lo oscurito.

El 11 de diciembre de 2013, el gobernador Manuel Velasco lo nombró titular de la Secretaría de Pesca y Acuacultura, dependencia que fue una ruina durante su corta administración.

A principios de noviembre de 2016, al mediodía, mientras Diego Valera comía un rico coctelito vuelve a la vida en Puerto Arista, una persona llegó y le increpó por un presunto fraude de más de 5 millones de pesos. El bochornoso episodio fue grabado a través de un teléfono celular y luego puesto en las redes sociales.

“El reclamo es que este diputadillo que tenemos acá defraudó a mi gente lo de unos proyectos de pesca. Cuando estuvo acá hizo desastres en la Costa. ¡No huyas, cobarde! ¡Eres una rata! (gritó cuando el diputado Valera salía del lugar). Con 21 proyectos de 240 mil pesos me defraudó en la zona Costa y me mandó a un negociador para que me dieran lo que era de cinco proyectos. Le dije que no aceptaba, que no negociaba con político nefastos como él”, dijo quien se identificó como Augusto Pérez López, de la empresa Agromarth.

Al respecto, dichos proyectos serían destinados para apoyar a personas de bajos recursos de los municipios de Tapachula, Mazatán, Tuzantán, Acacoyagua y Pijijiapan. Pero no fue esa la única acusación, pues un grupo de pescadores denunció que Valera Fuentes abandonaba sus responsabilidades en la secretaría y despachaba los asuntos desde Tuxtla Gutiérrez, o bien, siempre andaba de viaje en la Ciudad de México con el pretexto de hacer gestiones para la obtención de recursos.

Por si fuera poco está señalado de llenar de aviadores la nómina de la secretaría y del desvío de 25 millones de pesos que pertenecían a decenas de proyectos acuícolas y pesqueros que Diego Valera nunca entregó a los beneficiarios a pesar de estar aprobados. Se cuenta que utilizó el dinero de la dependencia para financiar su campaña política hacia la diputación federal que hoy ostenta.

En 2015 fue electo diputado federal por el distrito VII de Chiapas, bajo las siglas del PVEM. Rindió protesta el 1 de septiembre de 2015. De acuerdo con el portal www.curul501.org, no hay ninguna iniciativa con las que se relacione o hayan sido propuestas por Diego Valera, es decir, es un parásito que vive del erario público. Actualmente, gana un sueldo mensual de más de 121 mil pesos, que al año suma alrededor de un millón 500 mil.

¡AYÚDEME!

Uno de los evangelios relata que durante la celebración de La Pascua, Jesús de Nazaret les dice a sus discípulos que uno de ellos lo traicionaría. Manuel Velasco Coello le abrió las puertas del partido a Diego Valera y, además, le dio responsabilidades y lo ayudó en el salto hacia la Cámara de Diputados en San Lázaro, pero sin saber que estaba alimentando a un traidor.

En noviembre de 2016 se celebró un evento político encabezado por el ex gobernador Pablo Salazar Mendiguchía, que ante las caras impacientes de sus invitados, dijo: “No tarda en llegar el invitado. Hay que escuchar cuáles son sus intenciones”.

Efectivamente, minutos después un joven de cabellos rizados y ojos verdes descendió de una camioneta blanca tipo Suburban. Fue saludando uno a uno hasta que llegó al lugar donde estaba sentado Salazar. El saludo fue distinto a los demás, con mucha más efusividad y cariño. Pablo y Diego Valera se fusionaron en un largo abrazo. Ahí Valera le dijo al oído al ex gobernador: “¡Ayúdeme!”.

Luego, tomó el micrófono y soltó el beso de Judas: “Quiero ser gobernador de Chiapas. Como yo, sé que ustedes no quieren a los verdes. Por eso vengo a decirles que en los próximos días me declararé diputado independiente”. Se dice que durante quince minutos Diego Valera Fuentes habló de su proyecto a la gubernatura y de la pésima administración de su tutor, Manuel Velasco Coello.

Este es Diego Valera, que al buscar adueñarse de la candidatura perredista al gobierno del estado, está representando los intereses políticos del peor ex gobernador que ha tenido Chiapas: Pablo Salazar. El títere y el titiritero. ¡Chao!

@_MarioCaballero

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