sábado , noviembre 23 2024

LETRAS DESNUDAS

20 Enero 2018

MARIO CABALLERO

YO TAMBIÉN

Si alguien le pregunta “¿cuántos feminicidios han ocurrido los últimos años en México?”, la única respuesta a la mano es “no lo sé”. Pero ignorarlo no es motivo para sentirse apenado porque nadie puede saberlo, ni usted, ni el gobernador del estado, ni el secretario de gobernación, ni el alcalde del municipio donde vive, ni el procurador general, ni los medios de comunicación, ni las organizaciones feministas y tampoco las defensoras de los derechos de las mujeres. Nadie.

¿Por qué? Porque según las autoridades no existe información suficiente “para distinguir con certeza entre el homicidio de una mujer y un feminicidio”. Es decir, alegan a que la información de contexto que se da a conocer junto con los datos personales de la víctima es demasiado exigua y deficiente, y que por eso poco o nada sabemos del asesino y cómo fue que cometió el asesinato. Aunque a la verdad esto suena más a una excusa para ocultar la dura realidad del país que a un axioma jurídico.

Sin embargo, se calcula que de las 26 mil 266 mujeres que fueron asesinadas en México entre 2004 y 2016, a 8 mil 913 las mataron simplemente por ser mujeres. Es un promedio de 686 feminicidios al año, 57 cada mes y casi dos al día.

Conoce primero los hechos y luego distorsiónalos cuanto quieras, decía Mark Twain. Ese consejo le ha funcionado bien al gobierno que excusándose en “la falta de información confiable” ha logrado minimizar la importante cifra de feminicidios e impedido la activación de la Alerta de Violencia de Género en muchos estados, incluyendo Chiapas.

GLORIA

En diciembre, la revista TIME escogió como personajes del año a las protagonistas de la campaña #MeToo, que protesta contra el acoso y la violencia hacia las mujeres. Son auténticas guerreras que sin intereses políticos ni respaldadas por ningún partido vienen luchando por acabar con ese flagelo que año con año aumenta el número de víctimas.

Una de esas valientes protagonistas es Cristina Rivera Garza, que ha encontrado un concepto práctico para describir a quienes huyen de los problemas colectivos: “indiferencia militante”. Ese concepto nos incluye a todos, no sólo al gobierno que al final de cuentas suele ser el más beneficiado. En dos palabras podemos saber que la apatía ante la calamidad del feminicidio no siempre proviene de la desidia, pues en muchas ocasiones se necesita de mucho esfuerzo para evadir toda responsabilidad.

Por ejemplo: Si de casualidad un día nos encontramos que en la sección de nota roja se informa del asesinato de una mujer en manos de su esposo o novio o cualquier otro hombre, leemos de rapidito para satisfacer nuestro morbo y pasamos a la siguiente página. En vuelta de unos segundos nos olvidamos del nombre de la fallecida y llegamos a la condenada conclusión de que “¡qué mala onda que pasen esas cosas!”. Nada más.

Según las estadísticas del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en México ocurren más asesinatos de hombres que de mujeres. Entonces “¿por qué se habla tanto de feminicidio?”. Ese es un argumento común de la indiferencia militante, mayormente utilizada por el gobierno, pero la verdad es que estamos frente a un falso dilema.

Aunque toda muerte es reprobable, lo significativo en los feminicidios es que son causados por la agresión del género: la condición vulnerable, sumisa y “reemplazable” de las mujeres. Más claramente lo dijo Irene Tello Arista, directora de la ONG Impunidad Cero: “No es lo mismo hablar de asesinato de mujeres por razón de su sexo, que hablar de asesinatos en general”.

Paso a la muerte de una mujer que indignó a todo Chiapas. El martes 16 de enero de 2018, la joven Gloria Castellanos Balcázar fue encontrada dentro de un pozo y sin vida en Tuxtla Gutiérrez. El móvil oficial del crimen fue el robo.

Tenía sólo 24 años. Salió el viernes 12 de enero alrededor de las tres de la tarde para recoger unas bases de pirotecnia en el salón de fiestas Al Jabal, ubicado en la colonia Lomas de Mactumatzá.

Era una muchacha alegre, estudiosa, emprendedora, que tenía grandes planes para su futuro. Sus amigos cuentan que siempre tenía una mano dispuesta para ayudar. Nunca la vieron triste ni quejumbrosa. Dicen que su sonrisa era contagiosa y que en sus ojos estaba el brillo de una vida que empezaba a florecer. Pero, desafortunadamente, Gloria corrió la misma suerte que la de tantas otras jóvenes que teniendo un destino por delante se topó con lo peor de la humanidad. Lo suyo fue un crimen de género.

Las muchas flores que cubrieron su ataúd dan cuenta del aprecio que le tenían amigos y familiares. Su asesinato no es una excepción en Chiapas. De acuerdo con datos del Colectivo de Mujeres (Colem), el año pasado se registraron 120 feminicidios en el estado y cuatro en los primeros quince días del presente año: uno en el municipio de Cacahoatán, otro en Arriaga y un tercero en la región Altos de Chiapas. El de Gloria fue el cuarto.

Al llegar al lugar, Gloria bajó de su camioneta para recoger dichas bases de pirotecnia y fue entonces que en un momento de descuido la golpearon por la espalda. El agresor, de nombre Octaviano “N”, la amagó poniéndole una navaja en el cuello y la despojó del teléfono celular, un Ipad y de varias tarjetas bancarias. A punta de empujones y golpes, la encerró en un cuarto donde la mantuvo atada. En el ataque fue apoyado por su pareja Rocío Esmeralda “N” y Carlos “N”, que se quedaron a vigilar mientras él fue al cajero automático.

Pocos minutos después volvió Octaviano al salón de fiestas y asfixió a Gloria con un cable. No pudo retirar el dinero de las tarjetas y dejó el Ipad en una casa de empeño.

Carlos fue el primero en ser detenido. Lo capturaron elementos de la Fiscalía General del Estado cuatro días después de cometer el asesinato. Una eficiente investigación que implicó la realización de entrevistas a familiares, amigos y compañeros de Gloria, así como análisis de circuitos de cámaras de vídeo-vigilancia en la zona del feminicidio, permitió dar con su paradero.

Carlos declaró que nada más había participado en la desaparición del cuerpo, que Octaviano le había pedido que lo ayudara a cargar un bote de basura pero que él nunca supo lo que éste contenía. Pero con el arresto de Octaviano y Rocío Esmeralda, el jueves pasado en el municipio de Simojovel, se supo toda la verdad.

Metieron el cuerpo de Gloria en el bote de basura y lo arrastraron hasta un pozo que hay en un lote baldío ubicado a cien metros del salón de fiestas. Ahí fue encontrado a una profundidad de veinte metros. Solamente un animal es capaz de cometer tan salvajes actos.

#MeToo

Si la cifra de feminicidios en el país va en aumento, ¿por qué no se activa la Alerta de Violencia de Género en las entidades donde hay mayor incidencia?

Más allá de que eso pueda provocar una significante disminución en el turismo y por consecuencia problemas económicos para la entidad que se ve obligada a invertir dinero del erario para el diseño, implementación, desarrollo, supervisión y mantenimiento de las estrategias para combatir los feminicidios, desacredita a los gobernantes por ser incapaces de brindar seguridad a este importante sector de la comunidad.

Patricia Mora Herrera era maestra de una escuela del estado de Puebla, donde había formado el equipo de ajedrez y los equipos de basquetbol y fútbol tanto varonil como femenil. En su colonia era parte del comité vecinal y organizaba rondines de vigilancia. Consciente del peligro que asechaba a las mujeres, pidió que se reforzara la presencia policiaca, pero el representante de la Fiscalía estatal, Marcos Sánchez Reyes, le advirtió: “Te pido que no hables, que no digas nada porque por tu culpa la averiguación se verá comprometida”.

El 11 de noviembre de 2017, fue encontrada desnuda y sin vida a ochenta metros de su casa. La parte oficial dijo que se había tratado de un robo, pero había indicios de agresión sexual. Patricia habló en vida y las autoridades desoyeron. Ahora su hermano lo hace después de su muerte.

Desde el año pasado la Aleta de Violencia de Género está activada en siete municipios de Chiapas, a pesar de eso las mujeres siguen muriendo. La muerte de Gloria Castellanos hizo que miles de mujeres salieran a exigir justicia y un alto a los feminicidios en el estado al grito de “Ni una más”. despertaron de esa indiferencia militante.

Si la revista TIME honró en su portada a quienes rompieron el silencio con la campaña #MeToo. Es hora de que nosotros digamos: #YoTambién. ¡Chao!

@_MarioCaballero

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

trece + 9 =